Las voces románticas que guían a la Gen Z

Las llaves, el amor y las noches más divertidas se encuentran cuando no las buscas. Lo mismo ocurre con las novelas románticas, sus protagonistas te calan por dentro y se quedan para siempre en tu corazón. Así lo ve la escritora juvenil ferrolana Andrea Tomé, quien acostumbra a tratar relaciones amorosas en sus obras. La autora de Kiss § Cry considera que nos encontramos ante un buen momento para el amor. Prueba de ello es que autoras como Elena Armas, con Farsa de amor a la española, y Amor en juego y Mercedes Ron, con 30 Sunsets para enamorarte, arrasan en la plataforma TikTok, no solo en España sino que también fuera. «BookTok ha ayudado a crear una nueva ola de lectores juveniles que buscan historias ligeras con personajes que experimenten amores tanto heterosexuales como LGTBI», apunta Andrea. Idea que también, sostiene Esther Sanz, editora del sello Titania y de los libros de Los Bridgerton: «La edad del lector ha pasado de estar entre los 35 y 50 años a ubicarse de los 30 años para abajo. Además, son lectores que al crecer se pasan al new adult, el paso siguiente a la juvenil». Andrea destaca el reto que supone escribir para la generación Z y sus sucesoras: «Se los suele subestimar, pero son un público muy difícil de contentar. Saben qué es lo que quieren y si no sabes dárselo, no vas a conseguir tener su atención».

El fenómeno de Los Bridgerton 

Uno de los clichés que mejor funciona en este género es el «del odio al amor». Uno de los favoritos de Andrea Tomé: «También, se lleva el «de rivales al amor». Las dos son emociones muy volubles y fuertes que enganchan porque en cualquier momento las tornas tienen que cambiar y se tienen que enamorar». Precisamente se pueden apreciar en los libros que conforman la saga de Los Bridgerton. En ellos cada hermano encuentra el amor y para ello deben enfrentarse a baches sentimentales, enganchando al lector. «Los libros de Julia Quinn son como bombones, te lees uno y tienes la necesidad de seguir devorando ese humor particular que la caracteriza», indica su editora, Esther Sanz.

Añade que con Los Bridgerton se da un fenómeno curioso porque son libros que llevan en la editorial unos veinte años y que ahora están viviendo, gracias a Netflix, una segunda vida. «La clave fue cambiar sus portadas por unas más frescas», explica su editora refiriéndose a que con ese cambio de imagen consiguieron llegar a nuevas audiencias. «Sabíamos que las lectoras fieles a Quinn iban a seguir comprando lo que se publicara de ella, pero con la serie se pudo conectar con el público joven», añade. Con ella coincide Andrea Tomé, que opina que Quinn ha creado un nicho en la industria con sus novelas: «En Inglaterra está arrasando Lex Crouche con sus libros ambientados en la regencia victoriana, son como Los Bridgerton, pero desde el punto de vista LGTBI».

El amor no entiende de género

Tras la pandemia, por fin ha explotado la nube de colores de la literatura LGTBI y, se ha asentado como una corriente más dentro del género romántico. El éxito de libros como Heartstopper, de Alice Oseman, y de Rojo, blanco y sangre azul, de Casey Mcquiston, pone sobre la mesa diferentes formas de amar. Este último, según Mar Peris, editora y directora literaria de Molino, trata una historia fresca llena de humor que gira alrededor del cliché «de enemigos a amantes», en un asunto de Estado, entre el hijo de la presidenta de EE.UU. y el de la reina de Inglaterra. Andrea Tomé, en cuyos libros presenta a personajes pertenecientes al colectivo, ve la presencia de estos libros como una ayuda para aquellos jóvenes que están explorando su sexualidad o que necesitan encontrar un apoyo que no tienen en su entorno: «La comunidad lectora es agradable y muchos chavales ven en ella un lugar donde sentirse escuchados y arropados».

Las novelas ayudan a mostrar a los jóvenes comportamientos tóxicos que se pueden dar en la pareja. «Lo peligroso es romantizarlos y mostrarlos como algo que te deba hacer sentir bien», explica Andrea, que recomienda Clementine, de Clara Cortés, donde se muestran las diferencias entre una relación tóxica y una sana. En la novela romántica, la variedad reside en el gusto.

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