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Mariagrep: «Estoy muy decidida a renacer totalmente»

FUGAS

La cantante Mariagrep.
La cantante Mariagrep.

En su disco, «Mariagrep it's not a crime», aborda la angustia generacional y el trasfondo de la noche en clave de hyperpop y electrónica de club

07 feb 2025 . Actualizado a las 10:13 h.

Borra de tu cabeza cualquier referencia anterior de Mariagrep (Santiago, 1997). La que ahora se nos presenta en Mariagrep it's not a crime (Raso Estudio) nada tiene que ver con aquella otra, paradigma del bedroom pop. La de hoy es rotundamente vitalista. Mucho más parecida a la que vemos sobre el escenario cuando acompaña a Grande Amore o cuando pincha con Cool Nenas. Siguen asomando en sus letras ciertas decepciones y ese sempiterno desasosiego generacional, pero ahora se nos entrega envuelto en un arrebatador celofán de vivos colores y en una paleta de sonidos que discurre desde el frenético hyperpop a la electrónica de club pasando por las vertientes más ásperas del drum and bass. Una policromia sonora en la que además de la propia Mariagrep han tenido mucho que ver Manuel Blanco (la mitad de Blanco Palamera), Juait, Mundo Prestigio, Carreño, Galician Army y Grande Amore, responsables de la producción de los temas que conforman el disco.

­—La noche es, en buena medida, el hilo argumental del disco. 

—Más que la noche, quizá el agotamiento de la fiesta. Yo soy una persona que nunca me emocionó mucho el salir de fiesta. Tampoco lo rechazo, pero no soy un una party animal, como dicen por ahí. En ese sentido, este disco es un poco una lucha contra mi misma.Soy yo la que decide estar ahí pero también la que decide irse cuando se quiere ir. 

—¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta de la noche?

—Lo que me gusta es que siempre hay mucha gente, te encuentras con todo el mundo y es el momento de socializar. Y eso me encanta porque yo por el día no voy a una oficina ni a ningún lugar de trabajo. Entonces, la noche para mí es el momento de encontrarte con la gente. Y lo malo es que el personal se desboca un poco, que sienten como que todo lo que hacen es impune. Tienes que aguantar a gente maleducada, a gente que no sabe parar la fiesta... Eso me cansa y es lo que critico en el disco.

—En «Gafas de Ferrari» dices: «Nada de todo esto acaba de pasar». ¿Lo que pasa en la noche se queda en la noche?

—Muchas veces debería (se ríe). Es un poco este sentimiento que te digo, como que «es de noche, vamos a hacer todo que sea». Pues no, porque mañana me voy a despertar y, si me dijiste algo, me voy a acordar. Pero bueno, muchas veces hay que fingir demencia y seguir para adelante.

—La nota de prensa del lanzamiento del disco te cita dos veces como una «Lolita underground». ¿Te sientes identificada?

—No sé, la verdad es que no mucho. Pero tampoco le voy a quitar la razón a Alan [Queipo, responsable del sello que publica el disco]. Prefiero dejarlo así, un poco en el aire, y no apropiarme mucho de ello.

—¿Tenías intención de que el disco fuese tan cañero como al final ha resultado?

—Sí. De hecho, cuando ya iba a sacarlo pensé: «Ay, igual no es suficiente aún, hay demasiadas canciones sensibles, necesitaba más fuerza». Pero al final lo dejé como ha salido y está perfecto. Pero sí, desde el principio quería algo fuerte. 

—¿En directo recuperas alguna canción de tus discos anteriores?

—Nada, todo nuevo. Me decían el otro día: «Canta Marinero». No, Marinero está muerto. Igual meto el remix de La playa que hicieron Galician Army. Pero de momento, todo nuevo. Estoy muy decidida a renacer totalmente.

—Aunque ahora vaya envuelto en música de baile, el desasosiego sigue estando muy presente en tus canciones.

—Sí, tranquila yo no voy a estar nunca, eso está claro. Pero desde que escribí el disco ya me reconcilié bastante con la fiesta y con la noche. Ya no estoy en el mismo sitio. Pero es que esto va por épocas. Se ve en el disco. Hay canciones como Cogollito, que son como de «ay, qué tranquila estoy, estoy enamorada, estoy feliz», y la siguiente es como de angustia total. Es una montaña rusa.

—¿Este disco es reflejo de la música que estás escuchando?

—Sí y no. Tampoco es que ahora solo esté escuchando electrónica superfuerte. Lo que hice fue abrir otra parte de mi cerebro que igual no estaba utilizando para escribir canciones. Había sonidos que tenía por ahí guardados, pero como que nunca me había sentido en el momento de hacerlos yo.

—¿Por qué te fuiste a vivir a Madrid? ¿Qué te da que no encontraste en Galicia?

—Yo en realidad querría vivir en Galicia. Crecí en Santiago, estudié en Pontevedra y el año pasado me mudé a Vigo. Lo que pasa es que entre Cool Nenas y mil cosas que me iban saliendo de entrevistas y proyectos, al final estaba siempre durmiendo en casa de Kimberly [su compañera en Cool Nenas] y llegó un momento en el que dije: «No puedo estar todo el rato en la casa de alguien, subiendo y bajando la maleta. Necesito mi espacio». Porque eso es una de las cosas que más tranquilidad me da. A mí me encanta estar en mi casa, en mi cama, y necesitaba un sitio en el que poder tener mis cosas y estar tranquila. No es que Madrid sea mejor que Galicia, pero sí que te da cosas que no te dan otros sitios. Pero mira, ahora que vivo en Madrid, estoy todo el rato en Santiago (se ríe). Creo que lo mejor es el balance entre ambos sitios.

—Mariagrep, Grande Amore, Cool Nenas... ¿Cómo gestionas la agenda?

—Este año estoy teniendo suerte porque no se me están solapando, lo cual es un milagro. Pero sí, cuando empecé a compaginar los tres proyectos establecí una jerarquía: primero Mariagrep, después Cool Nenas y luego Grande Amore. No por trascendencia. De hecho, es casi al revés del beneficio que le saco. Pero tuve que organizarlo así porque lo que no podía era estar diciendo «ay, pues este día me gustaría más ir a este sitio. O como tal sala es pequeña, pues esta vez voy a ir a la otra». Así que establecí esa jerarquia para evitar ese tipo de duelos morales y que a nadie le parezca mal. Aunque me coincidan un concierto de Grande Amore en un festival y otro de Maríagrep en una sala enana, voy a hacer el de Mariagrep porque es es mi proyecto y es lo que primero elijo.

—Grande Amore te dio mucha visibilidad y Cool Nenas te ha hecho ganar mucha presencia en el escenario. ¿Estás de acuerdo?

—Ambos proyectos me han dado mucho de todo. Como son tan distintos te dan diferentes perspectivas, y juntándolos aprendes de todo. Es una mezcla extraña que luego, a la hora de hacer lo mío, me viene superbién. 

—Estamos viendo como, tanto a nivel nacional como internacional, están apareciendo figuras femeninas con propuestas que tienen evidentes conexiones estilísticas con lo que tú propones.

—Totalmente. El otro día, en Jenesaispop, decían que mi disco estaba claramente influenciado por Brat, el de Charli XCX. Y yo pensé «me alegra que vean algo similar, pero este disco yo lo escribí hace casi dos años», cuando Brat aún no existía. Pero sí, está claro que es el momento de este tipo de sonidos y a mí me encanta que me comparen con algo así.