Juan Gómez-Jurado, el autor más vendido en España: «Cuando estoy escribiendo me ducho hasta cinco veces al día»
FUGAS
El escritor, que jamás deja nada al azar en sus historias, publica «Todo arde», una novela protagonizada por tres mujeres que están hasta arriba
10 nov 2022 . Actualizado a las 13:02 h.Es el autor que más ejemplares ha vendido en nuestro país en los últimos dos años y sigue batiendo récords. El escritor Juan Gómez-Jurado está en Galicia presentando su última novela, Todo arde, y ya da cifras de impacto: 60.000 ejemplares en 18 días. «Es un locurón, el doble que el libro anterior, una salvajada», dice. Después del exitazo de obras como Reina Roja, que se ha convertido ahora en serie, y con quince años de carrera en que los lectores le han sido muy fieles, Gómez-Jurado asegura que, a punto de cumplir los 45, tiene la la misma energía y las mismas ganas. «Sigo siendo la misma persona, solo me he quitado algunos defectos y he añadido otros nuevos», apunta.
—¿Cuáles son esos defectos que te han abandonado?
—Hay una frase en Todo arde que dice: «Madurar es darte cuenta de lo gilipollas que eras», y es algo que he ido viendo. Al chaval de 30 años que fui ahora le explicaría unas cuantas cosas.
—¿Te das mucha caña?
—Sí, yo soy mi peor enemigo, soy la persona que peor trato. Pero por suerte tengo gente muy buena a mi alrededor.
—¿Escribir cerca de la suegra da otra perspectiva de las cosas? ¿Te afectó?
—Ja, ja. Veo que has hecho bien tu trabajo. Sí, Teresa Peña hace muy buenas croquetas. Yo odio el término suegra, la llamo Teresa, y solo dejo que ella me corte el pelo. Nos queremos mucho. La gente que me rodea, mis amigos y mi familia son gente que me ayuda mucho mientras estoy trabajando, se leen mis libros, me apoyan... Soy lo que soy gracias a ellos. Cuando estoy escribiendo procuro estar lo más solo posible, por ellos, no por mí, porque me vuelvo bastante insoportable. Así que si alguien me trae unas croquetas, lo agradezco mucho.
—¿Te acostumbras a este éxito constante o te genera más presión?
—Mientras escribo, me da igual, pero sacar un libro es como madrugar o darte una ducha de agua fría, a eso no se acostumbra uno, cuando cae por el cuello y luego va bajando, sabes que te va a doler. Estoy lleno de miedo, de dudas y de responsabilidad. No se rebaja la presión por mucho que vendas.
—¿Sabes cuándo un libro va a funcionar? ¿Tienes esa intuición mientras escribes?
—Nadie tiene la fórmula del éxito ni un cheque en blanco para que el libro funcione. Lo que tienes, y eso es indiscutible, es el entusiasmo. En eso se apoya la literatura: en una gigantesca cantidad de entusiasmo. Lo único que puedes hacer es fiarte de tu lector interior, que en mi caso es el niño de 13 años que se metía debajo de una sábana con una linterna intentando saber qué le iba pasar a Tarzán.
—Landero, que acaba de ganar el Premio Nacional de las Letras, confesó que algunos de sus personajes los sacó de «First Dates». ¿Tú?
—Mis personajes son trozos de cosas que has escuchado, si Mari Paz, uno de mis personajes, habla en gallego, es inevitable que sean expresiones que dicen mis hijos en gallego, o mi mejor amigo en koruño... Mari Paz es así. Es una prueba de amor que tengo por Galicia.
—¿Por qué tres mujeres?
—Porque la historia salió así. Luego a esas tres les salieron cuatro hombres. Las historias necesito contarlas como me lo piden. Si miro atrás, en todas mis novelas hay más mujeres que hombres por abrumadora mayoría. Han salido así.
—Aura, Sere y Mari Paz. ¿Sacas los nombres de algún sitio?
—Tienen que sonar bien juntos, eso es muy importante. En La Bella Durmiente las tres hadas se llamaban Flora, Fauna y Serenela, esas tres hadas generaron tres nombres femeninos al mismo tiempo que han influido en cómo he construido estos nombres: Aura, Sere y Mari Paz. Ya sabes que en mis novelas no hay nada que suceda al azar, hasta el último detalle está metido.
—Tienes todo encajado en un puzle. Y ya te pueden decir lo que sea, que tú no mueves la historia que te has montado...
—Nunca cambio nada, tengo mucha suerte en este sentido. Hasta cómo termina una página para mí es importante, a lo mejor es una información que necesito que vaya en página impar o viceversa. Hasta ese punto llega lo mal que estoy de la cabeza.
—¿Cuántas páginas le has quitado a este libro, que tiene 560?
—Muchas: doscientas y pico. En pro de la velocidad.
—Tiene una forma muy visual, muy cinematográfica. Se lee como un guion.
—Sí, creo que mi escritura es muy visual, pero ahora que me he enfrentado a un guion como el de Reina Roja, te puedo decir que no es igual. De hecho, los guionistas de la serie me han dicho que el hecho de que yo lo haga tan visual a ellos les complicaba más.
—¿Por qué?
—Porque está tan retratada la historia, que si quitas cualquier elemento o lo cambias, deja de significar lo que significaba.
—«Todo lo que va a suceder comienza de la forma más prosaica». ¿Cuando arrancas la novela tienes que tener esa primera frase?
—Es una frase que tarda mucho en llegar. Y cuando lo hace es después de haber pasado muchos filtros en mi cabeza. Cuando el lector se enfrenta a un libro mío, esa frase es la más importante.
—¿Cuántas duchas te has dado esta vez mientras escribías?
—¡Uf! En invierno alguna menos, en verano cinco al día por lo menos. En la ducha se me ocurren muchas ideas.
—¿Sigues igual, con tus litros de té al lado?
—Sí, es que me duele mucho la espalda y necesito levantarme y darme una ducha de agua caliente a ver si me rebaja la tensión.
—«Todo arde» también vale como titular de la realidad que tenemos al lado. ¿Te afecta?
—Nos afecta a todos, pero sobre todo le ha afectado a Aura, Sere y Mari Paz. Ellas han necesitado hacer algo que pocos se atreven, que es que cuando la realidad te aplasta, hay que hacer algo al respecto. Es lo sorprendente: que alguien se atreva a hacer algo.
—¿Un libro es bueno cuando los lectores se divierten?
—Un libro es divertido cuando los lectores se divierten. Un libro que es divertido genera más hábito de lectura. Con lo cual es imprescindible que existan libros divertidos, que se conviertan en acontecimientos y vivan en el boca oreja de la gente. Así es como llenamos las librerías, las bibliotecas y conseguimos que los niños se enganchen a la lectura. No hay mejor libro ni lo habrá jamás que El Quijote, sin embargo, no es un libro que todo el mundo pueda leer en todo momento.
—¿Te has sorprendido riéndote de algo que has escrito tú?
—Sí, claro. Me tengo que reír yo primero. A veces no me doy cuenta y lo veo al día siguiente y me digo: 'Ah, pero esto es muy gracioso'. A partir de ahí, si me ha hecho gracia, es difícil que lo quite. Por ejemplo, cuando Aura le dice a Mari Paz: '¿Entonces tú crees que yo hice el desfalco?'. Mari Paz responde: 'A ver, yo abro puertas'. El humor gallego a mí me hace mucha, mucha gracia. Galicia está impregnando toda la novela de muchas maneras.