Pío Cabanillas, la serpiente del verano

La Voz

GALICIA

ANXO LUGILDE ANÁLISIS El ministro se autodescarta como delfín

06 ago 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

ABLÓ ayer en la TVG con su clásico flequillo, en Cambados, donde veranea desde niño. Pío Cabanillas Alonso lanzó dardos contra Arzalluz y se enfrentó ante la pregunta sobre su futuro político. El 25 de julio, en el baño de masas de A Quintana, Xosé Manuel Beiras hizo de altavoz de uno de los rumores en boga. Desplazado Romay y autodescartado Rajoy, Cabanillas junior, como le llamó Beiras, sería la alternativa de Aznar para frenar a Cuiña. Triunfaría una solución dinástica, la del único hijo de Pío Cabanillas Gallas, el gran raposo de la política gallega, ministro franquista y de UCD, dirigente popular y maestro de Aznar. Con tal carga genética, nadie podía esperar que Cabanillas junior respondiera con un gran titular. Ante las cámaras, cumplió con el guión. Aseguró que quiere seguir trabajando con Aznar, pero con Galicia siempre presente: «La única visión que tengo es ayudar a Fraga en aquello que necesite». Cabanillas cada vez se prodiga más en la escena gallega. En julio fue investido caballero de la Orden del Camino. Antes lo había sido de la Vieira, del Albariño... En junio reivindicó su estirpe en un congreso sobre su tío abuelo, el poeta Ramón Cabanillas. «A súa figura foi un punto de referencia de vocación simbólica da miña xuventude», proclamó en gallego. Ayer habló en castellano. Si estuviera en campaña, usaría la lengua en la que su ancestro escribió En pé. «Su candidatura no tiene fundamento», aseguran en el PP gallego. Hasta el 2005, a no ser que hubiera nuevas elecciones, Cabanillas no presidirá la Xunta, pues debería ser diputado. Su nombre no figura en las listas electorales ante una legislatura que se vislumbra como decisiva para resolver la sucesión de Manuel Fraga. En contra del ministro portavoz del Gobierno juega también la mala experiencia de Mayor Oreja. La derrota vasca pesa como una losa ante hipotéticos planes de ministros que quieran saltar a la arena autonómica. Otro hándicap estriba en su falta de recorrido político en Galicia. Nacido en Madrid hace 42 años, Cabanillas era hasta 1998 un desconocido ejecutivo de Canal+. Tampoco cuenta con los apoyos necesarios en un partido en el que, con los matices de la reciente renovación, todavía pesan mucho los barones provinciales. Con estos ingredientes, es lógico que en el PP de Galicia se hable de «serpiente de verano».