Reyes Pérez triunfa con su detective desastre: «Tía Papucha se coló gracias al boca a boca en coles de medio país»
FUGAS
La autora, afincada en A Coruña, ideó una saga sobre una investigadora desastre, protagonista de mil disparates. En una feria del libro, la serie se elevó entre las obras infantiles más vendidas
13 dic 2024 . Actualizado a las 15:44 h.A Reyes Pérez aún le cuesta creer adónde llegó el proyecto literario que inició hace dos años tras comprobar cómo las historias que ella ideaba y contaba a sus dos hijas y amigos les atrapaban. «Inventé un per sonaje, el de La tía Papucha, una detective fuera de lo común que se ve envuelta junto a su inseparable gato Micifú en divertidos malentendidos. Al ver que los niños de mi entorno siempre me pedían más, me decidí a recoger sus peripecias de forma escrita en una obra y a contactar con una ilustradora (Sonia Ramallo). Aunque yo tengo otro trabajo —estudió ingeniería agrónoma y es funcionaria en la Xunta—, nunca dejé de escribir. Eso sí, no había dado el paso de publicar nada», explica la autora, una barcelonesa de 48 años criada en Madrid y afincada en A Coruña por un gallego. «En el 2025 verá la luz el cuarto título de la saga», avanza feliz.
—¿Aqué atribuye el éxito del personaje?
—La tía Papucha, un nombre que surgió de forma espontánea, es una mezcla entre Rompetechos y una señora mayor, fan de los gatos, que se pone al mundo por montera, sin miedo al qué dirán y que siempre anda metida en líos. Para mí, la clave es contar historias de humor, realzadas con las ilustraciones de Sonia, que prueban que leer es divertido. Las aventuras atraen también con una edición cuidada y con cambios de tipografía, que ayudan a pequeños con dificultades lectoras. Me llena de orgullo motivar a los niños a leer. Varios padres me han comentado que sus hijos, no lectores, están deseando ya que salga el siguiente libro...
—¿Fue clave el boca a boca?
—Sí, desde el inicio. La primera obra (La tía Papucha buscando a Matías), del 2022, en la que la protagonista debe resolver el misterio de un gato perdido, la habíamos autoeditado, lanzando de inicio 300 ejemplares, que se agotaron rápido. Se empezó a correr la voz, y ya no solo entre gente cercana, algo que hacía prever que la obra gustaba. Siempre cuento que una madre, y maestra, de la localidad alicantina de Bigastro, que descubrió el libro por las redes, decidió introducirlo como lectura en su colegio después de constatar cómo se reían sus hijos. En su centro, los alumnos, que incluso hicieron ese año una Tía Papucha gigante y la sacaron en procesión al grito de «Pa-pu-cha», algo que vimos por vídeos que nos enviaron, pidieron que la obra repitiese al curso siguiente como lectura obligatoria. Fascina ver eso o que, por el boca a boca, se colase en centros de medio país, como de Madrid o Guadalajara. Ante el tirón, el sello, SoldeSol, ya editó de forma tradicional el segundo título (La tía Papuchay el misterioso robo del collar de brorrio).
—¿Cómo es la acogida en Galicia?
—En A Coruña, sobre todo, es donde la saga tiene su mayor público. Este verano, en su feria del libro, fuimos en dos casetas la obra infantil más vendida, compitiendo con superventas. Desde Santiago nos llegaron en carnaval fotos de una niña disfrazada de la protagonista... Esa lectora es una de las muchas que proyecta la serie y ayuda a contrarrestar el hándicap de no ser conocida aún en todas las librerías.
—Aunque habla de la saga como «puro ocio», no faltan guiñosa pasajes culturales.
—La meta de las obras es pasar un buen rato. Aún así, me gusta, desde el humor, introducir datos de cultura general, para que los niños se familiaricen con ellos. Este aspecto, además, ayuda a los colegios a trabajar con las obras. En el tercer título, que lanzamos en agosto, La tía Papucha y el robo del gato de Munch, la detective se va de viaje a un París conmocionado por el robo del famoso cuadro. Una pintura que en vez de representar a El grito de Munch refleja a un gato... En mis obras la historia está de alguna forma presente. Mis padres eran profesores de Historia y mi hermano es fundador de una editorial de Historia Antigua muy reconocida, Desperta Ferro. Todo influye...
—¿Sería La tía Papucha su álter ego?
—La gente que me conoce sí que dice que es un yo de mayor. Al igual que ella, soy una persona resuelta, que lo ve todo con optimismo, aunque su manera de solucionar los problema provoque líos tremendos... (se ríe). A mí escribir sobre sus situaciones absurdas, sobre cosas maravillosas y que pueden no tener importancia, me sirvió hasta como terapia.
—La serie crece ya a libro por año...
—Sí, ahora, y mientras ultimo otra obra infantil y de aventuras, La banda del moco (también ilustrado por Sonia Ramallo), sobre una niña que se ve inmersa en una historia de piratas, y que cuenta con un final sorprendente, sigo con el cuarto libro de La Tía Papucha, que se publicará también el año que viene. Esa obra, al igual que las anteriores, crecerá de nuevo en número de páginas, más allá de las 200, y en edad de los destinatarios. Nuestra ilusión es que los seguidores de la detective no dejen de leerla a medida que cumplen años. El abanico iría ya de los 5 a los 11... Cada vez más gente conoce los libros; cada nueva obra impulsa a leer las anteriores. La primera, de nuevo agotada, volvemos ahora a reeditarla...