Los mejores libros del verano: 20 recetas literarias diferentes

Redacción / La Voz

FUGAS

Las vacaciones son otra historia y empieza con buena letra. Aquí veinte recetas literarias, elegidas por veinte lectores, para digerir el invierno y sumergirse en la estación más luminosa

21 jun 2024 . Actualizado a las 20:53 h.

Novela, ensayo, cómic, cuento. No todo son novedades en nuestra selección de títulos para empezar a pasar las páginas del verano sin que se nos caiga de las manos con la primera letra. Cada lector ha elegido un título en este menú de recomendaciones, que va de lo último de Richard Ford a la isla (para desconectar pensando) de Gozo, de los cuentos completos de Stevenson a algo «Lento y Salvaje» que cose con canciones la existencia. Estrena el verano con buena letra. Empieza...

«Sé mía», Richard Ford

Anagrama, 400 páginas, 21, 90

Sabias páginas. Richard Ford es como los buenos vinos. Envejece de forma excelente. Ahora nos entrega su quinto libro sobre Frank Bascombe y lo convierte en su catedral. Páginas llenas de sabiduría. Nada que ver con los telegramas de El periodista deportivo con el que debutó su personaje Bascombe. Ahora es un hombre mayor de 70 años que acompaña a su hijo mayor con ELA en un recorrido por América. Páginas que llegan para quedarse. César Casal

«Tarántula», Eduardo Halfon

Libros del Asteroide, 115 págs., 18,95

De campamento con Halfon. Antes de enviar este año a los niños de campamento lee a Eduardo Halfon. O mejor no... El autor guatemalteco vuelve a deleitarnos con una pequeña joya (pequeña por su extensión) en la que recrea con lucidez otro episodio de su infancia. Un retazo de su vida que su prosa delicada y brillante convierte en obra de arte. Para leer y releer. Elena Méndez 

«No me gusta mi cuello», Nora Ephron

 Libros del Asteroide, 168 páginas, 18,90

Nora Ephron te cura el alma. Nora Ephron debería estar prescrita por los médicos porque su lectura sana. En especial, si eres mujer y estás en ese momento en que sudas mucho. Es lista, ácida, judía y fiel a Nueva York. ¡Y sus libros son cortos! Te pongo el arranque para que veas: «No me gusta mi cuello. Francamente. Si lo vieran tampoco les gustaría...». Te partes. Sandra Faginas

«Felicidad perversa», Tove Ditlevsen

Seix Barral, 256 páginas, 19,90

Bocaditos ácidos de realidad. Deslumbra en relámpagos esta autora danesa universal que hace de pequeñas escenas cotidianas (de parejas, de infidelidades, de hijos, de deseos enterrados que sacan un pie al aire) un corte exquisito, una cena sorpresa. ¡Aquí el solomillo de nuestras penas! Estos cuentos son 21 bocados de felicidad indigesta. La otra cara del país más feliz del mundo saca la lengua en Felicidad perversa. Ana Abelenda

«Lento y salvaje», Ricardo Lezón

Plaza & Janés, 248 págs., 20,80

Juego de memoria. Si el verano te provoca melancolía, lee Lento y Salvaje. No importa que no hayas escuchado a McEnroe, este no es un libro de música, es uno donde se cuenta la vida con la belleza como horizonte. A veces la vivimos y no nos damos cuenta, pero está presente en este un juego de memoria donde se cosen las canciones y la existencia. Pura literatura. Mercedes Corbillón

«Baumgartner», Paul Auster

Seix Barral, 264 págs., 19,85 

Una despedida cálida e inteligente. Conociendo el destino de Paul Auster es inevitable no llegar a Baumgartner con la sensación de despedida. Es posible que el autor, que escribió la novela diagnosticado de cáncer, así lo sintiera y por eso tejió esta elegía a la vida que se escapa, pero que no impide cultivar el placer por las pequeñas cosas. Su última obra es cálida, inteligente y con un final que se abre al suspense. Mila Méndez

