
Los marineros, indignados, piden que se prohíba la comercialización de carioca, incluso la importada de Boston Marineros de Cedeira asistieron ayer atónitos a un espectáculo lamentable, como fue el de observar centenares de cariocas (alevines de merluza) muertas flotando en las aguas del puerto. La indignación no puede ser mayor entre un colectivo que acaba de recibir un no por respuesta a su petición de utilizar temporalmente la volanta. Y máxime, cuando la excusa de la Administración fue la de que había que proteger las crías de merluza. Pero que este episodio haya ocurrido en un puerto como el de Cedeira, que se vanagloria de liderar desde hace años el ejercicio de la pesca responsable, supone ya no una afrenta, sino toda «unha provocación», dicen.
28 mar 2002 . Actualizado a las 06:00 h.Desconocen el motivo. «Quizá un chivatazo de que viña unha inspección», especulan en Cedeira. Pero lo cierto es que, después de que anteayer descargase en el puerto una pareja de arrastreros con base en Celeiro, el puerto quedó sembrado de cientos de ejemplares de carioca muerta. Fuentes de la cofradía aseguran que el tamaño medio de las pescadillas rondaba los quince centímetros, cuando la talla mínima legal es de 27 centímetros. Sospechan que los responsables del episodio «de pesca ilegal e atentado ecolóxico» se deshicieron de las capturas en un ejercicio de ingenuidad, «pensando que os peixes non ían sair a flote». Y es que un buzo del pósito, en plenas labores de reparación del casco de un buque, pudo comprobar que en el fondo del mar había muchos más ejemplares. El patrón mayor, Manuel Iglesias, denunció los hechos al Seprona y al Servicio de Protección de los Recursos los hechos y presentó una denuncia por pesca ilegal y delito ecológico ante la Guardia Civil. Mayor vigilancia La Cofradía de Cedeira demanda más inspección en los puertos. La aparición en la dársena de los peces muertos es, a juicio del pósito, una prueba fehaciente de que sigue llegando al mercado carioca de talla ilegal del caladero gallego. Es por eso que reclaman a las autoridades que prohíban por completo la comercialización de crías de merluza, pues el hecho de que se permita vender los ejemplares importados de Boston da pie a que se introduzcan especies similares, entre ellas la pescadilla gallega: «Hai estudios que din que para distinguir entre o peixe de Boston e o de aquí case que hai que facer unha análise xenética», aducen fuentes de la cofradía. Aparte de los daños al caladero, los marineros citan los perjuicios económicos que esa pérdida de crías puede generar: «A consellería di que un kilo de carioca, que no mercado costa 500 pesetas, pode proporcionar 96.000 pesetas se se deixan medrar as pezas que entraban no kilo», explican. La indignación en Cedeira es tal que incluso abogan por prohibir el arrastre.