Medio siglo en el mundo de «Esther»: «'Esther' es la vida, es enamorarte de quien no te quiere, es llamar a tu madre ¡y que no te deje hablar!»

FUGAS

Esther Lucas ilustrada por Aneke. Al lado la dibujante y el guionista Carlos Portela con ejemplares de «Las nuevas aventuras de Esther. La boda».
Esther Lucas ilustrada por Aneke. Al lado la dibujante y el guionista Carlos Portela con ejemplares de «Las nuevas aventuras de Esther. La boda».

Hablamos de Purita Campos, del test de las 36  para enamorarse y de la boda del año con el guionista gallego Carlos Portela y la ilustradora Aneke. «Mogollón de hombres nos cuentan ahora que leían a escondidas a Esther», revela este tándem creativo que firma la última aventura de Esther. La pecosa más estilosa vuelve para hacer de tu vida un viernes...

09 jun 2024 . Actualizado a las 10:59 h.

Hubo un tiempo en que la vida era un viernes. Un tiempo de Un, dos, tres, chicles a peseta y manos locas en el que muchas chicas, entre ellas la actriz Marta Hazas, se escurrían del mundo real para colarse en el mundo de Esther, que con sus amigas y sus decisiones y deseos abría otro horizonte en el cómic, y no solo, también una vía de escape en esos estanques que son familias y amistades en el ecosistema de la realidad social.

Eso de que la vida era un viernes lo sentía Marta Hazas cuando leía los tebeos de la creación más estilosa de Purita Campos en la papelería de su «yaya» en Santander. Y lo cuenta ella misma en la que llega como la aventura final de esa chica pecosa que se lava el pelo cada vez que está de los nervios. Las nuevas aventuras de Esther. La boda revela el final del idilio más largo del cómic de la mano del guionista Carlos Portela (Vigo, 1967) y la ilustradora Aneke (Madrid, 1984), que se estrena como retratista estheroidea.

Con las novelas Esther cumple cuarenta y La elección de Esther habíamos sorteado un baile de años antes de esta aventura nupcial en cómic, para descubrir a la Esther de siempre, pero a los 40, con un divorcio no válido debido a un error judicial, una hija adolescente cuya paternidad es incierta y relaciones afectivas que son carnaza de diván... y un caramelo para el lector.

ABRE LA BOCA Y HAY LÍO...

Hace 50 años ya que llegaron a España las historias clásicas de Esther Lucas. Lo celebramos reivindicando a Purita Campos, una Ibáñez que seguimos descubriendo, con Aneke y Portela. Carlos conoció a Purita en una edición del salón coruñés Viñetas do Atlántico, cuando ella lo visitó de invitada en el 2005. «Su editor de Bruguera tenía intención de volver a publicar las historias de Esther y tenía que resolver el tema legal. Vieron que Pura y yo nos llevábamos muy bien y se les ocurrió que podíamos hacer juntos una historia mientras trataban de sacar la reedición adelante —cuenta a Fugas el guionista de Velvet—. Yo les propuse hacer una historia, en vez de sobre ella joven, sobre Esther mayor». Le dio la idea el hecho de que su pareja de entonces, fan de Esther, tuviera 40 años. Propuso entonces que Esther tuviera 40, que estuviese divorciada, que tuviese una hija adolescente en un constante tira y afloja con su madre... Y así fue.

Esther no es solo Esther. Es Rita, Doreen, Carol, Laurita... «Muestra cinco o seis tipos de mujeres distintas, cada una con su forma de ser y de vivir —advierte el guionista—. Esther es moderna, tanto en los 70 como ahora». Esther surfea las olas feministas sin perder el equilibrio. Sus personajes muestran un poderío que tiene más que ver con permitirse ser tal como son que con llevar la camiseta de empoderada. «Yo la veo natural. Me gustan los personajes que no defienden su teoría, sus creencias, sino que sencillamente son —dibuja Aneke—. Esther es una mujer que hace lo que quiere, que tiene su vida, que es independiente, que persigue sus sueños. Es un modelo a imitar de resiliencia. Su empoderamiento reside justo en ser quién es».

