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El sacerdote ourensano Jesús Silva fundó en 1956 la «nación de muchachos» aún vigente

REDACCIÓN OURENSE

GALICIA

CÉSAR QUIAN

Benposta ha cobijado durante medio siglo a generaciones de niños formados en el arte circense El padre Silva, un sacerdote miembro de una conocida familia ourensana, comprometido con la Teología de la Liberación y empecinado en la defensa de la infancia _«Los niños son príncipes», dice_, fundó Benposta, la «nación de muchachos», en 1956. Eligió un terreno entre O Cumial y Seixalbo, en las afueras de la ciudad de Ourense, y lo dotó, en plena dictadura, de una constitución, moneda propia, alcalde y ciudadanos. Benposta _la «bien puesta»_ ha acogido a lo largo de medio siglo, y bajo su singular independencia, a niños de todas las razas y religiones.

26 may 2000 . Actualizado a las 07:00 h.

Jesús Silva Méndez arrastra por el mundo una afonía perenne y la idea original de la defensa de los derechos de los niños por encima de cualquier otro compromiso religioso, social y político. Este sacerdote menudo, tenaz y empecinado en su personal apostolado _que le costó no pocos enfrentamientos con sus superiores eclesiásticos_ se inventó en 1956 una ciudad. La puso en marcha en el extremo sur de Ourense y la llenó después de ciudadanos: niños recogidos por el mundo que él organizó en una singular Babel para la que se vio obligado a idear, después, un medio de vida. Así fue como, diez años después de creada la ciudad, puso en marcha, primero la Escuela de Circo y, más tarde, el Circo de los Muchachos. Él ya se había enrolado antes como capellán en todos los circos de España. Con la carpa a cuestas Con el suyo recorrió los continentes, fue recibido y alabado por reyes, primeros ministros y gobernantes. Con la carpa a cuestas y enarbolando la bandera de la paz, Jesús Silva vio triunfar su proyecto. Un triunfo del que no se ha visto beneficiada su «nación de muchachos» ourensana, que languidece en este momento clamando por una urgente inyección económica que reponga y adecente su fachada. Consolidado el circo y exportado a otros países, la inquietud del padre Silva lo lanzó a otro proyecto innovador: la creación de la Escuela de Imagen y Sonido, a principios de los ochenta, que dio lugar a su propia cadena de televisión local: Ourense Televisión Benposta.