Loles León: «El público tendrá que adivinar qué es verdad de mi vida y qué no»

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

FUGAS

Javier Naval

Loles León repasa las anécdotas más especiales de sus 70 años en un espectáculo dirigido por Juan Luis Iborra. «Una noche con ella» se estrena el día 18 en Ourense

13 jun 2021 . Actualizado a las 00:26 h.

La palabra que mejor define a Loles León es naturalidad. Aunque tampoco le falta entusiasmo, claridad y desparpajo. La actriz, a sus 70 años, destaca por la transparencia, tanto en su profesión como en su vida personal. Y puede que haya sido eso, la alegría, la sinceridad y su carácter directo, lo que la ha llevado a acumular cientos de anécdotas en los cincuenta años que lleva triunfando. Algo de lo que se ha dado cuenta el director y guionista Juan Luis Iborra, amigo de la actriz, que ha escrito Una noche con ella, un show que mezcla teatro, música y algunas partes más propias de un cabaré francés, en el que Loles León hace un repaso de su vida. Sobre las tablas la acompañan Fran del Pino y Briel González. El sonido lo pondrá el pianista Yeyo Bayeyo. El telón de este espectáculo se subirá por primera vez en el Teatro Principal de Ourense el próximo viernes. El sábado se repetirá la función en la ciudad de As Burgas, donde vivirán de nuevo Una noche con ella.

—No puedo empezar esa entrevista con otra pregunta, ¿cuál ha sido su mejor noche?

—Tengo muchas noches buenísimas. Pero las mejores yo diría que son las de estreno en el teatro, porque en ese momento es cuando estoy entregadísima al público. Son muy importantes para mi vida artística y para mi vida personal.

—Pues está a punto de vivir una en Ourense. ¿Por qué escogió Galicia para estrenar?

—Porque tengo muchísimos amigos allí. Galicia está solo llena de cosas buenas, como la comida, los rincones espectaculares que tiene, la gente... pero tengo que admitir que he ido muy poco. Tenía muchas ganas de corregirlo, así que decidimos que nada mejor que estrenar en esa tierra.

—¿Aprovechará para conocerla más ahora que va a venir?

—Sin duda, al menos me quedaré unos días, pero me gustaría poder organizar un viaje para conocerla bien, para recorrerla con calma.

—«Una noche con ella» se presenta como un recorrido por su vida. ¿Será esta una oportunidad para conocerla mejor?

—Bueno, esta es una oportunidad para enseñarle al público algunas cosas que hasta ahora no habían visto porque los papeles en los que he trabajado no me lo permitían. En la obra se van a ir viendo flashes de mi vida desde que era niña, porque yo empecé en el mundo del espectáculo siendo muy pequeñita. Sale mi adolescencia, mis primeros trabajos, mis amigos... un poco de todo, pero la realidad se va mezclando con la ficción. Así que el espectador va a tener que adivinar lo que es verdad y lo que no.

—Dice que cuando algo de su vida no le gusta, lo mejor es cambiarlo sobre el escenario. ¿A día de hoy qué cambiaría?

—No cambiaría nada porque, si lo hago, dejaría de ser lo que soy. Tal y como me ha ido todo, con sus más y sus menos, con sus caídas y sus remontadas, me parece que ha estado bien y mal como tenía que estar, y el camino que he andado me ha gustado bastante. No me arrepiento de nada en mi vida, la verdad.

—O sea que prefiere la parte real a la ficticia creada para este espectáculo, ¿no?

—Diría que sí, siempre. En mi caso, mi vida personal, la más real, está completamente vinculada a mi vida profesional, esa en la que hay más ficción. Ser artista es un camino muy largo y es un oficio pegado a la piel. Puedo estar en casa cocinando y al mismo tiempo estar pensando en el personaje que me estoy preparando, a ver cómo cocinaría ella.

—No entiende de tapujos ni de medias tintas. ¿Cree que eso ha influido en estos 50 años de carrera?

—Pues diría que sí o al menos eso es lo que me va demostrando la experiencia. A mí el público, la gente que me ve por la calle me trata como a alguien de la familia, como si me conociese de toda la vida. Y en parte creo que es así porque me han visto tal cual soy en todo lo que hago, siempre he preferido contar la verdad, antes de inventarme cosas, y soy tan extrovertida que lo cuento todo, no hay nada que me guarde. Incluidas mis opiniones, claro. Además, hay que tener en cuenta que en series como Aquí no hay quien viva o La que se avecina al final nos metemos en las casas de los demás y lo hacemos casi cada día. No hay nada más maravilloso para un actor que sentir ese cariño.

—A sus 70 años, su carrera ha dado tanto de sí que está a punto de estrenar un espectáculo que gira íntegramente en torno a usted.

—Es una pasada. Juan Luis Iborra y yo nos conocemos desde hace más de treinta años y hemos trabajado muchísimo juntos, desde la primera película que dirigió, en 1997, Amor de hombre, que protagonicé. Hace años que somos amigos, que nos admiramos, y que Juan Luis lleva preparando este proyecto. Me llamó en el confinamiento y me leyó las cuatro primeras páginas del espectáculo. Me puse a llorar y le dije que me encantaba (grita de emoción). El entusiasmo fue en aumento según iba conociendo más detalles.

—Entre ellos está su acompañamiento sobre el escenario. Los bailarines Fran del Pino y Briel González y el músico Yeyo Bayeyo.

—Estoy encantada, muy bien acompañada sobre el escenario. Diría que hacemos un pequeño musical de cuatro personas, tan entregadas sobre las tablas que parece que seamos veinte.

—Iborra la describe como «una mujer con alma dramática, cuerpo cabaretero y mirada de niña». ¿Le da la razón?

—Es de las descripciones más bonitas que he escuchado sobre mí. Me siento muy identificada con esa frase. Soy un poco dramática y un poco cabaretera para terminar siendo una niña, algo más chiquitito de lo que el espectador se imagina.

—Este musical recoge algunas de sus anécdotas más divertidas, pero también las hay fuertes, surrealistas e incluso absurdas por lo descabelladas que han sido.

—Sí, en esas últimas soy experta. Por ejemplo cuando me caí por las escaleras entrando en la suite de Jeremy Irons. Fue terrible, una locura, pero fue real. Y como esa hay varias, pero no quiero desvelarlas porque se tocarán en la obra y tiene que venir la gente a verlas en directo.