Judith Hill, que abre el Outono Códax: «El soul es la música de los tiempos difíciles»

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La cantante, que ha trabajado con Michael Jackson y Prince, tocará solo en Madrid y en Santiago, tras recorrer esos «veinte pasos» que separan a una corista del micrófono de la artista principal

05 nov 2021 . Actualizado a las 08:34 h.

En el oscarizado documental A 20 pasos de la fama —que cuenta la historia de esas coristas que han puesto sus voces al servicio de los más afamados cantantes, siempre desde una segunda fila de la que no es sencillo avanzar—, Judith Hill rompe en cierto modo el tono resignado de muchas de sus compañeras diciendo que llegó la hora de recorrer esos veinte pasos y colocarse al frente del escenario, aunque ello suponga decir que no a, por ejemplo, salir de gira con Elton John. Y es que el salto desde la parte posterior del escenario hasta la primera línea es inmenso y da vértigo. Algo que Hill ha superado por el bien de todos los que anhelan en el actual panorama musical voces auténticas, de las que ponen los pelos de punta. Tras dar réplica como corista a, entre otros, Michael Jackson o Prince (este último le llegó a producir su primer disco), lanza una carrera en solitario en la que acaba de sacar nuevo disco, Baby, I'm Hollywood!, toda una declaración de intenciones en clave de soul que podremos disfrutar el próximo jueves, día 11, en el auditorio de Galicia como apertura del Outono Códax. Hace unos tres años recaló en Madrid, en la sala Clamores, donde no solo dio muestra de su infinita capacidad vocal, sino también de su versatilidad como multiinstrumentista, en un concierto en el que se vio acompañada por una banda en la que estaban sus propios padres.

­—¿Vendrán sus padres en esta ocasión?

—Sí, claro. Fueron una influencia clara durante mi crecimiento, porque siempre estuve rodeada de música. Cuando era niña, en mi casa sonaba constantemente funk, soul y música góspel. Así que era totalmente imposible escapar a esa influencia. Todo ese ambiente que había en casa me hizo ser la persona que soy actualmente.

­—Y es una cantante con nuevo disco en el mercado.

—Si tengo que definirme como cantante, sin duda diré que soy una cantante de soul. Es lo que me gusta cantar, lo que más me llena. Esos ritmos pesados son lo que me inspira, lo que conforma mi cultura. De hecho, creo que el álbum va sobre eso, sobre mi identidad como mujer realizada. Sobre cómo he conseguido liberarme de etiquetas para ser yo misma, sin tener que rendirme ante nada que no sea lo que entiendo como propio. Soy una cantante de soul, así que todo lo que haga sonará lleno de alma (soulfull), lo pretenda o no.

 

—Parece que desde hace unos años la música soul ha vuelto a encontrar su sitio entre los gustos de la gente.

—Siempre ha estado ahí. Pero es cierto que su impacto cultural depende mucho del momento histórico en el que nos encontremos. El soul ha estado siempre conectado de alguna manera a los tiempos difíciles, es su música. Esos momentos en los que la cultura popular se empapa de las expresiones y los sentimientos de los que están pasándolo mal, de los que están luchando. Como pasó con el blues, que es la voz y la música de los oprimidos. Y es así porque son músicas llenas de sentimiento, que salen del corazón, son la expresión de los que sufren. Y esas músicas han conseguido llegar a lo más alto en determinados momentos porque el pueblo, la gente, las entiende, les llega. Y es algo cíclico. Cuando vuelven los malos tiempos, cuando así lo entiende la gente, vuelve a acudirse a esta música, porque necesita aferrarse a músicas esenciales y auténticas.

—¿Sospechaba cuando le ofrecieron participar en el documental «A 20 pasos de la fama» la enorme repercusión que finalmente tuvo?

—La verdad es que no tenía ningún tipo de expectativa al respecto. Era una buena idea, pero lo entendí como uno de tantos proyectos apasionantes en los que me he visto involucrada, sin más. Estaba encantada de formar parte de él, pero nunca pensé que fuera a adquirir semejantes dimensiones, lo que fue algo maravilloso, pero no dejó de sorprenderme.

—¿Ha influido de alguna manera en su carrera?

—Sin duda fue de gran ayuda. No sabría decir cómo habrían sido las cosas de no haber participado en el documental, pero está claro que no ha ido mal. Surgieron muchas actuaciones, hubo interés sobre las cantantes que salimos en él... Sí que ayudó, seguro.

­—De su testimonio en la película se desprende que su trabajo como corista fue sobre todo una manera de llegar adonde está.

—Siempre he estado muy centrada en mi propia carrera como cantante. Lo primero siempre ha sido hacerme un nombre como solista, como artista independiente. Pero tuve la suerte de poder compartir escenario y trabajar con otra gente, colaborar con artistas enormes como parte del coro. No sé cómo ha podido afectar una cosa a la otra. Mi pasión es escribir e interpretar mi propia música, es lo más importante. Lo tengo muy claro ahora. Limitarme a trabajar con Michael Jackson, que sin duda fue una oportunidad increíble y una maravilla, habría sido un error.

—¿Era fan de los músicos con los que trabajó?

—¡Claro, cómo no serlo! De hecho, podría decir que Michael Jackson y Prince han sido mis dos mayores inspiraciones. La capacidad que tenían de coger su música y transformar la cultura con ella, convertirla en una experiencia más grande que la vida misma... No está al alcance de cualquiera. No se puede soñar nada más alto que eso. Es imposible no ser fan de artistas así. Y aprendí muchísimo con ellos, sobre el modo de entender la música, el concepto del espectáculo, la manera de trabajar... Estoy enormemente agradecida de haber tenido la oportunidad de hacerlo.

­—Prince llegó a producir su primer disco.

—Cuando surgió la posibilidad de grabar un disco y me preguntaron con quién me gustaría trabajar en él, quién quería que lo produjera y demás, no lo dudé ni un segundo, dije: Prince, Y él se mostró encantado. Le empecé a presentar mis canciones, se las tocaba con la banda y se produjo un proceso orgánico en el que todo fue creciendo. Prince estaba realmente entusiasmado con el material y con la idea de darle forma a la producción. Se involucró muchísimo, hasta el fondo. Y yo no podía sentirme más honrada, claro.

­—Ha participado en el programa de televisión «The Voice» (la edición estadounidense de «La Voz»). ¿Cómo fue la experiencia?

—Ahora que ya ha pasado tiempo, creo que fue una experiencia interesante. Es innegable que me ayudó mucho a tener más presencia, me proporcionó una exposición enorme en los medios que de otra manera sería muy complicado tener. Me dio la oportunidad de presentarle mi música a un público inmenso.

—Hay voces críticas respecto a estos «talent shows», dicen que prima más el «show» que el talento.

—Hay que reconocer que es más un espectáculo de televisión que un certamen artístico o un concurso musical. Es una especie de reality show donde es más importante el personaje que el talento que puedas tener o cómo cantes. El tema es quién eres, cómo te presentas a América, si les gustas y les caes bien, no solo si eres una buena artista. No hay que negarle las partes buenas que tiene ni olvidarse de lo que es en el fondo este programa de televisión.