El Gobierno ordenó su expulsión porque, además, se quedó con el dinero recaudado por una sanción
08 feb 2002 . Actualizado a las 06:00 h.Lo suyo no era, precisamente, devoción por el trabajo. Era pasión por la oficina. Incluso fuera de la jornada laboral, en horario nocturno, los domingos... y fiestas de guardar. Esta es la historia de un contratado laboral fijo de la Xunta y de su afición por el teléfono. El de la oficina, por supuesto. El Consello del gobierno gallego decidió ayer imponer una sanción de despido a este trabajador -destinado en el Servicio Provincial de Transportes de Ourense- por la «utilización particular do teléfono oficial para chamadas a liñas novecentos». Llamadas que realizaba por las noches, los fines de semana..., siempre fuera de su horario laboral. Además de la nocturnidad, aprovechaba que las dependencias de Transportes están en un edificio del centro de Ourense y no en la sede de la Delegación de Política Territorial, de la que depende el servicio provincial. Las bajas médicas continuadas y una cierta fama de extravagante, según algunas personas que han trabajado con él, definen a este hombre soltero, solitario, pero al fin y al cabo «bo rapaz» que ronda los cuarenta años. Cuando sus superiores tuvieron conocimiento del hecho e identificaron al responsable de las llamadas, éste recibió una advertencia. Pero ni su mejor propósito de enmienda -que lo tuvo- consiguió poner remedio a la situación y evitar, finalmente, la medida adoptada por la Xunta. No se ha dado a conocer la clase de líneas a las que telefoneaba este contratado. No hay que olvidar que las posibilidades son muchas. Los números 900 los utilizan desde echadores de cartas -Rappel, Aramis y compañía- a servicios «de rélax» -esto es, líneas eróticas-. O los dispositivos de atención al cliente y telemárketing. Programas como Gran Hermano u Operación Triunfo emplean este tipo de teléfonos en su dinámica de funcionamiento. Todas estas opciones eran válidas para paliar la soledad que le diagnosticaban a este trabajador algunos ourensanos que lo trataron. Tarifas En hora punta, el coste de estas llamadas puede alcanzar los 74 céntimos de euro (122 pesetas) el minuto, más el establecimiento de llamada. Así, una comunicación de dos minutos supone un gasto de 1,56 euros (260 pesetas). Pero el teléfono no ha sido la única razón para la apertura del expediente a este trabajador. En su condición de empleado público recibió el pago de una sanción en materia de transportes -un total de 144 euros (23.960 pesetas)-, que no ingresó en el correspondiente órgano de recaudación. El Consello de la Xunta propuso la inmediata suspensión cautelar del trabajador «pola gravidade dos feitos».