Antonio Hitler ama Ourense por encima de todas las cosas

FUGAS

Juan Tallón, el pasado mes de septiembre
Juan Tallón, el pasado mes de septiembre ALEJANDRO CAMBA

Juan Tallón regresa con una novela sobre vidas paralelas en la que rinde el mejor de los homenajes a sus raíces

27 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La mochila cruzó el escáner de seguridad del aeropuerto y se fue por la cinta transportadora de las malas noticias. Algo había ahí dentro que podía poner en peligro la seguridad del avión. El operario del aeropuerto de Düsseldorf no tardó nada en revolver entre lo que había dentro del macuto y centrar sus pesquisas en un libro. Una novela aparentemente inofensiva, ni muy pesada ni con las esquinas de sus hojas especialmente afiladas. Examinó la portada, la contraportada, revisó algunas páginas, como si pudiese entender algo de lo que ponían, y finalmente lo dejó pasar. No era un libro cualquiera, era ese en el que Juan Tallón (Vilardevós, 1975) se atrevió a bautizar a su protagonista como Antonio Hitler. La anécdota, real, podría ser parte de cualquier capítulo de El mejor del mundo. El escritor gallego podría dedicar párrafos y párrafos a describir a ese trabajador asqueado y maravillarnos con todas las cosas que le sacan de quicio. Convertiría en un relato entretenido ese tedioso pasar de la horas ante una pantalla que desnuda objetos con tecnología punta. Podría ser la vida que tuvo su protagonista porque nunca abrió la manilla dorada que se oculta al final de cuatro negocios clandestinos en un barrio perdido de la mano Dios en México D.F. Podría ser lo que pudo ser y nunca fue.

El debate sobre el otro yo posible centra el argumento de la novena novela del gallego. ¿Imaginas enfrentarte a cada día de tu vida como si fuese un examen para el que no has estudiado? Todo lo que te rodea ya no es igual. El padre que nunca aprobó lo que hacías ahora te abraza, la incipiente separación se esfuma, la funeraria no existe y hay chanchullos que te enriquecen de los que mejor no saber más. De repente, vives una nueva vida. Y no tienes contexto suficiente para saber quién es ese que te para por la calle o por qué has decidido que no era buena idea comprar determinada obra de arte. Todo es diferente. Solo permanecen dos cosas: el nombre de Antonio Hitler y Ourense. Con este planteamiento Tallón, no me atrevo a decir si de forma consciente, rinde el mejor homenaje a sus orígenes. Uno de los mejores momentos de la historia es cuando un padre cuenta a su hija la historia de su familia, de la explotación minera de Vilardevós y de cómo ese lugar antaño próspero fue perdiendo fuelle, población y vida. La novela es un tributo a Ourense como concepto, con sus políticos, los bocadillos de El Pepinillo, el negocio de los ataúdes, las paradas obligatorias para saludar cuando caminas por el Paseo y sus noches de farra con final en Samil. A través de las vidas paralelas de Antonio Hitler, el lector conoce la capital, como allí suelen decir, sus bares y sus gentes de la mano del mejor guía, ese escritor capaz de conseguir que en cada capítulo, al menos una vez, tengas que dar marcha atrás, releer una frase y esboces una sonrisa. Narra el día a día, las costumbres y las características de sus personajes con un mirada ácida y ocurrente. Explota al máximo esa capacidad increíble de acompañar el relato con pequeñas genialidades, frases redondas y ocurrencias, que sin salir de lo cotidiano, nadie podría haberlas descrito como él. «La boca le sabe a entierro de perro», deja caer a mitad del libro. Y un poco más adelante sentencia que llega un momento en la vida que lo único a lo que aspiras es a encontrar la almohada ideal. «Ni inteligencia, ni belleza, ni dinero a mansalva, ni kiwis que sepan a kiwis». Y se queda tan ancho.

El engaño

En los agradecimientos, el escritor admite que se confundió cuando creyó que escribir esta novela sería fácil, casi como un juego. Es el libro que confunde. Mientras lo lees puedes llegar a pensar que es de lo más surrealista, que Tallón se mete de lleno en la ciencia ficción. No sabes a dónde quiere llegar con esa narración entrelazada de realidades paralelas. Esperas que la tensión llegue a algún lugar, que el autor dé una repuesta a esos melones que va abriendo poco a poco y con máximo detalle. Y de ahí que algunos acaben con sensación de decepción. Espóiler, no hay respuesta absoluta. No es un relato redondo como el de aquel piso de estudiantes de Rewind. Ni un experimento tan atrevido como Obra Maestra. ¿Tiro errado? No, El mejor del mundo es una novela con truco. El texto te deja tocado y según pasan los días te das cuenta de que, en realidad, era un relato de lo más humano y mundano. La manilla y las vidas paralelas son un artificio. Da igual si está muerto o de parranda. Es una herramienta para hablar de todas esas cosas que hacen que nuestra vida sea nuestra y no la de una persona que se llama y es físicamente como tú, pero no tiene nada que ver contigo. Tallón nos recuerda que cada día nos enfrentamos a miles de acontecimientos que podrían activar una versión diferente de nuestra persona. Y ahora que su lector es plenamente consciente, ya puede seguir tranquilamente con su vida como si nada ocurriese.

«El mejor del mundo»

Juan Tallón

Editorial Anagrama

Páginas: 241

Precio: 17,95 euros