
María Varela, recuperadora de la gastronomía de los peregrinos Pequeña, menuda y siempre sonriente. Es el alma máter de una casa de turismo rural llamada A Parada das Bestas, perdida en el interior del municipio lucense de Palas de Rei. Un día tuvo la idea de saber qué comían los peregrinos de antes, y se puso a reproducir las recetas. Y vino el «boom». Mira el siglo XXI con optimismo, después de haber pasado tres años trabajando día tras día sin vacaciones. Los comienzos no fueron fáciles, y ella confía en que el futuro sea aún mejor, «aunque espero que nunca nos lleguen sabores a través de Internet». Cree que la cocina gallega «quizás necesite un toque de renovación», bromea con los cambios que habrá en el siglo XXI («cobraremos en euros») y cree que lo que merece la pena es «explorar, investigar, echar muchas horas en la cocina». «Es que todavía quedan recetas por inventar», asegura.
22 oct 2000 . Actualizado a las 07:00 h.El próximo sábado cumple años. «Y nos vamos a Cuba _dice_, es que nos casamos hace tres años, cuando estábamos metidos en la reconstrucción de la casa, y no tuvimos ni luna de miel». _¿De dónde partió la idea de recuperar las recetas de los peregrinos? _De la necesidad y de la curiosidad. _¿De la necesidad? _Sí. Hace tres años, mi marido y yo nos empeñamos hasta las cejas en levantar A Parada das Bestas y nos devanábamos los sesos pensando en qué ofrecer que fuera distinto de otras casas de turismo rural. _Y se le ocurrió lo de los peregrinos. _Sí. En realidad tengo que estarle muy agradecida a una persona. _¿A quién? _A Alicia Huidobro, a quien no conozco de nada. Fue jefa de prensa de Paradores hasta hace unos meses, y ella promocionó la recuperación de recetas de peregrinos. _Lo recuerdo. Incluso hubo unas jornadas en Santiago con esos platos. _Sí, y a partir de ahí me dije: «Si aparecieron unas recetas, habrá más». Y así empezó todo. _Pero no me negará que hay márketing. _Mire, yo no puedo recuperar treinta o cuarenta recetas. Si quiero ser honrada con mis clientes y conmigo misma, tengo que reconocer que muchas veces me dejo llevar por la intuición. ¿Quién sabe si en el siglo XIV ponían primero las cebollas o las castañas? _O sea, que sí pero no. _En absoluto. Hay un trabajo, que intento que sea lo más profesional posible, y hay una aceptación por parte del público. ¿Me pregunta si esto es una revolución en la gastronomía gallega? ¡Hombre, no! Pero completa la excelente oferta de esta comunidad, la carta clásica de marisco cocido o a la plancha, o los pescados.