El auditor se enteró de la doble contabilidad de Pescanova con la empresa ya en preconcurso

Ana Balseiro
Ana Balseiro MADRID / LA VOZ

LA GALICIA ECONÓMICA

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Le dijeron que había 600 millones de deuda oculta, no 3.600

29 ene 2020 . Actualizado a las 18:46 h.

Santiago Sañé, el socio de BDO responsable de auditar a Pescanova durante una década, se defendió este martes en la Audiencia Nacional de las acusaciones de la excúpula de la empresa, que le responsabilizó de no haber alertado de la irregularidad de unas prácticas contables -a través de créditos documentarios o sociedades instrumentales- que ocultaban el grueso de su deuda (casi 3.600 millones) y que acabaron con la mayor quiebra empresarial no inmobiliaria de la historia de España. Sañé, que se enfrenta a tres años y medio de cárcel por un delito continuado de falseamiento de cuentas anuales y otro de falseamiento de información económica y financiera, lo negó, asegurando que BDO realizó correctamente la auditoría con la información que le facilitaba la sociedad y que se enteró de que la empresa llevaba una doble contabilidad cuando presentó el preconcurso.

«Como luego se acreditó, la parte sustancial de la deuda no estaba en la contabilidad que nosotros manejábamos. Había una doble contabilidad», sostuvo el auditor. «Me entero por el hecho relevante que la empresa envió a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)», relató al fiscal durante la décima sesión del juicio, que se celebra desde diciembre en la sede de la Audiencia Nacional en la localidad madrileña de San Fernando de Henares. Explicó que se sorprendió mucho al conocer que en el consejo de administración del 28 de febrero del 2013 no se habían aprobado las cuentas del 2012, ya que había un borrador de informe de auditoría favorable y sin salvedades -a la espera de recibir documentación pendiente, no significativa y que no iba a modificar tal sentido positivo-.

«Cuando vi que no se habían aprobado las cuentas llamé a Joaquín Viña (el jefe de auditoría interna de Pescanova) porque tenía que ser por algo extraordinario», dijo, para apostillar que Viña no le había dado explicaciones «claras». «No tenía ningún sentido», subrayó, recordando que tampoco había tenido nunca conocimiento de que la empresa tuviese problemas de liquidez.

A petición de Viña, el 10 de marzo -siguió relatando Sañé- viajó a Vigo para reunirse con él y con Alfredo López Uroz (director de administración) y que le explicaran qué ocurría con las cuentas, que pasaron de recoger 36 millones de beneficio y poco más de 1.000 millones de pasivo en el 2012 a mostrar unas pérdidas de 791 y casi 3.600 de deuda tras su reformulación en el concurso. «Esa noche, durante la cena, ellos me dijeron que la deuda financiera de Pescanova es muy superior a la contabilizada. Y no solo eso, sino que la situación patrimonial es negativa: tenía 600 millones de euros, lo que significa que al menos había 600 millones de deuda no contabilizada», señaló, para añadir que «todo fue oral, sin papeles».

A preguntas del fiscal, Juan Pavía, dijo que no le explicaron cómo se llegó a ese agujero: «Mi impresión fue de incredulidad, porque no existen errores de ese tamaño». Se mostró convencido de que los gerentes «lo sabían, porque si alguien te dice que hay una deuda, como mínimo, de 600 millones más que la declarada, es imposible enterarte de eso de hoy para mañana». 

Engaño en deuda y activos

Explicó también que dos días después, el 12 de marzo, acudió a una reunión con el presidente, Manuel Fernández de Sousa, en la que hubo un «cambio de discurso», ya que le aseguraron, en contra de lo dicho inicialmente por Viña y López Uroz, que la nueva deuda aflorada no tenía un impacto relevante en los fondos propios. La explicación llegó a través de un balance que, además de reflejar 800 millones más de deuda, los compensaba con nuevos activos (cinco sociedades que hasta ese momento habían estado ocultas, fuera del perímetro de consolidación del grupo).

Relató también que, paralelamente, la CNMV le había pedido a BDO que hiciera un informe para aclarar la situación de Pescanova y las «discrepancias» que había entre lo reflejado en su contabilidad y su deuda real. «Nos dieron una semana de plazo. El día 16 informamos de nuestras primeras conclusiones», dijo el auditor. El fiscal resumió con un elocuente: «Que no se creen esos nuevos activos que aparecen», después de que Sañé calificara de «nueva realidad» la aparecida en la empresa al aflorar filiales que los auditores desconocían.

Pavía también le recordó al acusado que en su declaración durante la instrucción de la causa dijo que Pescanova le había engañado. Al auditor le costó reconocerlo ante el tribunal con las mismas palabras. Usó largas y técnicas explicaciones para defender la corrección de su trabajo y que había sido la empresa quien le había ocultado sus prácticas irregulares para camuflar la deuda. Sin embargo, tras la batería de preguntas del fiscal sobre los créditos documentarios -operaciones triangulares con filiares en otros países simulando ventas ficticias para lograr financiación-, aseguró que «hubo una operativa de engaño compatible con los procedimientos de auditoría».