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Editoriales independientes que se llevan el corazón del lector

FUGAS

En un sector que no escapa al dominio de las multinacionales, los pequeños sellos buscan su sitio entre los lectores exigentes aportando «bibliodiversidad» con una promesa: quien prueba, repite

27 ago 2021 . Actualizado a las 08:05 h.

Independientes o pequeñas, en España la edición literaria vive una anomalía. Los monopolios también se han hecho con el mercado, pero a la vez que Planeta absorbía Tusquets, Destino o Seix Barral, que Anagrama se integraba en la italiana Feltrinelli o que Penguin Random House se hacía con Lumen y Salamandra, las nuevas tecnologías, la complicidad de los libreros, los cambios en la distribución y el boca a boca han posibilitado una eclosión de sellos modestos. Cada vez más reconocidos y decisivos en la renovación del sector, algunos se acercan a la mayoría de edad.

Sin estar asociados a un grupo, sacan catálogos de una veintena de obras al año. Muchas son traducciones de clásicos inéditos en España, pero también hay textos de autores contemporáneos españoles e internacionales. Nuevas voces que en ocasiones se convierten en inesperados best seller. Para diferenciarse, miman los detalles: las cubiertas, la maquetación, la traducción. «No concibo un libro mal hecho», manifiesta el editor de Impedimenta, Enrique Redel. Es su baza para morder un trozo de la tarta que devoran las editoriales que llaman «comerciales».

Una selección de títulos de la deliciosa Impedimenta.
Una selección de títulos de la deliciosa Impedimenta. Daniel Matías

«Si uno consulta el listado de los 100 libros más vendidos en Cegal (Sira, de María Dueñas en Planeta y Lo que la marea esconde, de María Oruña en Destino, están en el top tres), apenas 10 o 15 son de editoriales independientes. El resto son de grandes grupos. Sin embargo, si revisas las recomendaciones de los mejores libros del año, ese porcentaje se eleva enormemente, y puede que el 60% de las apuestas sean independientes», destaca el editor Enrique Redel.

En el 2007, fundó Impedimenta en un minúsculo despacho madrileño. Hoy son un equipo de seis personas con local propio en Argüelles y un catálogo de más de 300 títulos. En el 2008, junto a Acantilado, Asteroide, Nórdica, Sexto Piso y Periférica, todas del proyecto Contexto, ganaron el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural «por su irrupción innovadora en el panorama editorial».

Mientras que las major han buscado tradicionalmente el gran nicho de lectores, incluidos los lectores que no leen, el lector más exquisito, o simplemente, el habitual, es su público. «No querría decir que los sellos independientes editen libros de más “calidad”, pero desde luego buscamos propuestas más sólidas, menos ligadas al beneficio a corto plazo, y que, en vez de “acomodarse” al gusto del lector, lo domestiquen», defiende Redel, cuya editorial dio a conocer en nuestro país a figuras europeas como Mircea Cartarescu o Tatiana Tibuleac. Santiago Tobón, editor de Sexto Piso, creada en el 2002 en México y con oficina en España desde el 2005, destaca una palabra: «bibliodiversidad».

Santiago Tobón, de Sexto Piso, sello madrileño nacido en México
Santiago Tobón, de Sexto Piso, sello madrileño nacido en México

Los sellos independientes, sostiene Tobón respecto a este concepto, «son generalmente los que asumen más riesgos, se alejan más de las modas y apuestan por llegar a lectores más heterogéneos. Fuimos parte de un momento en el que el trabajo de las editoriales fue cambiando y la imagen de la figura del editor desacralizándose».

«No me atrevería a decir que ofrecemos más calidad. Es innegable que los grandes grupos tienen muy buenos sellos literarios (que han ido adquiriendo), pero sí creo que invertimos más tiempo y cuidado en cada lanzamiento. No somos parte de una rueda comercial tan guiada por la urgencia y la novedad», comenta Jan Martí, editor de Blackie Books, desde el 2010 un referente en nuevos talentos de narrativa nacional. Entre ellos, Elisa Victoria, Miqui Otero, el coruñés Javier Peña o Santiago Lorenzo, que con Los asquerosos ha vendido 150.000 ejemplares.

Alice Incontrada y Jan Martí, de la barcelonesa Blackie Books
Alice Incontrada y Jan Martí, de la barcelonesa Blackie Books

La fidelidad, su arma

«Muchos lectores piden “el último de Blackie”, sin saber de qué trata», exclama Martí. Una visión que comparte el vigués Luis Solano, fundador de Libros del Asteroide en Barcelona en el 2005. «Desde el inicio, uno de nuestros principales objetivos fue el de fidelizar a los lectores. Para conseguirlo, apostamos por una doble estrategia: establecer una línea gráfica que nos diferenciara e hiciera reconocibles en las mesas de novedades y mantener una coherencia dentro del catálogo, ser muy exigentes con la calidad de lo que publicamos», destaca Solano, cuyo sello rescató a Manuel Chaves Nogales y protagoniza una de las sorpresas del 2021 con Hamnet, de Maggie O'Farrell.

El vigués Luis Solano es el editor de Libros del Asteroide
El vigués Luis Solano es el editor de Libros del Asteroide

Pero el riesgo no se puede confundir con temeridad. «La meta es tener un número de lectores que nos garanticen la viabilidad del proyecto, que siempre está en juego», responde Santiago Tobón, de Sexto Piso. «Cuatro títulos malos seguidos (hacer un libro cuesta unos 6.000 euros de media) pueden llevarte a la ruina. Para crecer, tienes que conseguir diez que no pierdan y otros tres o cuatro al año que te funcionen muy bien, un libro que venda mucho, 15.000 o 20.000 ejemplares como poco», hace cuentas Enrique Redel.

