Hub lanza un curso para convertirse en programador desde cero con el apoyo de cuatro tecnológicas gallegas: Aldaba, Balidea, Auren e IPGlobal
31 ene 2020 . Actualizado a las 08:48 h.Son los surferos del momento en el mercado laboral. Ya sea en Galicia o al este del telón de grelos. Se cuentan por cientos las empresas que necesitan programadores. Los reclaman con urgencia para consolidar sus actividades y crecer. Y no los encuentran. Solo en la comunidad, la demanda de estos profesionales está un 30 % por encima de la oferta, según los cálculos de las propias compañías. Por eso la coruñesa Hub, Escuela de Negocios Digitales, se ha lanzado a impulsar un novedoso programa académico con un objetivo muy ambicioso: formar programadores desde cero en solo 18 semanas.
El centro impulsado por Damián Vázquez y Julio Sánchez Agrelo no estará solo en esta aventura. Cuenta con el apoyo de cuatro tecnológicas gallegas (Aldaba, Balidea, Auren e IPGlobal) que empeñarán recursos y conocimiento en pos de un objetivo: captar ese talento que se proponen esculpir en Hub.
El proyecto es la consecuencia de una realidad difícilmente contestable: sostiene la Unión Europea que solo este año se crearán más de 900.000 empleos en el sector tecnológico del Viejo Continente. Y los desarrolladores, ya sean programadores especializados en Java, de backend o de frontend, son ahora mismo los profesionales más demandados. Infojobs y la Fundación Telefónica publicaban hace escasas semanas un revelador informe sobre las acuciantes necesidades de las empresas españolas en esta materia. La pelea no es gallega, ni siquiera nacional. La contienda es global.
Tanto Hub como las empresas colaboradoras son conscientes de todo ello y por eso han decidido intervenir directamente en el mercado. En ausencia de esta mano de obra cualificada, se han propuesto crearla. ¿Cómo? Con un curso intensivo de 18 semanas en el que los alumnos experimentarán una inmersión total en el universo de la programación, un bootcamp (las grandes tecnológicas estadounidenses llevan años impulsándolos) «que es eminentemente práctico y enfocado al empleo», en palabras de Damián Vázquez.
Él, su socio y representantes de las cuatro tecnológicas presentaron ayer las línea maestras de un curso que arrancará el 16 marzo con un máximo de 12 alumnos, que pueden embarcarse en esta singladura sin tener conocimiento alguno de programar. Solo se les pide una actitud positiva, capacidad de sacrificio y pensamiento lógico. Se valorará obviamente contar con formación, pero no será un requisito indispensable. En total, los aspirantes completarán 640 horas de formación (7 al día, de 9 de la mañana a cinco y media de la tarde), al cabo de las cuales realizarán ocho semanas de prácticas en una de las cuatro compañías participantes.
El nombre con el que se ha bautizado el proyecto, Draft Coder Bootcamp, esconde un guiño a la NBA que es en realidad una de las aportaciones más singulares del curso. Y es que los participantes serán valorados a lo largo de esas 18 semanas por sus profesores, lo que les dará acceso a becas financiadas por las cuatro tecnológicas alineadas con el curso.
Así, los alumnos realizarán un primer pago de 2.600 euros, mientras que la segunda cuota dependerá de si se obtiene o no beca. Los seleccionados en los tres primeros puestos no pagarán nada, pues recibirán 1.900 euros. Las posiciones cuatro, cinco y seis obtendrán una ayuda de 1.200, con lo que solo aportarán 700 euros, y del siete al nueve la aportación será de 700 euros, con lo que habrán de abonar 1.200. «Queremos estimular el aprendizaje y recompensar el esfuerzo de los alumnos», explicaba ayer Vázquez.
La tercera y última cuota está sometida igualmente a un régimen singular. Hub solo la cobrará si el alumno obtiene un contrato de trabajo después de cursar el bootcamp. Si no es así, no tendrá que pagar nada. ¿La cuantía? El 10 % del salario bruto del trabajador durante un año. Como en el mercado gallego, el sueldo anual de un programador júnior se mueve entre los 16.000 y los 20.000 euros, la cantidad final oscilaría entre 1.600 y 2.000 euros. «Estamos muy convencidos de que van a obtener un trabajo, por eso estamos dispuestos a hacer esa renuncia», matiza.
Los impulsores de Hub no quieren crear falsas expectativas en las empresas ni tampoco en los alumnos, pero sí confían ciegamente en el potencial del recorrido académico que han diseñado. Al igual que en el método, esa inmersión total en el universo de los desarrolladores, un elemento este que distingue su proyecto (junto con el coste) de otros que pueden encontrarse hoy en el mercado. «Vamos a crear programadores que puedan trabajar en cualquier entorno, en equipo, que piensen con lógica, creen código limpio... Queremos crear una base sobre la que después las empresas puedan asentar conocimiento», concluye Vázquez.