La premio Nadal de este año ofrece en su primera novela, «El mapa de los afectos», una historia coral que nos asoma a las sombras del mundo rural de Estados Unidos
08 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Historias encadenadas protagonizadas por gente corriente en el anodino entorno de un pueblo del Medio Oeste americano. Atmósferas aplastantemente tediosas bajo las que fluye una inquietante corriente oscura. ¿Te suena?
La poetisa y profesora de Literatura Creativa y Estudios Hispánicos en la Universidad de Iowa Ana Merino ofrece en su primera novela, con la que ha ganado el Premio Nadal de este año, una obra coral que nos recuerda a los universos literarios de la maestra Alice Munro. Se nota que Merino la ha leído en profundidad y que la admira. Y que, como a todos, le gustaría escribir como la nobel canadiense. De momento, en este El mapa de los afectos ha hecho una primera aproximación más que digna.
Merino nos traslada a ese mundo rural estadounidense que tan familiar nos resulta por el universo del cine para enfocarlo desde un nuevo prisma: el del asesinato cruel, los matrimonios rotos o las relaciones clandestinas. Nos asoma a esa cara oscura que se vislumbra tras las tartas de manzana y los servicios religiosos más fervorosos. Una sociedad en la que la discriminación social y racial están al orden del día y en la que las trabajadoras afrontan aún un sexismo que en ocasiones viene impuesto por las mismas mujeres de las que se esperaba la liberación.
Temas tan en auge como la fuerza de naturaleza (hay un americanísimo tornado), la ecología o el amor a los animales tampoco escapan a la atención de Merino, que parece haber calculado bien los ingredientes con los que construir su trama.
Aquí hay sitio para el amor y también para el dolor y la redención. Y hasta hay un crimen perfecto.
Y hay sobre todo una novela muy fácil de leer y bien escrita que te lleva de una historia a otra con ligereza (tal vez demasiada) y que te deja un sentimiento de gratitud cuando llegas al final. Gratitud hacia al mundo y hacia las personas que caminan por él haciendo el bien.
Pero para ser Alice Munro le falta todavía ese profundo torrente poético que consigue ponernos los pelos de punta y encogernos el estómago. Claro que eso solo está al alcance de algunos escogidos. Tal vez en su próxima novela se acerque más. La estaremos esperando.