Los resultados de terceros culminaron el anunciado fatal desenlace a falta de dos jornadas para la conclusión de la Liga
14 may 2023 . Actualizado a las 20:32 h.Hacía demasiado tiempo que el Pontevedra CF caminaba por la cuerda floja. Visto en perspectiva, probablemente lo llevase haciendo desde la incomprensible decisión de la directiva y la dirección deportiva del club rojillo de dejar volar al entrenador leonés Ángel Rodríguez, el gran artífice del ascenso a la Primera RFEF hace un año, consumiendo buena parte del verano en firmar un sustituto y construir una plantilla acorde a las exigencias de la tercera categoría del fútbol español. El empate en la tarde del sábado en Pasarón frente al Unionistas de Salamanca (1-1) y las victorias en la mañana de este domingo del Ceuta ante el Talavera de la Reina (4-1) y del Fuenlabrada sobre el Linense (1-0) certificaron el descenso matemático del conjunto del Lérez, a falta todavía de dos jornadas para la conclusión de la Liga. Del éxtasis al drama en cuestión de doce meses.
La vuelta exprés del Pontevedra a la Segunda RFEF no es sino el desenlace de una caída en picado que ni dos cambios de técnico pudieron enderezar. Al menos, no los dos entrenadores elegidos para tan ardua misión.
Antonio Fernández dispuso de media Liga para intentar construir en el campo un equipo lo suficientemente competitivo con lo que Toni Otero puso en sus manos el pasado verano. No lo consiguió. El técnico ourensano fue destituido al término del último partido de la primera vuelta, el 14 de enero, tras la derrota por la mínima, 1-0, en el feudo salmantino del Unionistas. Diez días atrás, el Pontevedra era eliminado, con la cabeza bien alta, de la Copa del Rey por todo un Mallorca.
Baile en el banquillo
Toni Otero, hasta entonces director deportivo y sin apenas experiencia en la gestión de banquillos, había recibido de la directiva del club la luz verde para defenestrar a Antonio Fernández y, además, asumir los galones de nuevo responsable del vestuario granate. Heredó un puesto 17 con 18 puntos, 4 por debajo de la salvación, y fue destituido por Lupe Murillo tras seis partidos en los que solo sumó 4 puntos, con un equipo lastrado por una plaga de lesiones que Otero cubrió con jugadores del filial de Preferente. Fue esta la penitencia a su pecado mortal, el de haber prescindido del comodín del mercado de invierno para equilibrar una plantilla que se había probado del todo insuficiente para acometer con éxito la empresa de la permanencia.
Lejos de buscar un especialista en solucionar este tipo de entuertos, desde las oficinas de Pasarón vieron en Juan Señor, leyenda de la goleada a Malta de la España de los 80, el guía con el que atravesar el desfiladero. Once jornadas después, tras cuatro victorias y un empate en casa y media docena de derrotas, el Pontevedra ha acabado de despeñarse comandado por un técnico salido de 20 años de retiro de los banquillos. Consigo, el cuadro granate se lleva a la Segunda R.F.E.F. su peor registro como visitante en más de 40 años. La aritmética de un descenso.