Rubén Sierra, voz y guitarra de La Pegatina: «La normalidad es estar de fiesta y bailando todos juntos»

FUGAS

La Pegatina publica su octavo disco en estudio.
La Pegatina publica su octavo disco en estudio. .

El grupo de rumba catalana y ska publica «Hacia otra parte», un álbum de colaboraciones internacionales, reflejo de su espíritu libre y con vocación claramente festiva

27 may 2022 . Actualizado a las 22:03 h.

Confinar a una banda de naturaleza libre y viajera como La Pegatina tiene consecuencias. ¿Cómo no las va a tener? En este caso han sido fértiles y felices. El grupo catalán fue sosegando su espíritu trashumante, truncado por las restricciones, a base de realizar colaboraciones a distancia con artistas que han ido conociendo en sus giras internacionales. Algunos de los cuales sitúan entre sus referentes.

El fruto de ese viaje imaginado y de esas colaboraciones es Hacia otra parte, el octavo disco en estudio de los catalanes. Un disco que desde su propia presentación -el packaging es una maleta que contiene el cedé, un libreto pasaporte, un mapa y etiquetas de viaje- invita a la aventura y al descubrimiento. Invitación que se amplifica a medida que se suceden las canciones y se van presentando los colaboradores: Youthstar, el MC de los francoingleses Chinese Man, los argentinos Los Auténticos Decadentes, los uruguayos La Vela Puerca, los holandeses Chef’Special, los mexicanos Panteón Rococó, la brasileña afincada en París Flavia Coelho, los alemanes Querbeat, los bonaerenses Louta y los californianos La Santa Cecilia.

—Después de lo que hemos vivido, este disco es medicina.

—Para nosotros, desde luego que sí. Era una manera de viajar por diferentes países, sonoridades, ritmos e incluso idiomas en un momento en el que casi no podíamos salir de casa.

—¿Cómo hicisteis la selección de invitados?

—En algunos casos, teníamos el tema y pensábamos quién podría encajar en él y en otros, directamente, le lanzábamos la propuesta a grupos que para nosotros son referentes, como Panteon Rococó, Los Auténticos Decadentes o La Vela Puerca. Compartir este disco con ellos ha sido para nosotros un sueño cumplido.

—¿Os quedó alguna colaboración pendiente?

—Sí, alguna se quedó en el tintero, incluso ya con la canción hecha, pero al final el artista no pudo meter la voz. Pero no lo voy a desvelar porque tarde o temprano la haremos.

—«Hacia otra parte», decís. Pero ¿hacia dónde?

—Hacia cada uno de los países donde hemos ido a tocar, donde hemos conocido gente y donde hemos hecho esas colaboraciones. La Pegatina es un grupo que no tiene fronteras. En ese sentido, este disco ha sido un reto para nosotros porque en cada canción nos estamos yendo hacia el terreno de cada una de las colaboraciones. Fíjate a donde nos vamos en la de Flavia Coelho o el rock clásico que nos marcamos con Vela Puerca. Nada que ver con nuestras sonoridades habituales.

—Pero lo hacéis sin perder la esencia de La Pegatina.

—Eso es mérito del productor, Tato Latorre. Ha conseguido que nos vayamos al terreno del otro pero sin dejar de tener nuestra identidad.

—Aunque hay alguna dosis de compromiso, como por ejemplo en «Culpa do mar» o en «Corea del Sur», da la sensación de que esta vez habéis querido hacer un disco menos social y más festivo.

—Es que mira de donde venimos. Parecemos galgos enjaulados que están esperando que les abran para salir a correr. Y este disco es una forma de seguir expandiéndonos, de seguir siendo lo que siempre hemos sido: un grupo festivo, un grupo que la lía allá donde va. Después de estos dos años es muy necesario recordarle a la gente que la normalidad era estar de fiesta y bailando todos juntos. Aunque muchos de los temas se compusieron en cuarentena, no queríamos que en el disco aflorase aquel espíritu. Queríamos que se notase que fue algo pasajero y un mal sueño del que teníamos que despertar.

—¿Crees que recuperaremos el tiempo perdido?

—Yo creo que sí. Es necesario. E incluso podemos aprovechar para no volver a la precariedad de antes e intentar mejorar determinadas situaciones.

—Hay artistas a los que la pandemia no les cambió en exceso el formato de sus conciertos, pero es que a La Pegatina...

—Buah! Muchas veces teníamos que pedir disculpas porque de manera innata nos salía «¡venga, arriba!» o teníamos que parar el Mari Carmen porque la gente se levantaba. Como músico, era una sensación muy dura. Yo vengo aquí a repartir alegría y energía y cuando la gente la percibe y se contagia, tengo que parar. Era muy duro. Pero ya pasó. Este es el año de reencontrarnos y volver a sentir lo que sentíamos.

—Vuestra única cita en Galicia este año es en septiembre en el festival Revenidas. ¿Qué nos vamos a encontrar allí?

—Pues os vais a encontrar un show completamente nuevo, en el que vamos a presentar este nuevo trabajo y repasar toda nuestra discografía. Va a haber nuevos visuales, coreografías, confeti a punta pala... Es la vez que más hemos trabajado para un directo. Va a flipar la gente.

—Tú que eres de familia gallega y que pasaste aquí muchos veranos de tu infancia, ¿cómo estás viendo lo que está pasando con la música en Galicia?

—Hombre, todo lo que aporta el fenómeno Tanxugueiras lo apoyo al mil por mil. Me parece que reivindicar el mundo de las pandereteiras como lo han hecho ellas, traspasando idiomas y fronteras, es algo muy grande para la música gallega. Yo, por el tema de mi familia, siempre he consumido música gallega, pero reconozco que era muy difícil que la gente de fuera se adentrara en ese mundo. Y gracias a ellas ahora existe ese interés. Y, por encima, lo han hecho de una forma muy bonita, muy elegante y muy moderna pero sin perder la tradición. El año pasado ya subieron a cantar con nosotros en el SonRías Baixas. Ojalá pronto hagamos un temazo juntos. Ahí queda lanzado.

—En una entrevista en el 2016 nos decías que los grupos gallegos tenían miedo a salir de Galicia. ¿Se ha perdido ese miedo?

—Yo creo que sí. Que poco a poco va desapareciendo esa barrera. Una barrera que muchas veces se ponían los propios grupos. «¿Qué voy a hacer cantando en gallego fuera de Galicia?» Pues ya se ha demostrado que se puede salir y hacer cosas grandes, como hacen Tanxugueiras o Baiuca. Y eso va a hacer que detrás de ellos vayan muchas otras bandas. Ha empezado la revolución gallega en la música.

—¿Sigues yendo a Loiro (Ourense) de vez en cuando?

—Sí, sí. En pandemia no he podido ir, pero en circunstancias normales intento ir por lo menos una vez al año. Así que este verano, si todo va bien, estaré allí.

—¿Qué encuentras allí?

—Tranquilidad, recuerdos y volverme a encontrar con mi yo de pequeño. Con aquel Rubén ilusionado por tantas cosas. No quiero perder esas raíces. Volver a la aldea, al campo, a lo básico, a coger la bici, a darte una vuelta y perderte por ahí sin preocuparme de horarios ni de coches... Eso me ayuda mucho a cargarme de energía.