Laura Sandoval y Daniel A. Prendes, del sello asturiano Hoja de Lata
Laura Sandoval y Daniel A. Prendes, del sello asturiano Hoja de Lata

«La base de la estabilidad es un buen rendimiento en el conjunto del catálogo, acompañado de pequeños éxitos que permiten dar pasitos. Eso y no equivocarte demasiado con obras que no produzcan ni frío ni calor», dice Daniel Álvarez, de la asturiana Hoja de Lata, creada en el 2013 y entre cuyos rescates más celebrados está Tea Rooms, de Luisa Carnés.

Diego Moreno, editor de Nórdica, con sede en Madrid
Diego Moreno, editor de Nórdica, con sede en Madrid

Dos factores contribuyen a asentarse. «Es de gran ayuda tener de vez en cuando autores de prestigio», desvela Diego Moreno, de Nórdica. Empezó en el 2006 con dos líneas novedosas: la literatura escandinava y los libros ilustrados para adultos. El Cuarteto Estacional de Ali Smith es uno de sus mayores éxitos. «No inventamos nada nuevo. Pienso en los comienzos de Anagrama o Tusquets. Siempre fue complicado, la capacidad para contratar autores potentes y mantenerlos es menor», detalla el editor de Nórdica. Exprimen los «resquicios» que deja la concentración editorial. «Ese millón de pequeñas editoras que publican joyitas y le roban espacio a los grandes grupos es algo propio del mercado español», asiente Daniel Álvarez. Por eso, «cada nuevo lector que compra un libro nuestro -confiesa Moreno- es una conquista».

Antía Otero y Dores Tembrás son las editoras de la gallega Apiario
Antía Otero y Dores Tembrás son las editoras de la gallega Apiario MARCOS MÍGUEZ

Los sellos gallegos

No hace falta pensar en Barcelona o Madrid. Cuarto de Inverno, Chan da PólvoraCatro Ventos, Através, Fabulatorio, Rinoceronte y Sushi Books o Alvarellos son proyectos libres desde Galicia y en gallego doblemente heroicos: pelean su espacio frente al macrosistema de la edición en castellano y cuentan con una base lectora, y de hablantes, en recesión.

«A aposta polo libro no noso país require dunha revisión fonda e unha implicación maior, comezando polo respecto á lingua e a necesidade de crear e coidar lectoras de todas as idades», cuenta Dores Tembrás. Con Antía Otero está al frente de Apiario. Desde el 2014, sacan unos tres libros al año y complementan su actividad con talleres de escritura. «Había un público que estaba desexando pezas así: alta literatura en edicións coidadas. Non entendemos a convivencia entre editoras de tamaño sistémico e independentes como competición. É así como se constrúe unha literatura viva e plural», defiende Tembrás. En Apiario, donde títulos en gallego como Celebración, de Gonzalo Hermo, ganaron el Premio Nacional de Poesía Joven, garantizan: «Non editamos un só libro que non nos namore como lectoras primeiro».

Carlos Valdés y Celia Recarey, de la compostelana Irmás Cartoné.
Carlos Valdés y Celia Recarey, de la compostelana Irmás Cartoné. Sandra Alonso

Los dos traductores detrás de Irmás Cartoné hablan de «microeditorial». Gracias a Celia Recarey y Carlos Valdés, leemos en gallego a Virginia Woolf o a Margaret Atwood. «Non é que teñamos maior capacidade de absorber erros ou perdas, senón que somos conscientes de vivirmos sempre nun equilibrio precario, onde un paso en falso entraña a posibilidade de deixar de existir. A nosa supervivencia ten tres patas: unha base de xenerosos subscritores, unha liña de materiais complementarios e o traballo alimenticio que facemos por fóra. Hai moito por facer para que a idea do galego como lingua de cultura volva a ser maioritariamente aceptada», esgrime Recarey, quien perfila la meta a perseguir: «Hai público, de todas as idades e non só militante».

El equipo de la editorial coruñesa Bululú.
El equipo de la editorial coruñesa Bululú. MARCOS MÍGUEZ

«Estamos a anos luz en canto a apoio institucional, das librarías e do público se nos comparamos con Cataluña», opinan desde la coruñesa Bululú, abierta en el 2010, con seis empleados y que publica también en castellano en España e Hispanoamérica. «Nacemos coa intención de publicar autores de aquí para darlles proxección fóra. Non renunciamos a ser grandes e independentes. Hai público, pero hai que facelo crecer. Para romper a endogamia do mercado galego, unha das bases ten que ser a calidade», exponen.

Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2012, Kalandraka, con sede social en Pontevedra, es una de las veteranas. La SL que emplea a 25 personas comenzó en 1998 y tiene varias filiales en España. «Hoxe é moi doado publicar, os avances tecnolóxicos permiten tiraxes de poucos exemplares e en calquera formato. A chave está en chegar ao número suficiente de persoas que permitan desenvolver un proxecto editorial, teña o tamaño que teña», concluye su editor, Xosé Ballesteros. Conformar un catálogo que perviva en el tiempo combinado con un plan de negocio y la colaboración sectorial son los pasos, cita, para dejar atrás la subsistencia y conseguir un tejido editorial gallego más fuerte.

Xosé Ballesteros, de la pontevedresa Kalandraka.
Xosé Ballesteros, de la pontevedresa Kalandraka. CAPOTILLO