«Bo día, tristeza», Françoise Sagan

Editorial Rodolfo e Priscila, 120 páxinas, 18

Adolescencia de salitre e sol. Ler a Cécile comendo laranxas a bocados fai espertar esa ansia por que sexa agosto, o mes no que non pasa nada. Tan pouco pasa que tes tempo de ollar os detalles, de examinar as miradas. E claro, darlle ao coco mentres a un lle dá o sol é un perigoso deporte para unha adolescente tan voluble como as súas convicións. Deliciosísima novela de 1954, agora en galego. Belén Araujo

«O nadador», John Cheever

Rinoceronte, 288 páxinas, 22

A piscina de John Cheever. Publicados con anterioridade en The New Yorker, os relatos de O nadador compoñen o quinto dos seis volumes de contos escritos por John Cheever (1912-1982), implacable retratista da clase media norteamericana do seu tempo. Poucas alegorías do fracaso tan lendarias como as páxinas da peza que titula o conxunto. Diego Ameixeiras

«El embrujo de shanghai», Juan Marsé

Lumen280 páginas, 18,90

La gran fábula de los sueños. En la gris y desesperanzada Barcelona de posguerra, centro del universo literario de Marsé, niños y adultos se entregan a los sueños para aplacar el dolor de la derrota y cicatrizar las heridas de la guerra. Una bella fábula sobre cómo la imaginación nos ayuda a soportar la verdad. Mario Beramendi

«Fiesta», Ernest Hemingway

Debolsillo, 288 págs., 10

Verónica para sensibles. Encierra la sanferminada yanqui de Hemingway muchos recovecos por los que escurrirse. Entre los alardes de gallo gallardo, deja el tipo que se murió matándose perlas de intimidad. Como esa escena solitaria en una habitación triste de un triste París donde el protagonista se admite que solo sabe ser duro de día. Que de noche echa de menos. Carlos Portolés

«Años luz», James Salter

Salamandra, 384 páginas, 19,95

Ojalá no haberlo leído todavía. Años luz es —así lo fue para mí— uno de esos libros a los que uno se sorprende volviendo distraídamente, enredado en algún detalle —aquellas manzanas pequeñas y ácidas a la orilla del río—, en aquel diálogo; es una de esas historias que desearíamos no haber leído para poder leerlas de nuevo por primera vez, una de esas novelas que, por nada en concreto y por todo, el lector recuerda exactamente cuándo y dónde se asomó a ella. Poco hay mejor para una mañana de verano a la sombra que el luminoso universo de Salter. Afortunados, no quieran saber más. A por él. María Viñas

«Gozo», Azahara Alonso

Siruela, 226 páginas, 15,95

El placer de no hacer nada. No hay mejor momento que el verano para leer esta oda al estado contemplativo. La filósofa Azahara Alonso mezcla ensayo y diario en esta obra con el único objetivo de reivindicar el descanso. Desde Gozo, una de las 21 islas que compone el archipiélago de Malta, la autora asturiana desgrana los pormenores del no hacer nada. Las voces de otros autores se entrelazan con la narración de sus aventuras en un pequeño trozo de tierra rodeado de mar donde vive, y deja de vivir, muchas cosas por primera vez. Laura Placer

«Cuentos completos» de Robert Louis Stevenson

Penguin Random House, 1.024 páginas, 14,20

«Tusitala», el cuentacuentos. En la verdísima y exuberante isla de Upolu, en la Polinesia, se esconde una tumba austera, pero muy venerada, entre la espesa vegetación: es la de Tusitala, que significa el cuentacuentos, en la lengua de los aborígenes samoanos. Allí descansa el incansable aventurero y genial literato escocés Robert Louis Stevenson, que escribió novela, poesía y ensayo, y fue un gran maestro del relato. Sus Cuentos completos nos arrojan al mar, al amor y al misterio aunque no tengamos presupuesto para viajar tan lejos in omne tempus. María Salgado

«Los ojos de Mona», Thomas Schlesser

Lumen, 512 páginas, 22,71

Un relato único en 52 obras maestras. Apasionante novela, convertida en terremoto editorial, sobre una niña, amenazada de ceguera, y su erudito abuelo, que le descubre, en museos, una obra de arte durante las 52 semanas que le restan de visión. La pequeña, mientras se sumerge en cuadros de Goya o Vermeer, aprende valiosas lecciones sobre generosidad o autonomía, en una aventura, también filosófica, que lleva a leer la obra como El mundo de Sofía sobre el arte. Una iniciación a la belleza y a la vida en 52 obras maestras. Olalla Sánchez

