Los bañistas comparten desde hace sesenta días el arenal de Sanxenxo con máquinas excavadoras, vallas y una tubería que bombea arena hacia la playa
28 jul 2002 . Actualizado a las 07:00 h.Entre incrédulos y fascinados, grupos de turistas y jubilados contemplan cada día en Sanxenxo como una gran tubería bombea arena desde el fondo marino hacia la playa de Silgar, en pleno centro de la villa más turística de las Rías Bajas. La escena se repite con distintos protagonistas desde hace veinte días, cuando el Ministerio de Medio Ambiente inició la segunda fase de la regeneración de la playa de Silgar, que prevé bombear unos sesenta mil metros cúbicos de arena traídos desde Portugal en barco. Sin embargo, las obras sobre la playa continúan desde el pasado 29 de mayo, cuando comenzó la primera fase del proyecto. Entre las críticas del sector turístico y la oposición municipal, que consideran que la imagen del Concello como destino de ocio y descanso estival se ve seriamente perjudicado, se han vertido, primero por tierra, desde Xinzo de Limia, y ahora por mar, desde Portugal, cerca de cien mil metros cúbicos de arena. Para ello ha sido necesario acotar un tercio de la playa, que permanece vallado. Y las protestas se dejan sentir bajo las sombrillas en los días de mayor afluencia de bañistas. Mariano Rajoy, recién confirmado como uno de los favoritos a la sucesión tras la remodelación de Gobierno, celebraba el pasado sábado su nombramiento con un paseo por Sanxenxo. Unos metros más abajo, ajena a la presencia del vicepresidente primero, Maruja Alonso, de Oviedo, se quejaba de las incomodidades producidas por las obras. «Es el tercer año que vengo y esto es una vergüenza, podrían haberlo hecho antes de que llegásemos los turistas. Y me han dicho que además la arena es portuguesa. ¿Es que no hay arena suficiente aquí en Galicia?». Críticas ecologistas Es la misma pregunta que se hacen los colectivos ecologistas de la zona. Joaquín Rodríguez, presidente de Ecoloxistas do Salnés, esgrime un detallado estudio para criticar la actuación, por la que Medio Ambiente ha desembolsado algo más de un millón ochocientos mil euros. Rodríguez atribuye el paulatino deterioro de la playa a las construcciones costeras como los puertos deportivos de Sanxenxo y Portonovo, que, según su informe, han interrumpido el flujo natural de las corrientes que dotaban de arena a Silgar. Rodríguez mantiene que el azote de los temporales de invierno arrastra los sedimentos y los traslada al fondo marino. Los ecologistas proponen localizar esos bancos y bombear la arena hacia los cauces de la playa como solución menos dañina. Ajenos a cuestiones técnicas, a los turistas les ha tocado compartir baño con las excavadoras.