¿Esther es romántica? «Sí, y una cosa no quita la otra... También tiene muchos lectores masculinos. Aneke y yo nos encontramos ahora mogollón de lectores masculinos que dicen que la leían sin decirlo, a escondidas, quizá porque en aquellos años no quedaba bien ser hombre y decir que leías a Esther, pero los sentimientos, al final, son los mismos», afirma Carlos, que le ha dado hondura al bello Juanito convirtiéndolo en algo más que una vistosa carcasa.

Carlos Portela siempre se ha considerado un invitado de lujo en el mundo de Esther. Contra todo pronóstico del guionista, la Esther adulta se movió como pez en el agua fuera de la viñeta y se comió en narrativa a más de 50.000 lectores. Cinco ediciones alcanzó Esther cumple 40, una novela llave para esta aventura nupcial de cómic que vio la luz está primavera. Hubo una segunda novela, La elección de Esther, a la que la idea era que siguiese una tercera. La muerte de Purita Campos, del marido de la ilustradora y de la editora Belén Bermejo, de Espasa, marcó un desolado parón en el camino. La ilusión se desinfló por completo...

Pero el hijo de Purita, Paco Ortega Campos, y el editor Vicente García, del sello Dolmen, no dejaron que el futuro de Esther (ni la ilusión de sus fans) se quedase en la estacada. Y así empezó a cocinarse esta boda, entre otras nuevas aventuras en las que acompañamos a Doreen, a Rita, a Juanito, a Laurita, o al señor Patterson... Por cierto, Carlos confiesa que para este personaje se ha inspirado en alguien conocido del sector audiovisual en Galicia. Pero no suelta más. Os animo a especular y a disfrutar, también del placer de sufrir, con Esther.

El traje de novia que llevará el día D la pecosa (¡un Agatha Ruiz de la Prada!) es solo una peca de interés en esta aventura que como potente bonus track incluye muchas cosas, entre ellas el «paso a paso» de cómo se hace un página de Esther o el célebre test de Arthur Aron de las 36 preguntas para enamorarse. Maravilla (Yo lo hice sola conmigo misma y oye, casi me pongo a llorar...).

«El otro día una amiga que fue mi jefa cuando hice Velvet y Las chicas del cable me decía: 'Escribes bien mujeres'. Supongo que es la observación... Me sale muy natural. Me siento cómodo. Pero sí hay gente que me ha dicho: 'Esto no lo puede escribir un hombre'. Y Pura Campos hacía el chiste: '¡Y es heterosexual!'», revela el guionista, qie se pasó a los mundos de Esther tras estar en Galicia haciendo comedia y narcotráfico, series como Padre Casares y Matalobos.

«Carlos es muy ecléctico. Hombres y mujeres no somos tan diferentes. Los que estamos en la cultura y el arte vemos la psique, vemos a las personas, no tanto que sean hombres o mujeres. Hay mujeres y hombres de todo tipo... ¡Joé, basta de ver todo en el patrón de mujer-cuidadora, hombre-protector!», insta Aneke, que se tiró a la piscina al asumir el reto, como dibujante, de redibujar a Esther y los seres de su mundo. Dejó de lado esa vocecilla racional que le decía que era un desafío imposible y digamos que se dejó liar por una intuición a lo Esther... Esto siemprre es un éxito.

Tener dos hermanas psicólogas y un padre psiquiatra le dan al arte de Carlos Portela un código mental interesante. Se nota la perspicacia y la profundidad psicológica... «Esther al final es la vida —dicen Aneke y Carlos—, es enamorarte de quien no te quiere, son las amigas, es meter la pata, es la familia, es llamar a tu madre y que te cuente ella ¡y no te deje hablar! Que te cuelgue sin dejarte hablar».

Todos al diván de Esther. La vida es a veces es viernes por la tarde. Y la felicidad, pasar y pasar página...Tener un amor (o dos), sufrir una pérdida, no saber qué hacer, desconfiar de tus amigas, morirse de la pena alguna vez y seguir adelante tratando de cumplir nuestros sueños.