«Herba», Keum Suk Gendry-Kim

Rinoceronte, 480 páxinas, 28

Historia da que non saes indemne. Non se sae indemne desta banda deseñada, vertida ao galego por Alba Verea. Coma se asistísemos ao desenvolvemento dunha entrevista, reflectida con sinxeleza en contrastes en branco e negro, desvélase a vida da «avoa» Lee Okseon, falecida a finais do 2022, símbolo dun crime de guerra perpetrado con mozas que se convertían en «mulleres de conforto»: eufemismo para describir ás nenas forzadas como escravas sexuais para as tropas do exército imperial xaponés. Muller estigmatizada, e encarnación inequívoca de resiliencia. Ramón Nicolás

«Acerca del robo de historias», Gueorgui Gospodínov

 Impedimenta, 158 páginas, 19,50

Demasiado humano. A veces el lector precisa una dosis de medicina que lo redima de tanto cinismo, tanta mente brillante y provocadora, tanta violencia. Inmerso en el ruido diario, en el fango de la geopolítica y la cultura del espectáculo, no tiene por qué advertir su propia necesidad, una sed homérica. Entonces, no siempre ocurre, el azar, la fortuna, el buen criterio de un editor, un amigo pone en sus manos un libro como este hatillo de relatos de Gospodínov. Y así, ya en soledad, libera sanadoramente el llanto y acompaña en su desamparo a Gaustín... Humano, demasiado humano. Héctor J. Porto

«Ronsón», César Sebastián

Autsaider, 128 págs., 19

Cruda realidad del pasado idealizado. Verano es sinónimo de aldea, de pueblo, si se habla de los que están más allá de Galicia. Pequeños lugares con grandes historias y dramas como el que describe con delicadeza César Sebastián. Una mirada al pasado de su protagonista, dibujado como un niño pero que reflexiona como el anciano que ya es. Los recuerdos inocentes del primero se entrelazan con el análisis crudo que de ellos hace el segundo. Y muchos duelen. Los tonos ocres y el acabado rústico le dan un toque especial a esta novela gráfica. Olga Suárez

«Loira», Étienne Davodeau

LA CÚPULA, 106 páginas, 22,50

La memoria desparramada. Cuántas historias pueden dar los más de mil kilómetros del río Loira, el más largo de Francia. A Étienne Davodeau, posiblemente el dibujante que mejor retrata el mundo rural desde el cómic, ese espacio le inspiró el relato de un encuentro entre desconocidos con un único nexo común: una mujer. Una historia sobre la memoria, el respeto, las diferencias generacionales y la desazón del paso del tiempo. Un relato íntimo acompañado por esas viñetas de acuarela y una puesta en página sencilla. Pura nostalgia sin caer en el lagrimeo. Rubén Santamarta

«Cómo alimentar a un dictador», Witold SzabLowski

 Anaya, 256 páginas, 22,95

Sobremesas teñidas de sangre. En esta época en la que el buen tiempo suele invitar a alargar las sobremesas más de la cuenta, el periodista Szablowski destapa, a través de un relato fascinante, con qué llenaba las tripas de algunos de los mayores sanguinarios de la historia reciente. ¿Qué hacía relamerse a Sadam Huseín? ¿Llenaba de carne humana Idi Amin su despensa? ¿Qué menú vestía la mesa de Pol Pot mientras millones de compatriotas morían de hambre? Los cocineros de cinco dictadores desvelan sus más nutridos secretos. Sara Cabrero

«O incendio», Sara Vila Alonso

Xerais, 200 páxinas, 17,05

Entre a beleza e a decadencia. A aldea de Neboeiro queda arrasada por un incendio, pero antes da devastación había vida, por veces moi dura, outras entrañable. Medramos canda a protagonista: o espertar á adolescencia, a violencia, a consciencia do seu corpo, da súa realidade, a relación coa súa avoa que é piar da súa crianza, o paso do tempo e o deterioro cognitivo chegada a vellez. Moitos son os temas desta magnífica novela, que incomoda e invita a reflexionar entre a beleza e a decadencia dun mundo que se esvae. Malores Villanueva