Elisabet Benavent: «Tengo el dedito rápido para bloquear»

Caterina Devesa A CORUÑA / LA VOZ

FUGAS

La escritora Elisabet Benavent, conocida como Beta Coqueta
La escritora Elisabet Benavent, conocida como Beta Coqueta

Tras vender más de 3 millones de libros, publicar 22 novelas y contar con tres adaptaciones de sus obras a la pequeña pantalla, la autora conocida como Beta Coqueta, vuelve a las librerías con «Los abrazos lentos». «Me gusta mucho Vigo. Tengo una relación especial con Galicia», señala

02 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde que publicó En los zapatos de Valeria no ha parado de cosechar éxitos. En total, Elisabet Benavent (Valencia, 1984) ha escrito 22 novelas cuyas ventas han superado los tres millones y medio de ejemplares. Por si eso fuera poco, saltó a la pequeña pantalla con la adaptación de su primera obra en la serie Valeria, que próximamente estrenará su tercera temporada. Después, la plataforma apostó por trasladar Fuimos Canciones y actualmente trabaja en Un cuento perfecto. Ahora, comparte con el público una recopilación de textos que ha publicado en su Instagram, Betacoqueta, en donde suma 411.000 seguidores.

—Los abrazos lentos se aleja de lo publicado hasta ahora. ¿No entraba en sus planes publicar este libro?

—Fue un poco el mensaje que recibía de redes y también en las firmas de libros. Me comentaban que les gustaría tener un espacio físico con todas esas reflexiones, estos puntos de diálogos de los textos de Instagram. Nos parecía también que podía hacerse en un formato bonito, tipo regalo, con este pequeño catálogo de textos, a veces de intensidad, que he ido publicado en los últimos cinco años.

—¿Este obra es más Elisabet Benavent y menos Beta Coqueta?

—No sabría decirte, pero creo que no. En realidad hay poca diferencia entre las dos, ese espacio entre el personaje y la persona real es donde crece la infelicidad de manera flagrante. En los textos está la fuerza de Beta y ese ímpetu, que igual Elisabet preferiría quedarse para ella.

—Esbozos, reflexiones y vida, ¿qué la llevo a escribir estos textos?

—La verdad, no lo sé bien, pero Instagram se ha convertido en una comunidad, en un punto de encuentro. Es una ventana en la que uno siente confianza para compartir todo eso. No son solo reflexiones, son esbozos, trocitos que quedaron de los libros, es un espacio como un diario de viaje digital.

—El resultado son más de 500 paginas, ¿cómo fue el proceso de selección?

—Pues fue un proceso bastante orgánico. Eché la vista atrás en la aplicación y cuando empecé fui parando porque claro, encontré textos con los que ya no me siento identificada. Pasaron los años y he cambiado, entonces comencé a partir de esos textos con los que me sigo identificado y tiré hacia adelante.

—Las palabras son tu salvavidas, dices en el prólogo, también pueden ser un verdugo, ¿cómo gestiona los mensajes de odio en redes?

—Pues en Twitter, que lo dejé en el 2019, aunque tengo la cuenta abierta porque no la he eliminado todavía, me fui porque no pinto nada ahí, pero me siguen llegando mensajes con inquina. También en Instagram. Hay días que los leo con más rabia que pena. Depende. Me sigue sorprendiendo que haya quien se permita a si mismo perder el tiempo con gente que no le gusta ni le cae bien. Si es repetitivo tengo el dedito rápido para bloquear. Porque además tengo una comunidad de seguidores sana que no me gustaría que se intoxicase con esos comentarios.

—Señala que la mayoría de veces esos mensajes son de mujeres.

—La culpa no es de las mujeres. Creo que nos han inculcado esa competitividad. Como había pocas mujeres en el mercado laboral parece que había que ser como lobas. Yo no creo en la frase de que no hay nada peor una mujer que otra mujer. Creo que, de hecho, tenemos una empatía entre nosotras, que hay sororidad. Eso no significa que todas las mujeres nos caigan bien y no creo que que haya comentarios negativos de mujeres tenga nada que ver con el movimiento feminista.

—Este libro no habla solo de usted.

—No, en realidad aunque estén escritos desde el yo, son reflexiones sobre una peli, de una conversación, sobre una canción… Es mi voz, pero no es tanto mi experiencia personal, que a veces también. Pero no es más personal que una novela, porque ahí tienes el truco de esconderte detrás de la ficción. Lo que son es textos más intimistas.

—Es un libro diferente a las obras que ha publicado hasta ahora, ¿en qué línea seguirá?

—Estoy con otra novela románica que saldrá la próxima primavera. Me lo paso muy bien con esta obra, me estoy riendo mucho de mi misma.

—En «Todas esas cosas que te diré mañana», Tristán es gallego, ¿cómo surgió?

—Tengo una gran amiga que es de Vigo y a mí siempre me ha gustado mucho la ciudad. Me parece que es señorial a la vez que cálida, para mí tiene mucho encanto. De alguna manera, fue el mismo personaje el que decidió ser gallego. Hay cosas que es muy difícil saber porque las decidí. Tengo una relación muy especial con el norte y con Galicia. Siempre digo que soy una mala mediterránea.

—Dice que hay que escribir para aprender, ¿cuántos textos suyos no verán la luz?

—Tengo un montón de reflexiones que me sirven como punto de partida de los capítulos de las novelas y tengo novelas enteras escritas que no van a salir jamás porque ya no me siento identificada. El tiempo pasa y uno evoluciona, como escritora, dejas de tener esos puntos en común.

—Se está rodando «Un cuento perfecto», ¿ qué puede adelantar?

—Participé desde el comienzo, en el cásting y la revisión de los guiones. Estoy muy tranquila. Es tal cual me lo imaginaba y estuve en la toma de decisiones.