Aida Tarrío y Raül Refree, Gala i Ovidio: «Tenemos la sensación de que nacimos para tocar juntos»
FUGAS

Aida Tarrío y Raül Refree son Gala i Ovidio, un proyecto conjunto desde el que exploran nuevos territorios musicales y vocales. «Un final» ha sido su principio
11 abr 2025 . Actualizado a las 14:14 h.Se conocieron hace cuatro años en el pazo de Mariñán y, como en las novelas románticas o en las pelis de sobremesa, el flechazo fue instantáneo. «Es como si hubiésemos nacido para tocar juntos», llega a decir Raül Refree en esta conversación a tres bandas. El músico catalán, que ya formó pareja artística con Rosalía, con Silvia Pérez Cruz o con la fadista Lina, se alía ahora con Aida Tarrío (una tercera parte de Tanxugueiras) para sacarla de su registro vocal y musical más habitual en un proyecto que han bautizado como Gala i Ovidio, en honor a los hijos de Rosalía de Castro, y cuyos primeros frutos han sido el epé Un final y el sencillo Sí quiero, publicado la pasada semana.
—¿Adónde queréis llegar con este proyecto? No es que se oriente al «mainstream» pero tampoco ninguno de los dos tenéis un perfil minoritario.
Aida. No hay una meta en sí. Obviamente, a mí me encantaría poder llegar con nuestra música a sitios a los que no llego con Tanxugueiras. Pero personalmente, no me importa la meta, sino el propio proceso de juntarnos y crear.
—¿Cómo ha sido ese proceso de composición y grabación de estas canciones?
Raül. Ha sido lento pero no tenemos ninguna prisa de que esto crezca rápido ni nada parecido. Tenemos ganas de de que dure mucho y de seguir haciendo música juntos. En cuanto al proceso de composición, al principio nos repartimos dos canciones para hacer cada uno su letra, pero después nos hemos sentido mucho más cómodos haciendo todo juntos.
—Raül, ¿qué viste en Aida que te motivara a crear un proyecto con ella?
R. Hay algo que es muy complicado de poder explicar. Las cualidades explícitas de Aida saltan a la vista: su timbre vocal, su capacidad musical... Pero hay mucha gente que tiene una voz bonita y que canta bien. En su caso, hay algo más. Es como una sensación interna, muy epidérmica. Hay una emoción pura que siento cuando toco con Aida que no siento con la mayoría de la gente. Eso fue lo que me llevó a insistirle en que hiciéramos un proyecto juntos.
—Aida, ¿y en tu caso?
A. Igual que hace años me pasó con Tanxugueiras, cuando empecé a cantar con Raül me di cuenta de que podría estar tocando y cantando con él sin parar. No pasa el tiempo, no hay cansancio vocal ni mental. Es todo como muy fácil. No sé..., es una conexión un poco inexplicable.
—En «La teoría de la gravedad» hay una frase, «lo que tú me das», que se repite en bucle. Raül, ¿qué es lo que te da Aida?
R. Nos divertimos y nos reímos mucho juntos. Pero solo eso no serviría de mucho si cuando haces música no te emocionas. Lo que me da Aida es una de esas conjunciones que pasan muy pocas veces en la vida.
—Y a ti, Aida, ¿qué te da Raül?
A. Me lleva a descubrir nuevos lugares musicales y nuevas conexiones a las que no había llegado hasta que lo conocí.
—Cierto, en Gala i Ovidio hemos descubierto en ti otros registros que intuíamos, pero que no conocíamos.
A. Raül me ha sacado mucho de mi zona de confort. Pero creo que gracias a eso encontré otras forma en mi voz, en las que me siento supercómoda. Nunca pensé que me sentiría tan a gusto cantando de esta forma, como más contenida. Yo estaba acostumbrada a cantar como yo sé, como una cantareira. Y no había tenido espacio para experimentar con mi voz. Es cierto que hubo veces en las que me sentía muy fuera de mí y hasta con un poco de vergüenza. Pero el día que me liberé de eso, encontré sitios superchulos donde dejar mi voz.
R. Yo era consciente de que estábamos entrando en territorios vocales complejos. Eran melodías difíciles, nuevos timbres, maneras de cantar que yo sabía que eran complicadas. Pero nunca tuve la sensación de que Aida tuviera falta de confianza. Siempre la vi como alguien muy reflexivo, que escuchaba lo que yo le proponía, se enfrentaba a ello y siempre lo sacaba bien.
A. Bueno, sí que hubo un par de veces en las que me obcequé (se ríe).
R. Una de las cosas que hacen todo este proceso mucho más fácil es que los dos nos sentimos afortunados de habernos encontrado y haber podido hacer esto. No hay ninguna presión más que disfrutar de ello.
