Carmen es mucha Carmen. Sincera hasta la médula, demuestra que ella está por encima de todo. Hoy estrena «Oh! Mammy Blue», en la que encarna a una joven de 70 años. Aunque ella dice que de joven, nada: «Me siento muy abuelita»
30 jun 2018 . Actualizado a las 14:29 h.No me apetece nada hablar de Mujeres al borde de un ataque de nervios», zanja Carmen Maura cuando se aborda esa película que le dejó tan mal sabor de boca. No dice lo mismo de Almodóvar, con el que tiene una relación complicada, aunque todavía no la da por finiquitada: «Yo no pongo punto y final a nada», sentencia una gran actriz que nunca pensó en su carrera y que no termina de considerarse tal cosa: «Porque a veces, como no encontraban a la que querían exactamente, me llamaban a mí». Y vaya si acertaron.
-Tu papel protagonista en «Oh! Mammy Blue», Laura, es una joven de 70 años. ¿Tú también lo eres con 72?
-Bueno, María Pujalte también tiene un papel muy importante. Yo no, no. Yo me encuentro muy abuelita. Voy de un sitio para el otro y todo lo que quieras, pero me siento con mi edad, con sus ventajas y sus inconvenientes.
-¿Ventajas como cuáles?
-Pues que sabes mucho más, llevas una vida mejor y es más llevadero. Si lo has tomado bien y entiendes de qué va el tema, esa es la ventaja que tiene. Que te sientes más libre, haces lo que te da la gana, dices lo que te da la gana...
-Y te quitas la vergüenza también, ¿no?
-Sí, te preocupas menos por las tonterías, ¿sabes? Todo eso, son un montón de cosillas. Esas son las ventajas. ¿Los inconvenientes? Pues eso, que tu cuerpo ya no es el mismo, que tienes siempre algún achaquillo que otro.
-No se te notan, estás estupenda.
-Tengo 72 años. Además le digo a todo el mundo la edad que tengo, prefiero que se sepa. De hecho casi siempre he dicho mis cumpleaños en televisión, y a la gente cuando me para por la calle. A la mínima, digo mi edad, porque la verdad es que me siento muy orgullosa de haber llegado hasta aquí de buen humor.
-¡Y además vuelves hecha toda una roquera!
-Bueno, total, ja, ja. He hecho lo que he podido. Ella digamos que fue una cantante importante, pero ya está mayor. Yo puse todo, trabajé todo lo que pude, lo he intentado hacer lo mejor posible, pero no es fácil. Pero vamos, yo creo que es tierno el personaje al final, y se le ve que tiene buena intención.
-En la peli revolucionas la residencia, les hablas de la marihuana, les montas un grupo de música... ¿Eres así tú, muy de revolucionarlo todo?
-Pues no, yo creo que si estuviera en una residencia intentaría no hacer mucho ruido, pasaría más o menos desapercibida para que me dejaran en paz. No, no soy así.
-Mantienes tu identidad en secreto hasta que aparece un plan incondicional y se te complica la cosa. Te habrá pasado muchas veces que en la vida real querías pasar desapercibida...
-Bueno, cuando quiero pasar desapercibida lo consigo. Hombre, por la calle sí me pueden reconocer alguna vez. Pero yo me he acostumbrado ya en plan positivo, porque al principio cuando empecé a ser popular lo pasé un poco mal porque no me iba nada, no me sentía identificada y no era una cosa que yo esperara. Fue un poco complicado, pero ahí es cuando empecé a pensar de manera normal qué era lo que más me convenía y lo que menos para ser un poco feliz. Entonces me acostumbré completamente a que la gente te pare y todas esas cosas, no tengo ningún problema con eso ya.
-Parece que el destino, lo que nos toca vivir, es muchas veces lo contrario a lo que pretendemos. Porque me estás diciendo que eres una persona a la que le gusta pasar desapercibida, y fíjate en quién eres.
-Sí, pero por otra parte me gusta mucho hacer papeles, hacer funciones, personajes. Pero es que me gusta mucho mi soledad, y la tengo, la consigo. Si quiero estar sola, estoy sola.
