El Arenteiro afina la puntería para doblegar al Andorra en Espiñedo (3-0)

Un, dos tres. El Arenteiro está de vuelta y, pese al sinsabor de la despedida del año en Zamora, los carballiñeses superaron 3-0 a uno de los favoritos del grupo, el Andorra, con un poder de definición casi inmaculado en los últimos metros. Son ya 29 puntos y una noche para dormir en puestos de promoción de ascenso, antes de que se disputen el resto de los partidos.

La pugna dio comienzo con un visitante dispuesto a acaparar la posesión, si bien se encontraba a un equipo verde bien equilibrado en la parcela ancha, que además comenzó a encontrar las primeras rendijas de la banda de Diego Gómez, quien metía en apuros al juvenil Iván Rodríguez. La primera incursión del de Amoeiro terminó en un centro que le cayó a Tarsi Aguado, cediendo a Iano para que el guineano estrellara el balón en el cuerpo de un zaguero.

Los andorranos seguían tocándola mejor, sin profundidad suficiente —eso sí—, y pagaron esa penitencia ante un Enol Rodríguez que abrió la lata. El candasín la atrapó antes de la línea divisoria y avanzó en un eslalon que le bastó para situarse frente al balcón del área y soltar uno de sus característicos proyectiles, imposible para el exbarcelonista Oier Olazabal.

El tanto picó el orgullo de la escuadra del Principado, que quiso responder de inmediato, con un cabezazo del exceltista Lautaro De León que se le escapó por encima del travesaño. El susto fue mayor aún para la parroquia local cuando Sergio Molina recogió el cuero y lo mimó en para lanzar un libre directo en el borde del rectángulo local. El mediocentro estrelló el esférico con violencia en el larguero.

Quien no fallaba era Enol. Esta vez le envió Ferreiro un centro con música y el asturiano remató de espuela, adelantándose a sus marcadores. La eficacia de los de Espiñedo era máxima y a su adversario le costaba encajar los golpes. Clemente lo intentó cambiando a su banda natural, pero su tiro fue demasiado fácil para Diego García, que también vio poco después como Luismi Redondo le perdonaba la vida tras una dejada de Lauti que se marchó fuera.

El segundo período estaba abierto. Ferrán Costa buscó mayor creatividad con Álvaro Peña por N’Diaye. De todos modos, fue el Arenteiro el más ambicioso en sus primeros instantes. David Ferreiro conectó con Diego Gómez y el cuero terminó a los pies de Martín Solar, cuyo chut fue taponado por un rival. En la otra portería, Josep Cerdá no decidió bien para culminar un tres para tres. Y ese perdón volvió a salirle caro. Los de casa no tardaron en abastecer a Marcos Baselga en el área y ese es territorio del Comandante, que definió con mañas de nueve su zona de calor preferida. En el Andorra, pocos eran capaces de levantar la cabeza, el partido se les iba y también su objetivo de retener la quinta posición en el paso del ecuador del torneo.

Sí tiraron de pundonor los forasteros, que iniciaron un arreón sostenido en la última media hora de la contienda. El mencionado Peña se atrevió antes que nadie a buscar portería, encontrando a Diego García ágil por abajo. Ferreiro —fuera—, Diego Gómez —después de recorrer la línea de fondo— y el persistente Enol, lo intentaron en las contras, pero eran los visitantes quienes buscaron con denuedo el gol del honor. Manu Nieto, a la media vuelta, y Josep Cerdá se encontraron con el arquero —ayudado del palo en la segunda oportunidad— y Javi Moreno desvió otro intento más del extremo. Diego le sacó otro libre directo a Molina, con gol anulado a Lauti al rechace. Que no, el Arenteiro esta vez no concedió.

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