Menopáusicas al borde de un ataque de nervios

Mercedes Corbillón

FUGAS

La escritora Sibila Freijo, autora de «Señora lo será tu puta madre».
La escritora Sibila Freijo, autora de «Señora lo será tu puta madre».

21 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Nada parece tener sentido en la vida y cuando llega la menopausia mucho menos. La desaparición de la regla, que es un absoluto incordio, marca una frontera invisible en la que no sabes qué hacer, si cruzar al otro lado, retroceder o tirarte al río. Entre los efectos físicos, algunos terribles, como la niebla mental o la anomia, y los emocionales, es fácil estar al borde de un ataque de nervios.

Así están las hermanas protagonistas de la novela de Sibila Freijo. Una está casada, aunque su marido no la toca desde hace años, y la otra está divorciada y tiene relaciones varias con hombres sin nombre. Ambas están completamente desubicadas, cada una a su manera, con esa mirada juzgadora hacia la vida que ya pasó y esa duda ante la vida que se presenta. Su madre, a la edad que ellas tienen ahora, se fue y solo volvió treinta años después a ser cuidada antes de morir. La menopausia coincide a veces con ese momento en que los hijos aún te necesitan y tus padres empiezan a hacerlo y debes ser buena madre y buena hija cuando en realidad lo que quieres es desaparecer y empezar de cero en Perú. Al menos eso hizo Magda, la madre, que dejó tres décadas de incógnita y un heredero desconocido con quien compartir los bienes. El rencor con cebiche y pisco sour se lleva mejor y las mujeres se van de Lima al lago Titicaca a esparcir las cenizas de la progenitora y a intentar comprender a la mujer que decidió ser su madre cuando se quitó los hábitos de madre.

El viaje podría ser redentor y de salvación si la mirada de Sibila fuera menos ácida. Lo que me fascina de ella es la capacidad para mostrar la verdad, algo que generalmente escondemos bajo la alfombra porque su presencia nos agrede demasiado. La novela es divertidísima hasta la carcajada, pero Señora lo será tu puta madre está cargada de dardos venenosos que disparan a discreción sobre temas de los que se habla poco. El propio climaterio, pero también la sexualidad de los hombres de cierta edad, que puede ser inexistente o incapaz, o la inevitable toxicidad de las relaciones familiares que fluctúan de la necesidad al odio, del resentimiento al amor. Imprescindibles siempre.