-Ya que haces de roquera, ¿a ritmo de qué rock bailabas tú en tu juventud?
-Al ritmo de que me dieron una cantante que había hecho dos canciones que tenía yo que hacer y simplemente la imité. Pero no he sido para nada nunca lo que era ella, ni el rock es una música que me guste especialmente, pero me hice a ello. Pensé que era imposible, pero fueron muchas horas de escucharla para poderla encajar bien, que es lo que hice, encajar la canción que ella canta. Y al final ya me divertía y todo, ja, ja.
-¿Nunca dijiste no por miedo?
-¿Por miedo? No. Es que los personajes me imponen, me dan cosa, pero miedo, miedo no me dan. Lo que pasa es que, además, lo hicimos todo muy rápido, no tuve todo el tiempo que me hubiera gustado tener para prepararlo, y por eso fue un poco más pesado. Pero vamos, bien. Es que ya hace mucho tiempo que la hice. Mira, después de esta hice tres películas más. Tengo pendiente de estreno una catalana que se llama Gente que viene y bah, otra francesa que se llama El día de la madre, que va a ser ahora el estreno en Francia, otra que he hecho con Brasil que se llama Venecia y alguna más hay por ahí que no he estrenado, pero estas son las más recientes.
-Contigo no se cumple eso de que con la edad las actrices trabajan menos.
-No, yo de siempre he tenido esa suerte. Desde que decidí ser actriz es verdad que tampoco he sido la típica exquisita de decir: «Esto no lo hago por no sé qué...». He hecho muchas cosas bien y otras cosas que no estaban tan bien, pero nunca he estado parada, eso es verdad. Siempre he pensado que, aunque no fueran las cosas ideales, era mejor trabajar que no trabajar, así que siempre he tenido trabajo. Yo creo que también es porque sirvo igual para un roto que para un descosido, ¿sabes? Igual puedo hacer una cosa que otra.
-Eres muy camaleónica.
-Sí, me puedo disfrazar. Ya me ha pasado a veces que, como no encontraban a la que exactamente querían me llamaban a mí, sobre todo al principio.
-Pero a día de hoy eres una de las grandes actrices de Europa.
-Bueno, es que eso... Lo de ser buena actriz depende. Hay gente que de repente un día hace un trabajo fenomenal y al día siguiente haces otra cosa y no te sale tan bien. No es como si dices los músicos, los escritores... Eso es otra cosa.
-Lo has conseguido.
-He conseguido muchíííísimo más de lo que yo pensaba. Pero porque he empezado muy tarde además, empecé con 25 y no tenía yo mucho apoyo en ese sentido.
-¿Fueron duros los comienzos?
-Fueron duros, pero como yo a la vez tenía una vida personal que era muchísimo más dura que la vida de actriz no la recuerdo como una época dura, sino como una época en la que más bien esto me servía de relax y de risas. Luego como no me preocupaba demasiado lo que se llama la carrera, porque no pensaba que yo podía hacer nada por mi carrera, al estar relajada tuve mucha suerte de estar muchas veces en el sitio y en el momento oportuno.
-Todo se disparó después de que Tola te dijese aquello de «Nena, tú vales mucho».
-Claro, también. Me cogieron por casualidad porque necesitaban una actriz que fuera natural, pero que fuera desconocida. Y entonces yo reunía esas dos condiciones. Si hubiera sido conocida en aquel momento, no hubiera valido porque tenía que decir muchas mentiras y la gente tenía que creer la historia que yo contaba. Tuve esa suerte de ser desconocida y de ser natural.
-Con «Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón» marcaste un antes y un después en la movida madrileña.
-La marqué yo y la marcamos todos lo que hicimos esa película.
-Ya veo que eres muy compañera, que siempre pones por delante a los actores que trabajan contigo.
-No, pero le doy a las cosas la importancia que tienen. En realidad, cuando Pedro Almodóvar me trajo el guion de Pepi, lo primero que le dije es: «Me parece un poco ordinario». Pero él me convencía siempre, porque además él me hacía reír mucho y eso es una gran baza conmigo.
