Deberán indemnizar con 48 millones a las familias de los dos marineros de Muxía fallecidos en el naufragio Sólo tres de los doce acusados han sido condenados por la muerte de dos marineros de Muxía, tripulantes del pesquero «Rey Álvarez II» que naufragó el 25 de agosto de 1997 a 48 millas de la costa, cuando navegaba en medio de un temporal. El juez impone nueve meses de prisión y multa de 540.000 pesetas a los armadores Joaquín y José Manuel Rey Álvarez y seis meses de cárcel y multa de 270.000 pesetas a Joaquín Rey Escribano, hijo del primero y que figuraba como patrón en el momento del siniestro.
07 nov 2000 . Actualizado a las 06:00 h.El juez condena a los armadores del Rey Álvarez II por un delito contra la seguridad de los trabajadores y los absuelve de homicidio imprudente, falsedad y estafa. Los tres condenados indemnizarán con 48 millones a las familias de Salvador Toba Vilela y Francisco Manuel Lires Vilela, los dos marineros fallecidos, correspondiendo 23 a la del primero y 25 a la del segundo. La sentencia absuelve a Ismael Rey Escribano, a los cinco tripulantes del Helimer, al jefe de la Inspección de Buques y a un inspector, al propietario de un astillero, y exime de responsabilidad civil al Estado y a la compañía aseguradora del helicóptero. En una extensa resolución de veintisiete páginas, el magistrado Ignacio Picatoste va desgranando punto por punto la responsabilidad de cada uno de los doce acusados. Después de realizar un pormenorizado relato de los hechos, declara probado que los armadores dotaron a los fallecidos de unos chalecos salvavidas que no cumplían con las normas de seguridad, lo que impidió que pudieran ser localizados por el Helimer, cuando tuvieron que ser arrojados al mar, cuando estaban siendo izados, por una avería de la grúa. Rechaza los argumentos esgrimidos por la defensa de los armadores y señala que los profesionales y empresarios del mar tienen que estar al tanto de los cambios en las normas de seguridad de sus trabajadores. La sentencia también resalta que en el pañol de proa del buque existían chalecos adecuados a las actuales normas, mientras que en los camarotes había otros similares a los que llevaban los fallecidos. El juez califica de errónea y escandalosa la acusación contra José Carmona, jefe de la Inspección de Buques, y José Abeijón, propietario del astillero en donde se reparó el buque, y absuelve a ambos.