Goretti Irisarri: «No volvería a escribir otra novela épica de pandemias»

FUGAS

PABLO ZAPATA

La viguesa Goretti Irisarri se aisló en el 2019 para escribir «La ciudad encerrada» y, tras publicar el libro, lo revivió todo en el confinamiento real

07 jun 2020 . Actualizado a las 23:02 h.

Madrid, 1859. El director de la cárcel del Saladero y su mujer siempre maldicen el momento en que se les ocurrió abandonar Galicia, y más ahora con cómo se han puesto las cosas en esta ciudad encerrada por una epidemia. El matrimonio compostelano pretende escapar de la capital y es posible que no les vaya nada mal, ya que como gallegos tienen enchufe con la novelista, Goretti Irisarri (Vigo, 1974). La viguesa y el coautor Jose Gil Romero (Las Palmas, 1971) escribieron a cuatro manos el thriller histórico La ciudad encerrada que gira en torno a una cuarentena decretada en el Madrid de Galdós del siglo XIX. Amazon Publishing publicó la obra en enero, y mes y medio después Irisarri se vio recluida en su buhardilla del centro de la capital al decretarse el estado de alarma por la emergencia sanitaria del covid-19. «Todos tuvimos la sensación de déjà vu, de haber visto esto antes en una película o una novela», dice. La que ellos escribieron. Jamás se imaginó que otra cuarentena fuese la solución contra el virus en el tecnológicamente avanzado siglo XXI.

 El 14 de marzo, los novelistas aún se reponían de nueve meses enclaustrados para cerrar la novela que culmina su trilogía Todos los muertos. «Eran demasiadas tramas abiertas, así debieron sentirse los guionistas a los que les tocó hacer el final de la serie Perdidos», dice. Retrata un Madrid víctima de una devastadora epidemia. Para impedir que se consume el Plan de la Sociedad Hermética, los protagonistas, la vidente Elisa Polifeme y el escéptico investigador de falsos milagros Leónidas Luzón, un abogado del diablo, recorren palacios y museos saqueados por una muchedumbre furiosa, alcantarillas y un laberinto llamado el Infierno.

La saga está compuesta por los libros Caen estrellas fugaces (Suma, 2017), El mecanismo de los secretos (Amazon Publishing, 2019) y La ciudad encerrada (Amazon Publishing, 2020), así como los relatos intermedios Los capítulos perdidos (2019). «Nos interesaba recrear un Madrid muy diferente del habitual que nos pintó Galdós: más similar al Londres de Sherlock Holmes, de un romanticismo oscuro, con presencia de lo extraño y extraordinario», dice. Su toque gótico-tech entrelaza sin frontera clara la ciencia del siglo XIX y la creencia. Recrean ciencias hoy desaparecidas como la craneología, la frenología, las espiritistas o fenómenos científicos como la tormenta solar de Carrington que tiñe de rojo el cielo.

«Necesitábamos una carga épica que condujese a un final lo bastante apoteósico, a la altura de las expectativas de los lectores. Una ciudad asolada por una epidemia desconocida, donde cierran las puertas con la gente dentro aterrada, los hospitales colapsados, el ejército con orden de disparar a los que intenten huir… », explica. Se inspiraron en una epidemia real de 1834. «La ciudad había sufrido el embate del cólera, que fue terrible y enloqueció a la gente de miedo. Nos vemos obligados a ser un poquito sádicos con nuestros personajes pero no lo hacemos por maldad, ¡es todo culpa del lector!», bromea.

A lo largo del 2019, Goretti Irisarri debatió y corrigió la trama por Skype con el coautor Jose Gil. El verano lo pasó en Nigrán teletrabajando. «Nos encerramos a escribir durante nueve meses, en plan parto. Los más duros fueron los de verano en Galicia, porque mis hermanas me preguntaban si me iba con ellas a la playa y respondía 'no, no… tengo que escribir'. Jose y yo hablábamos por videoconferencia, trabajando juntos el mismo texto, que compartíamos. En noviembre la terminamos y se publicó en enero», dice.

«UN CONFINAMIENTO EN SOLEDAD»

«Tanto Jose como yo hemos pasado el confinamiento solos. Por mi parte, yo vivo sola en la típica buhardilla del centro de Madrid. Suena bonito como tópico de escritora, la soledad en los tejados, pero vivirlo no es tan romántico», añade.

Revivió sensaciones plasmadas en su novela: «El miedo a coger una enfermedad desconocida, a que mueran tus seres queridos, a perder la libertad de ir a donde quieras, que cambien todas las leyes, que te separen de la gente a la que quieres y no puedas ayudarles a estar a salvo. Y el miedo a enfermar sola, morir sola».

Después de esta experiencia, «no volvería a escribir una novela de pandemias, o no literalmente. Como escritores, Jose y yo no traducimos las experiencias tan de frente, las convertimos en otra cosa». En la cuarentena recibieron el encargo de un guion en un contexto medieval con un monstruo. «Después de acabar nos dimos cuenta: el miedo que teníamos él y yo en el confinamiento lo canalizamos en forma de monstruo. Habíamos encerrado a los personajes en una casa, con el monstruo fuera, acechando. Como la vida misma».

Irisarri recalca que el miedo es quizá el gran tema de fondo de la trilogía. «Nos abandona la razón y crece en nosotros la violencia. Buscamos un enemigo, pero el virus es demasiado abstracto y no nos vale como objeto de odio». También avisa de quienes manipulan ese odio por poder.