-¿Fue Almodóvar el que te abrió a la movida?
-En ese momento yo tenía un problema enorme con mi divorcio, con mis hijos y todas esas cosas, y no era nada moderna. Pero el mundo este que conocí con Almodóvar era mucho más divertido que el que yo conocía. Y luego al ver a la gente que iba vestida como le daba la gana y que hacía la vida que le daba la gana... Yo que sé, para mí al principio todo eso tuvo mucho más de juego que de sentirme responsable de una carrera. Yo sentía que se me daba bien, que por fin se me daba bien una cosa. Y eso me daba mucho gusto, pensar que una cosa que me divertía tanto hacer pudiese ser una profesión.
-Tú dijiste que Almodóvar no tenía que haber escrito para ti «Mujeres al borde de un ataque de nervios».
-Pues no sé por qué comenté eso, pero en este momento no me apetece nada hablar de esa película.
-Será por películas... «Volver» fue vuestro gran reencuentro, ¿o no?
-Bueno, más que un gran reencuentro me ofreció un papel y lo hice. Pero, vamos, no fue una cosa así que produjera un gran cambio en nuestra relación. Me dio un papel muy bonito, y yo le hice exactamente lo que él quería. Eso es todo.
-¿Le pusiste el punto y final a esa relación?
-Yo no pongo punto y final a nada.
-Con Álex de la Iglesia también formaste un tándem especial.
-Bueno, hice con él una película maravillosa que fue La comunidad. Y luego Las brujas de Zugarramurdi y eso... con él también me lo he pasado muy bien.
-Siempre tuviste vocación, pero nunca fuiste a un curso de interpretación ni nada por el estilo.
-No, porque claro, cuando me metí en esto ya tenía 25 años y tenía que ganarme la vida. No tuve tiempo para eso ya. Y además es que te digo, yo ya había hecho funcioncitas con mis amigas y ya se me daba bien, y no le daba demasiada importancia. Tampoco me identifico con esas vocaciones de hacer grandes sacrificios o de querer llegar a sitios concretos. Yo nunca quise llegar a ningún sitio en concreto.
-Y mira lo lejos que llegaste.
-Sí, yo creo que es también por eso... En este trabajo dependes tanto de la suerte, ¿sabes? Y de estar en el sitio oportuno y en el momento indicado, así que más vale no preocuparse mucho de querer llegar a un sitio o a otro porque vas a estar la mitad del tiempo frustrado.
-A lo largo de tu carrera has dado muchas primeras oportunidades. ¿Te gusta?
-Más que que me guste, es que, como saben que me lo leo todo, se me dirigen muchos primeros realizadores, y no me importa nada. Sobre todo que es que a mí no me parece más riesgo trabajar en una primera película que con la película cincuenta y dos de un director famoso. O sea, hay el mismo riesgo en las dos cosas. Nunca me han atraído de manera especial ni les he dado más importancia porque un señor fuese más famoso que otro. Es que tengo una vocación muy rara. Tú ves a alguien que está luchando por hacer su película, y eso me da ternura. Si de repente el director me cae bien y me gusta lo que ha hecho no lo encuentro que sea raro, he hecho tantas precisamente por eso, porque no le doy importancia. Si es una película que es una primera película y no está bien, no la ve ni Dios. Pero si es una película con un famoso, ya aunque sea una mierda, la ven hasta en Japón. Esa es la diferencia.
-¿Tienes algún truquillo para estudiar tanto guion?
-Lo que soy es muy obsesa. Igual que, por ejemplo, si me dan para hacer una loca no me voy a un sanatorio de locos, sino que acudo a mi chip de mi cabeza, que tengo recuerdos de muchas cosas y he visto muchas películas, con el texto soy muy, muy exigente. Me parece que lo más molesto es memorizar, es como cuando eras pequeña y estabas en el colegio. Pero soy muy dura conmigo misma en ese sentido, así que me pongo a ello y no me dejo tranquila hasta que no me lo sé. Una vez que me lo sé ya soy feliz y puedo ensayar y disfrutarlo. No soy partidaria de la improvisación porque en el cine está todo medido, depende de mucha gente cada plano. A no ser que me lo pida expresamente un director.
