
Ha fijado Jairo Zavala esta vez sus ojos verdes y sus oídos siempre atentos en los ritmos latinoamericanos de raíz. De ahí nace «Un lugar perfecto», el disco que este fin de semana presenta en directo en Vigo y A Coruña
06 mar 2025 . Actualizado a las 15:44 h.A un mundo que es de todo menos perfecto se enfrenta Depedro desde una poética de lo cotidiano no exenta de reflejos de amor y de dolor, y desde una rítmica que, en su último disco, hunde sus raíces en el folklore de América del Sur. Vuelve a transitar Jairo Zavala (Madrid, 1973) con la cadencia precisa por esas carreteras secundarias que tanto le (y nos) fascinan. En sus márgenes se topa con quienes lo han perdido todo y con quienes nada tienen que perder, con gentes de otro siglo con trajes de peregrinos, con quienes aún invocan a hechiceros y con niños con piel de cuero. Quizá no sea el más bucólico de los paisajes, pero es su lugar perfecto.
—¿De qué color es este disco?
—Este es verde esperanza. Que nos hace mucha falta. Yo ya tengo una edad, ya estoy en el quinto piso, pero los chavales tienen que luchar por su futuro y echo en falta que se huya un poco del hedonismo reinante. Pero bueno, es que se está muy cómodo en el confort de este barrio rico del mundo en el que vivimos. Y yo el primero. Me incluyo. Soy consciente de que cuesta transitar por caminos incómodos, pero es que lo más interesante y lo que nos aporta aquello que nos hace movernos hacia adelante nunca es fácil.
—Dices que ojalá el amor «nos dirija hacia metas que no tengan que ser tan formidables». ¿Vivimos obsesionados por lo formidable, por lo superlativo?
—Yo detesto que me obliguen a transitar en esos vehículos de la inmediatez que parece que ahora nos imponen. Es algo contra natura. Las personas necesitamos pausas para disfrutar del momento. Por supuesto que hay que estar activo, trabajar y tratar de conseguir tus objetivos, pero esos objetivos no tienen por qué estar en la Luna.
—¿Puede que sea este el disco en el que abordas más y más diversas musicalidades?
—En este disco hay un cierto homenaje al folklore latinoamericano del sur, lo cual me ha supuesto mucho trabajo de investigación y de traducción de esos ritmos a los que he tenido oportunidad de ir acercándome con tanto viaje. En todo caso, sería muy pretencioso por mi parte decir que toco todos los estilos. Simplemente es una aproximación desde el máximo respeto y sin intentar hacer el crossover burdo, sino una cosa sutil, sugerente.
—Tú siempre has tenido a América en el foco, pero quizás de la mitad hacia arriba. Este disco es más sureño.
—Sí, es muy sur, muy de cordillera. He tirado de raíces, aprovechando que mi padre era peruano. De hecho, hay una canción que se llama La gloria que está muy influenciada por un ritmo de festejo de la música afroperuana. Hay ritmos de Venezuela, de Chile, de Argentina... Hay muchas cosas de allí.
—Ya que citas «La gloria», ¿tienes que luchar mucho contra la gloria, el orgullo y el ego, como insinúas en esa canción?
—Yo no, todo el mundo. Es un obstáculo tremendo y un vehículo hacia la frustración. Porque, además, como dice la canción, la gloria es muy tramposa y tiene gustos muy caros, que hacen que te pierdas muchas cosas muy relevantes que en ocasiones tenemos tan cerca que ni las miramos.
—¿Quién es el «Niño con piel de cuero»?
—Ahí hay un homenaje a la mística. Yo no soy una persona creyente, pero sí que he visto muchos milagros. Sobre todo en el sur. Quizá porque el alma tan poderosa, la imaginación, hace construir cosas que crees que no existían y de repente existen, como la solidaridad o como compartir un espíritu de optimismo frente a una desgracia inenarrable, como he tenido la oportunidad de ver. Porque no solo voy a ciudades maravillosas, también voy a otros sitios que están en conflictos profundísimos. Y el niño de piel de cuero es una persona que sabe moverse en esos sitios.
—¿No hay nada de autobiográfico en esa canción?
—No, yo soy un privilegiado. He nacido en el barrio rico del mundo. Yo lo único que puedo hacer es observar y contar lo que me parece, pero sin ponerme ninguna medalla.
—¿Pasado y futuro regañan al presente?
—Eso lo digo en Niebla, una canción pequeñita, pero muy poderosa. Cuando te toca vivir con realidades de gente que pierde su memoria te das cuenta de que cuando pierdes la memoria lo pierdes todo. Incluso la identidad. No hay que vivir agarrado a la nostalgia, pero tampoco hay que olvidar, porque no se puede construir desde el vacío.
—Ni seguir cometiendo los errores de los que hablas en «Fábula de la diferencia».
—Ahí se refleja mi enorme preocupación por el hecho de que no se vea que nuestras diferencias son una ventaja y no un problema. Yo no soy de banderas ni de eslóganes, pero vivo en el 2025 y me preocupan y me afectan esas cosas, así que al final se cuelan entre las canciones.
—Casi todas las crónicas hablan de «Un lugar perfecto» como un disco más intimista, pero también hay unas cuantas invitaciones al baile.
—Sí, yo no estoy de acuerdo con lo de que es un disco más intimista. Creo que también hay ritmos que a mí me mueven la cadera y si te cuentan algo interesante y aparte tiene sabor, pues mejor que mejor. Y quienes vayan a los conciertos lo comprobarán
—¿Cómo son estos conciertos?
—Voy con la banda que ha grabado el disco, y en esta ocasión como voy a recintos, no a un festival, tenemos el privilegio del tiempo para poder hacer el repertorio que queremos, presentar el disco y también tocar las canciones que han contribuido a que esta conexión emocional con el público siga existiendo, que es algo que me tiene un poco atónito.
—¿Por qué?
—Porque ya es un proyecto que tiene unos cuantos años. No es falsa modestia, pero que esto siga adelante, que la gente no se olvide y te siga teniendo cariño, para mí tiene muchísimo valor.
—Una conexión emocional que con Galicia es bien intensa.
—La verdad es que Galicia siempre me abraza y siempre que me llama estoy encantado de ir. Sobre todo para disfrutar de sus gentes. Lo importante de los lugares son quienes los habitan.
- VIGO. AUDITORIO MAR DE VIGO. VIERNES 7. 21.00 H. DESDE 25,30 EUROS
- A CORUÑA PALACIO DE LA ÓPERA. SÁBADO 8. 21.00 H. DESDE 25,40 EUROS