—En estas canciones, la tradición apenas si aparece y cuando lo hace, es de manera muy sutil. ¿Ha sido voluntario este alejamiento?
R. Aida ya forma parte en sí misma de la tradición, así que nos pareció redundante insistir en eso. Preferimos ir hacia otros territorios que podíamos explorar juntos.
A. Yo tenía muy claro que yo ya tengo un hueco en la tradición con Tanxugueiras y me quería despegar un poco de eso. Quería volar, divagar y a ver a dónde llegaba con Raül. Y sí que es verdad que este primer epé puede tener algún toque más tradicional, porque es de donde yo venía, pero en los siguientes trabajos la tradición ya se diluye muchísimo más. A medida que fuimos haciendo música fuimos llegando a otros sitios en los que yo con Raül me siento más conectada.
R. Aida lleva la tradición dentro. En cualquier cosa que ella cante, aunque exploremos otros territorios sonoros, siempre va a haber unos tintes de la música tradicional gallega. Lo contrario sería cambiar a Aída y eso, obviamente, no lo vamos a hacer.
A. Sí, está claro que cante lo que cante, mi voz es de pandereteira. Ese es mi ADN desde que nací. Yo ya nací con la pandereta de la mano. Pero este punto, podemos decir más pop, en el que estamos ahora no lo buscamos a propósito. Salió de manera natural. Surgió de sentamos al piano y empezar a hacer melodías que no tuvieran nada que ver con ninguna recollida ni con la tradición. Nos gustó y dijimos, «ostras, pues también podemos seguir por aquí».
R. Es que, en realidad, tampoco tenemos un plan estilístico. No tenemos ningún plan en ningún sentido (se ríen). Las nuevas canciones tienen un componente como de pop de autor, a pesar de que la producción es arriesgada y un punto experimental. Y es cierto que la manera de cantarlas de Aida es muy distinta. Pero... ¿quién sabe? A lo mejor el siguiente paso es yendo hacia un sitio más extremo, más electrónico. Somos muy libres.
—¿Habrá gira o conciertos de Gala i Ovidio?
R. Sí, pero sin ninguna prisa. Queremos hacerlo bien. Ni Aida ni yo tenemos la necesidad de poner en marcha el directo por una cuestión de visibilidad o económica. Sí que haremos directos, pero haremos los conciertos que realmente nos apetezcan. Buscaremos sitios especiales y creo que los haremos de una manera distinta cada vez. No vamos a preparar una gira en plan este es nuestro directo y lo llevamos, yo que sé, a festivales. No, no tenemos ninguna intención de hacer eso.
—¿Este proyecto supone un poco de oxigenación de Tanxugueiras?
A. Yo no diría oxigenación porque en este momento con Tanxugueiras estamos preparando el cuarto disco y estamos con mucha ilusión y muchas ganas de todo. Lo que sí me proporciona Gala i Ovidio a nivel personal es un crecimiento inmenso. Yo necesitaba hacer algo en lo que no solo fuera intérprete. Y lo que me gusta de este proyecto con Raül es que es totalmente diferente a Tanxugueiras, porque si no, para mí, no sería para nada productivo.
—Todas las parejas artísticas que ha tenido Raül han desarrollado después una fructífera carrera en solitario. ¿Estás preparada para afrontar el que se pueda pensar eso?
A. Una de las cosas que he aprendido con Tanxugueiras es que no tiene que importarte lo que diga la gente, porque es que si no, no vas a ningún sitio ni haces nada. Yo estoy haciendo lo que creo que que debo de hacer a día de hoy. Lo que me gusta, lo que me apasiona y lo hago con todo el cariño y con todo el respeto, tanto a mi tradición como a lo que soy yo. Entonces, a partir de ahí, mientras esté a gusto y haciendo las cosas sin hacerle daño a nadie, estoy muy tranquila.
—¿Por qué Gala i Ovidio?
R. Necesitábamos un nombre, pero no queríamos poner los nuestros porque queríamos que sonara a grupo y que se diluyera quienes somos nosotros. Pero, al mismo tiempo, poner un nombre de grupo era un poco impersonal. Y empezamos a darle vueltas a nombres, hasta que un día, leyendo sobre Rosalía de Castro vi que había tenido dos hijos mellizos, que fueron Gala y Ovidio, con distinta suerte en la vida. Me pareció que era precioso. Se lo propuse a Aida y le gustó también. Lo único que me dijo es «voy a investigar, no sea que uno de ellos no fuera buena persona».
A. Sí, eso me parecía muy importante. Ya que íbamos a llevar el nombre de dos personas, por lo menos que fueran buena gente.