-Hablando de trucos, el tuyo del mentol para llorar...
-Yo ya les dije en El Hormiguero cuando lo enseñé: ¡Os van a quedar los ojos hechos una mierda! Y Candela Peña, que le gusta llorar de verdad, no le salía con el mentol. A mí es que no me gusta ponerme triste en el trabajo, me da mucha pereza, ja, ja.
-Ya hace que no te vemos en series.
-En principio tampoco he tenido mucho tiempo libre ni he tenido ninguna que de repente me ofrezcan y me guste más que lo que tengo que hacer o lo que estaba haciendo. No es una cosa que eche de menos, francamente. Además la televisión ahora está complicada, se trabaja muchas horas. En el cine por lo menos cambias de cosa. Ahora lo que voy a hacer es irme a París a preparar durante unos días y luego al sur de Francia a rodar una película preciosa, como un cuento, que se llama Mi familia y el lobo en español. Van mezclados dibujos animados y la dirige un catalán, pero la producción es francesa. Y después voy a hacer teatro, empiezo a ensayar el 6 de agosto. Es una función que se llama La golondrina, y voy a debutar en El Escorial. Cuando yo era pequeña era como mi pueblo, y he pasado allí mis veranos de adolescente, es un sitio al que le tengo muchísimo cariño y por eso pedí empezar la gira allí, porque sé que me va a dar buena suerte.
-¿Y te veremos por Galicia?
-Lo primero que voy a hacer es la gira, porque es lo que más me interesa. Hace mucho tiempo que no voy por España, y pararé en Galicia seguro, seguro.
-En televisión sí apareciste en alguna entrevista.
-Sí. Cuando hago una entrevista, me suele quedar bien. Creo que es una manera muy buena de contactar con la gente, y con una entrevista a veces te conocen más que con diez películas.
-Sí, pero diste una en concreto en la que contaste la violación que sufriste.
-No te voy a hablar de eso, te lo digo desde ya.
-Bien, pero sabes que ahora muchas actrices están denunciando abusos en los sets de rodaje.
-De verdad, cogéis un tema y ya no lo soltáis, qué barbaridad. Dime, ¿qué quieres saber?
-Aunque tu episodio fue en el ámbito personal, ¿viste o sufriste alguna de estas situaciones que denuncian muchas de tus compañeras?
-Yo sé perfectamente que pasaban esas cosas, como lo sabíamos todo el mundo, vamos. Y yo lo que pasa es que si he tenido una cosa así, pues no he querido. Y ya está. A mí lo que me parece es que hay que tener cuidado con lo que se denuncia, cómo se denuncia, porque últimamente se nombra a una persona y ya se le ha jodido la vida. Que está muy bien que salga todo, pero a veces hay una exageración de apuntarse al carro. Todo el mundo sabía que esos abusos existían, no era ningún secreto.
-Con la energía que tienes, creo que nos queda Carmen para rato, ¿verdad?
-Sí, pero no te creas. A mí una de las cosas que me gustan de la gira es que solo voy a trabajar dos o tres días a la semana, ja, ja, ja.
-Bueno, a veces hay que bajar un poquito el ritmo.
-Sí, por eso espero que el teatro guste mucho a la gente, porque si veo que no, no lo haré muchas veces. Pero yo creo que sí que va a gustar, porque es una función muy especial. Me ha costado mucho decidirme a hacer teatro otra vez, y esta función me ha gustado mucho.
-¿Te arrepientes de algo de todo lo que has hecho?
-Hombre sí, hay cosas que a lo mejor hubiese hecho de forma diferente. Eso nos pasa a todo el mundo, ¿no? Pero vamos, no te las voy a contar, ya te lo puedes imaginar, ja, ja, ja.
-No eres de mirar atrás.
-No, no soy nada morbosa, intento estar positiva. No tengo tendencia a deprimirme ni a nada de eso, porque no encuentro que sirva para nada. Y tengo una ventaja enorme, que al trabajar tanto en la comedia enseguida le veo la gracia a las cosas. No me cuesta.