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Alcalá Norte: «Somos feos y vestimos mazo mal, pero hemos conectado con la peña»

FUGAS

Alcalá Norte actúa este fin de semana en Santiago y en Vigo.
Alcalá Norte actúa este fin de semana en Santiago y en Vigo.

En seis meses pasaron de ser unos desconocidos a figurar en todas las listas de lo mejor del 2024. Este fin de semana actúan en Santiago y Vigo

31 ene 2025 . Actualizado a las 12:08 h.

Pocos discos han tenido un efecto tan fulminante como el que Alcalá Norte publicó en abril. Aparentemente, el mercado no estaba a su favor. No son los más cool, sus guitarras evocan sonidos pretéritos y sus crípticas letras destilan erudición literaria. Pero arrasaron. Su himno, La vida cañón, está en el top de todas las listas de mejores canciones del 2024. Y otro tanto les ocurre en las de mejores discos. Ellos aseguran que siguen siendo los mismos, que siguen vistiendo igual, que van a los mismos bares y con los mismos amigos. «El cambio más tocho es que yo estaba metido en un trabajo que no me motivaba nada y que me hacía mirar al futuro con pereza. Y de pronto me veo en una carrera que me ilusiona y en la que, además, tengo éxito. Ahora todos mis días son divertidos», cuenta Álvaro Rivas, vocalista del grupo.

—Representáis el triunfo de unos chavales de barrio.

—Sí, y eso nos llena de orgullo. Hace un año yo miraba a otras bandas y pensaba: «Somos feos -excepto Laura-, vestimos mazo mal, no hay ninguna coherencia entre nosotros... Esto nos va a perjudicar». Pero milagrosamente y sin alardes de nada hemos logrado que eso se convierta en un detalle entrañable que nos hace conectar con más peña. Porque, siendo honestos, la mayoría de la gente es fea.

—¿A qué no estás dispuesto a renunciar de tu anterior vida?

—Yendo a trabajar de 9 a 6 a sitios espantosos, a hacer cosas que no me apetecía hacer y obedeciendo a otros señores, estaba renunciando a un montón de cosas a las que ahora no renuncio. Entonces, no sé.., además de mantener los mismos amigos y seguir yendo a los mismos sitios, también mantengo un cierto orgullo por cosas como, por ejemplo, pasar de tener un estilista (se ríe).

—¿Os han intentado imponer estilismos?

—Una vez fuimos a una revista y nos plantaron ropajes de ellos y yo me dejé por probar. Pero, a la siguiente que lo intentaron, ya no me apeteció y no lo hice. Y a Barbosa, desde luego, nadie le va a bajar de su caballo. Él va a vestir como un heavy ochentero siempre. Yo soy consciente que si me hiciese un Instagram personal o si me currase un poco la manera en la que visto en los conciertos, igual podría ingresar unos euros extra con el patrocinio de marcas. Pero es que eso me igualaría con todos los demás. Entonces, eso no me interesa.

—¿Por qué decís que Alcalá Norte no es una banda, sino un movimiento?

—(Se ríe) Al principio yo me encargaba de escribir las notas de prensa. La noche antes de sacar el disco yo estaba terminando de currar, tenía mazo lío y tenía que terminar la nota para enviarla por la mañana. Me entró el agobio, me fui a ChatGPT y le dije: «Estas son las letras de mi banda, esta es una entrevista que me han hecho en la que hablo de nosotros y esta es una nota de prensa de Amaral. Escríbeme la nota para el debut de Alcalá Norte». Así que eso del movimiento lo dijo ChatGPT, nos moló y la chutamos tal cual.

—¿De dónde te viene toda esa erudición que asoma en las letras de tus canciones?

—Supongo que de las lecturas que llevo a mis espaldas y de mis inseguridades a la hora de explorar asuntos relacionados directamente conmigo. Eso me lleva a fijarme en obras de referencia y escribir sobre terceros. Mis propios compañeros de grupo me decían: «Estas letras están bien, pero, si queremos triunfar, tenemos que explorar temas más comunes. Seguro que te salen canciones guapas de amor». Pero no me apeteció. Y yo creo que ese lado nuestro cultureta ya es una seña de identidad y no tendría sentido bajarse de ese carro ahora.

