Lejos del ruido de «OT», Amaia se ha empeñado en la paciencia y la sencillez para sacar su primer álbum, «Pero no pasa nada», con el que llega a Galicia la próxima semana
11 oct 2019 . Actualizado a las 10:16 h.Amaia Romero (Pamplona, 3 de enero de 1999) asegura que no se ha vuelto menos espontánea, que sigue siendo la misma chica capaz de decir aquello de «me encantan los aspersores», pero lo cierto es que nada más empezar a hablar con ella se nota que estos dos años después de Operación Triunfo le han hecho mella. «He estado muy perdida -apunta-, fue un shock todo aquello; sin embargo, creo que en lo esencial soy la misma, no soy menos natural». Lejos del ruido que rodea a muchos de sus compañeros, Amaia se ha empeñado en la paciencia y en la sencillez para sacar a la luz su primer álbum, Pero no pasa nada, un canto a esta etapa de incertidumbre que vive.
-La primera pregunta es obligada. Después de todo este vaivén, ¿estás feliz?
-Hoy sí te puedo decir que me siento así, mañana no lo sé.
-¿Qué sientes tras el parto del disco?
-Siento que he hecho lo que yo quería hacer, es un álbum que me representa mucho y estoy bastante orgullosa, porque para ser el primer disco creo que está genial.
-Lo han calificado como un disco de pop normal. ¿Es un halago?
-Sí, es que es verdad que lo siento así. Yo cuando lo hacía no pensaba que fuera algo increíble, que fuese un bum. Soy una persona de 20 años que es la primera vez que hago canciones, que compongo un álbum. Y creo que me representa mucho. Yo solo buscaba que fuera un disco sencillo, con canciones bonitas y muy a mi gusto. Creo que es así y por eso estoy contenta. También me parece que hacer un discazo a la primera es prácticamente imposible.
-¿Tuviste mucha presión?
-Al principio sí, cuando mis compañeros de Operación Triunfo empezaban a sacar canciones, mucha gente me decía: ‘Si lo sacas más tarde, no va a ser lo mismo’. Y yo, obviamente, era consciente de ello. Si hubiera hecho el disco hace un año, tendría muchas visualizaciones, muchas más reproducciones y eso es así. Pero no habría salido esto que me representa tanto ni yo hubiese estado tan contenta con el resultado. En todo este año he aprendido muchísimas cosas, he conocido a muchísima gente y eso requiere tiempo. He preferido que me guste a mí, aunque no llegue a tanta gente.
-Ha pasado solo un año, que por otra parte no es tanto tiempo.
-Es verdad, ¡a mí me parece que han pasado cinco!
-¿Qué es lo que más has aprendido? ¿Qué hay de esta Amaia con respecto a la anterior?
-En realidad, no sé decirte algo en concreto, pero sé que he madurado bastante. Me queda muchísimo, pero si ves por ejemplo entrevistas mías de hace un año y medio creo que se nota el cambio. Antes estaba perdida, no me había encontrado a mí misma. Ahora tampoco, ja, ja. Pero es que en ese momento no sabía qué hacer, cómo comportarme en esas circunstancias.
-¿Estabas muy desconcertada tras salir de la Academia?
-Sí, estaba en shock, ciega; de repente era superconocida y no sabía cómo encajar todo ese bum ni cómo iba a funcionar todo.
-¿Este disco representa más tu esencia, hacia donde quieres ir?
-Sí, yo creo que es lo que soy más en este momento, porque aún no sé adónde quiero ir. Me quiero dejar llevar, que es también un poco lo que ha pasado con este disco. Cuando lo estaba haciendo tampoco tenía una meta de cómo quería que sonase, cómo quería que fuesen las canciones; solo me dejé llevar y ya está. Entonces, no sé si es la mejor manera de hacer las cosas, pero como no tengo experiencia y hasta ahora me ha ido bien, he decidido dejarme llevar.
-Tus letras dicen: «No haces más que llorar», «Esto no funciona», «Me da miedo separarme de ti, por favor, no te olvides de mí»… Todo emoción inmediata.
-Sí, soy una persona de 20 años con emociones normales, pero sí creo que las letras no me las pienso mucho, es como si yo hablase, son letras muy literales y que son directas. Al final, es como si te lo contase a ti, como si estuviese hablando.
-Una conversación…
-Sí, con una amiga, con tu chico…
-Aunque también escribes: «Son las seis de la tarde y está oscureciendo, otra vez se fue el tiempo».
-Sí, eso es un poco más poético para darle un poco de gracia [risas]. Al final, si yo fuese una persona que haya vivido mucho, pues sería de otra forma. Pero es que yo no tengo experiencia ni en la música ni en nada. Tengo 20 años, no me voy a poner a escribir como si tuviese 50, ¿sabes? Escribo lo que me representa a mí.
