Darío Villanueva somete a un profundo análisis crítico los desvaríos de quienes han acabado por atropellar la Razón y el sentido común
26 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.En el 2021, y en demostración irrefutable de que «el sueño de la razón produce monstruos», la Universidad de Oxford se planteó la necesidad de corregir su plan de estudios musicales, que había venido estando centrado, al decir de algunos de sus críticos, solo en la «música europea blanca del período esclavista». Según una de las musicólogas impulsoras del proyecto, la novena sinfonía de Beethoven, genio inmenso que se convertía en una de las víctimas más ilustres del plan revisionista, era expresiva, por ejemplo, de «la rabia asesina y estranguladora de un violador». ¡La novena sinfonía! Pero, por supuesto, la cosa iba más lejos. ¡Mucho más lejos! La propia notación musical, vigente ya mil años, resultaba también, al decir de cráneos tan privilegiados, «discriminatoria y colonialista», como lo ponía de relieve el hecho intolerable de que una nota blanca valiese ¡el doble que una negra! Sí, sí: nada de lo que acaban de leer es una broma. Constituye un auténtico delirio, desde luego, pero no por ello menos cierto.
La historia, que he elegido entre otras muchas dignas de figurar en una antología de los más necios disparates, es la primera que recoge Darío Villanueva en el último de sus libros, El atropello a la Razón, un ensayo tan brillante como entretenido, tan valiente como necesario, y, ni que decir tiene, maravillosamente escrito. Con él cierra el autor una magnífica trilogía, que completan Morderse la lengua. Corrección política y posverdad (2021) y Poderes de la palabra (2023). Una trilogía destinada a reivindicar el racionalismo, las libertades de expresión y pensamiento, el sentido común y los valores de las Luces frente a quienes, de la mano del más irracional oscurantismo, han puesto patas arriba gran parte de los avances que asociamos a la modernidad, reivindicando una posmodernidad en la que, por decirlo con una célebre sentencia, «todo lo que es sólido se desvanece en el aire».
Quien fue director de la Real Academia Española y catedrático de Teoría de la Literatura durante varias décadas en la universidad compostelana se enfrenta en la obra que comento a un peligro, no por sinuoso, menos presente en la vida diaria de las sociedades actuales: el derivado de toda esa serie de fenómenos, relacionados entre sí, que agrupamos bajo el común denominador de la corrección política. Pertrechados con las razones de la Razón, nacida con la Ilustración, el autor se coloca, así, del lado contrario al «del posmodernismo característico de nuestra sociedad líquida, del pensiero debole, la llamada inteligencia emocional y el triunfo filosófico de la deconstrucción, el estandarte de la conocida en Estados Unidos como French Theory».
Teoría francesa, en efecto, pues serán sobre todo un grupo de filósofos franceses (Foucault, Derrida, Deleuze, entre otros) los autores que acabarán por dar soporte teórico a quienes, en gran medida desde del confort intelectual que otorgan a sus miembros algunas prestigiosas universidades norteamericanas, acabarán por convertir a las identidades, el lenguaje como supuesta forma de violencia, la raza, las minorías o la orientación sexual en asuntos estrella del debate social y político en el siglo XXI.
elevación de la incultura
El excelente libro de Darío Villanueva, que somete a profundo análisis crítico los numerosos desvaríos de quienes han acabado por atropellar la Razón, el sentido común, la ciencia y las verdades que de aquella se derivan desde el irracionalismo, la negación de los valores del liberalismo, la elevación de la incultura a los altares de la individualidad y las verdades ignorantes a gusto del consumidor, se sitúa en la línea de quienes han decidido plantar cara a las burradas (y nunca mejor dicho) de la corrección política y a las enloquecidas estupideces que le sirven de soporte. Es el caso de otros libros, de dos de los cuales les he hablado ya a los lectores de La Voz: Sentimentalismo tóxico (2016), de Theodore Dalrymple, y Teorías cínicas. Cómo el activismo del mundo académico hizo que todo girara en torno a la raza, el género y la identidad... y por qué esto nos perjudica a todos (2023), de Helen Pluckrose y James Lindsay. Uno y otro, junto con el que ahora se comenta, constituyen, a la postre una muestra del indispensable combate del talento contra la loca necedad, por decirlo con un verso de Shakespeare, que, muy oportunamente, recoge en El atropello a la Razón el profesor Darío Villanueva.