—¿Y qué te pasa con la religión, de la que hablas en muchas canciones?

—Ya, yo mismo fui el primer sorprendido. Puede parecer un poco ingenuo pero tuve que esperar a una entrevista sobre el álbum para darme cuenta de que hablaba de Dios en la mitad de las canciones. No tengo respuesta para eso más allá de que algo tendré implantado en mi inconsciente de tantos años en colegios de monjas. En cualquier caso, el dios más importante del disco no es el abrahámico sino Diónysos.

—Dijo el periodista Carlos Marcos que sois «una banda de jóvenes tocando música de antes», ¿estáis de acuerdo?

—Sí, sí. En nuestro día a día, en nuestras costumbres, en nuestra manera de ser nos gobierna un espíritu así como antiguo. Y no vamos a intentar aparentar ser más jóvenes para gustarle a un chaval de 18 años. Somos unos carcas y ya está. Y si al de 18 le mola que sonemos a antiguo y hablemos de cosas de ahora, genial, pero si no, pues ya nos escuchará la generación de nuestros padres, que nos parece estupendo.

¿Os sentís más cerca del punk o del rock urbano?

—Yo creo que ni de uno ni de otro. Desde luego con ese punk nada virtuoso, como de garaje y a ver qué sale, no nos identificamos mucho. Quizás en nuestros comienzos un pelín. Pero si algo hemos aprendido este año es que no queremos sonar punkis, queremos sonar bien y cuanto más profesional, mejor. Nada de tocar a lo guarro y lo que mola es la actitud.

—¿Y a los grupos postpunk de los 80?

—Cuando nos empezamos a formar como banda decíamos «Queremos sonar como los directos de The Cure del 78 al 82». Eso era lo que nos inspiraba. Después, desde el momento en el que en nuestra cabeza ya las cosas empezaban a sonar a Alcalá Norte, ya dejamos tener esa referencia de The Cure y apuntábamos a nuestros propios temas para seguir construyendo en esa onda. Pero esa influencia sigue viva, por supuesto.

—¿Qué escuchas ahora?

—Tengo que reconocer que estoy un poco desconectado de la música en general. He sido muy friqui de estar buscando cosas desde mi adolescencia hasta los veintipocos y como que de alguna manera, con eso me vale. Ni siquiera es que ahora esté escuchando música de antes. Está en mi cabeza, la recuerdo y me influye sin necesidad de que la tenga que reproducir de nuevo.

—Vosotros, Biznaga, Carolina Durante, La Élite, Shego... ¿Las guitarras han vuelto a tomar el poder en el escenario?

—No sé hasta qué punto este resurgir de las guitarras es una apuesta personal de los señores y señoras que tienen el poder en las promotoras, en las discográficas y en los medios, que les mola más esto que lo que les da de comer, que son los mal llamados géneros urbanos, o si realmente obedece a que hay un interés genuino por parte del público de consumir música de guitarras. No tengo ni idea. Yo de momento me congratulo de ser de las bandas escogidas para protagonizar este regreso de las guitarras a los escenarios.

—Has reconocido que una etapa de tu vida estuvo marcada por la Play, el alcohol y los porros. ¿Hasta qué punto crees que eso fue determinante en vuestra música?

—El alcohol, por suerte, lo dejé, porque me destroza el cuerpo y las resacas me condicionaban mucho. Ese impulso de salir a emborracharme, porque así vivía yo el alcohol, asociado a la fiesta, me descentraba. Pero eso lo solucioné antes de empezar con la banda, así que mi obra no es hija del alcohol. De porros hablo en varias canciones...

—El disco que reafirma a un grupo es el segundo, ¿cómo te enfrentas a ese reto?

—Van saliendo cosas y a mí me gustan, así que tiene buena pinta. Pero prefiero mirarme en el espejo de Los Planetas para quitarme presión y asumir que si el segundo disco sale mal, no pasa nada, que el importante puede ser el tercero.

  • SANTIAGO. RIQUELA. VIERNES 31, 21.00. ENTRADAS AGOTADAS
  • VIGO. MONDO CLUB. SÁBADO 1. 21.00. ENTRADAS AGOTADAS