—Eres feminista, ¿sientes que te han dado más caña por ser mujer?
—Es algo que estoy descubriendo conforme avanza todo. No sé qué decirte porque no sé cómo tratan a otras personas, todavía me estoy dando cuenta ahora.
—¿Pero estás cómoda o te sientes dirigida?
—Sí, yo sí me siento cómoda y respetada por la gente.
—Esta Amaia «indie», dicen algunos, es todo lo contrario a lo comercial.
—En realidad, ha llegado un punto en que lo comercial y lo indie se está mezclando más. Yo no sé qué es indie y qué no. Igual hace diez años estaba más definido, ahora no sé diferenciar qué es lo comercial. No sé si soy indie, ya no le veo mucho sentido a etiquetar las cosas. Cada vez es un mundo más unificado.
—¿«Pero no pasa nada» es un canto de optimismo o de pesimismo? ¿Cómo lo interpretamos?
—Yo creo que no es ni positivo ni negativo, el disco es bastante nostálgico, al final si te fijas no hay ni una canción alegre o triste, está todo mezclado. El título se lo puse porque soy una persona que tiende a relativizar mucho las cosas y es una frase que digo mucho. Me parecía muy coherente con las canciones y conmigo misma.
—¿No eres especialmente positiva?
—Sí lo soy, pero no el disco. A mí me parece que es un álbum nostálgico, como para escuchar al final del verano.
—Has sido número uno, ¿ayuda a pensar que vas por el buen camino?
—Yo no lo siento así. Porque creo que si hubiera sacado el disco sin haber ido a Operación Triunfo, no habría sido número uno ni de broma. Al final esta repercusión me la ha dado el programa, así que tampoco es a lo mejor mérito mío. Simplemente es que he ido a un programa de televisión y ya está. Aunque es obvio que ha gustado y que la respuesta es buena. A mí eso me tranquiliza bastante, porque he estado bastante preocupada.
—¿Necesitas distanciarte cada vez más de «OT»?
—No, yo no reniego de OT, estoy superorgullosa y lo recuerdo con muchísimo cariño. Pero ya estoy en otra etapa, hago mi música y eso quedó atrás. Sí sé que soy famosa por Operación Triunfo, no tanto por mi música; por eso creo que a lo mejor en otras circunstancias mi disco solo lo hubiese escuchado muy poca gente, mis amigos.
—¿Volverías a entrar en la Academia?
—Es algo que se tiene que vivir una vez. Lo bonito y lo especial es que no va a volver nunca más. Si no, perdería la gracia. Si te refieres a si volvería atrás, sí, yo querría entrar como hice en ese momento. Allí aprendí muchísimas cosas.
—¿Por ejemplo?
—Siento que me han pasado diez años por encima, no dos. He madurado muchísimo, soy más consciente de lo que hago, he aprendido a comportarme, sé qué decir.
—¿Te has vuelto menos espontánea? Esa Amaia que decía lo primero que se le ocurría...
—No, no. Yo eso lo sigo teniendo, soy así, espontánea. Pero las entrevistas me las preparo un poco más, ja, ja. Antes solo decía una frase. Estaba perdida al principio.
—¿Te verías haciendo reguetón? ¿Rechazas algún género?
—No me cierro a nada. Pero por cómo apuntan las cosas no parece que yo vaya a hacer reguetón, aunque me dejo llevar y a ver qué pasa. No hay nada que me diga 'esto no quiero hacerlo', pero para cantar reguetón tendría que tener conocimiento, estar integrada en ese mundo, estar informada; ahora mismo no sería muy coherente. ¡Quién sabe dentro de cinco años!
—¿Qué música te gusta, qué escuchas?
—La Buena Vida, que además me han dicho muchas personas que mi disco puede recordar a grupos como ese y estoy escuchando a Bad Bunny. También muchos grupos de los 90, del 2000, que han influenciado bastante el disco.
—¿Y a tus compañeros de «OT» los sigues?
—Sí, claro. Y hablo con algunos.
—Cuando te dicen en las críticas «una Amaia con su guitarra, cándida, cursi, de tontipop», ¿eso te duele?
—No me duelen ni paso de ellas. Simplemente, es la opinión de una persona, y puede tener razón. Igual a alguien le puede parecer cursi verme con la guitarra, y a otros no. No me duelen, pero no paso de ellas. No me afectan a nivel emocional. Yo no soy dura, ¿eh?, pero quizá por mi forma de ser no me afectan. Es una suerte que tengo.
- A Coruña Palacio de la Ópera, 19 de octubre, 35 euros