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Fernando de la Rúa viajó a Galicia para «ver el rostro del pueblo de Bueu»

M. ESCAURIAZA PONTEVEDRA

GALICIA

XOÁN CARLOS GIL

VISITA DE ESTADO EN GALICIA El presidente de Argentina hizo un alto en su visita oficial a España para reencontrarse con sus raíces «¿Dónde estoy yo? ¿Y mi hijo Fernando, que está acá?». El presidente de la República Argentina, Fernando de la Rúa Bruno, viajó ayer a Galicia para reencontrarse con sus raíces y «ver el rostro del pueblo de Bueu», que le convirtió en hijo adoptivo de la villa de la que un lejano día partió su abuelo para cruzar «al otro lado del Atlántico hispano». Pero de la Rúa recibió más: el calor de un pueblo que casi por entero se echó a la calle para aplaudir su fugaz regreso y un árbol genealógico que arranca del siglo XVII, en el que finalmente se encontró. La muiñeira, el pasodoble, el tango y el color del Concello, ahora rosado, le hicieron sentirse en casa. Incluso halló en Madrid el respaldo español que buscaba.

26 oct 2000 . Actualizado a las 07:00 h.

Fernando de la Rúa regresará mañana a Argentina con la maleta cargada de emociones y de un respaldo político de España, convertido en el principal inversor en su país, con casi 40.000 millones de dólares (8 billones de pesetas). Tras ungirse en Madrid del apoyo político del Ejecutivo de José María Aznar, así como de la flor y nata del empresariado español, lo que el presidente argentino agradeció «inmensamente», De la Rúa, muy satisfecho por esta «alianza estratégica con España», llegó ayer a Galicia para hacer un paréntesis que le alejó durante unas horas de los problemas económicos y políticos que acucian a su país. «¿Qué tal, señor presidente?» Y el paréntesis fue caluroso, tanto en el plano institucional como en el popular. El avión presidencial Boeing 757 Virgen de Luján tomó tierra en Vigo pasada la una y media de la tarde. A pie de pista fue recibido por el titular de la Xunta: «¿Qué tal, señor presidente?», exclamó un eufórico Fernando De la Rúa con los brazos en alto al descender del avión para saludar a Manuel Fraga. ¿Mucho trabajo?, inquirió el mandatario argentino. Y la inmensa comitiva argentino-gallega se trasladó en Mercedes de gran cilindrada en dirección a la localidad de Bueu, donde el presidente argentino, su mujer, Inés Pertiné, y su hijo menor Fernando, fueron agasajados honorífica y gastronómicamente durante las horas que pasó en su «terruño».