¿Pero quién mató a Rocío?

J. C. Ortiz REDACCIÓN

GALICIA

JESÚS DOMÍNGUEZ

Dolores Vázquez, acusada del crimen, pide que se investigue la huella aparecida en un plástico que envolvía a la víctima y que un polémico informe policial atribuye a un tío de la joven

20 sep 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

La identidad del asesino de Rocío Wanninkhof está impresa en una bolsa de basura. Una huella dactilar que apareció en el plástico que envolvía el cadáver de la joven de 19 años es la supuesta prueba de cargo a la que se aferra la coruñesa Dolores Vázquez para defender su inocencia. La huella pertenece, supuestamente, a un tío de Rocío, Serafín Ruiz Romero, según un polémico dosier policial desacreditado por las altas instancias de la Policía Nacional malagueña. A la espera de un nuevo juicio, Loli ofreció ayer una multitudinaria rueda de prensa en el jardín de su casa de Mijas (Málaga) en la que pidió que se coteje esa huella con las del tío político de la víctima. Era la primera vez que abría la boca desde que hace siete meses el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía anulara el fallo de un jurado popular que la condenó a 15 años de cárcel por aquel crimen. «Todo mi caso ha sido un circo y a mí me han detenido sin ninguna prueba, yo solo pido justicia», señaló Dolores Vázquez, visiblemente recuperada de su calvario carcelario. Mientras, podían oírse fuera los compases de Que la detengan, convertida en canción protesta por un familiar de Rocío que acercó su automóvil con el radiocasete a todo volumen hasta las proximidades del chalé. Una sola persona la asesinó La existencia de esta supuesta prueba no es nueva. Apareció en un trozo de cinta aislante pegado a los plásticos en que apareció envuelta la víctima. Los informes periciales realizados en su día por la Guardia Civil concluyeron que era imposible saber a quién pertenecía ese rastro. El informe elaborado en sus horas libres por un inspector de la Policía Científica de la comisaría marbellí establece, sin embargo, que pertenece al tío de la joven. Una cicatriz en forma de uve, que aparece en la huella analizada, se halla «en la tercera falange del dedo medio de la mano derecha de Serafín Ruiz». Pero, ¿fue el tío de la joven el asesino? No. Serafín sería un mero encubridor. «Una sola persona asesinó a Rocío», concluye el informe policial. Salta así a escena M. C.?H., de 28 años de edad, primo carnal de Rocío, que sería el autor material del crimen. Y ¿cuál es el nexo entre ambos sospechosos? Serafín trabajó en los servicios de limpieza de un edificio de apartamentos de cuyo servicio de lavandería provendría la bolsa de plástico que apareció junto al cadáver. Esa bolsa contencía un ocho, precisamente el número de la casa de M. C. H. El cuerpo habría sido ocultado y manipulado -fue rociado con un corrosivo casero- en el domicilio de este último hasta que ambos lo trasladaron al paraje en que fue encontrado. Un crimen pasional ¿Y cuál fue el móvil? Pasional, sin duda, señala el informe. La personalidad del asesino, capaz de asestar con saña la colección de puñaladas que acabaron con la vida de Rocío, no encajaría con la de Loli Vázquez y sí con la de M.?C.?H. Pero las altas instancias de la policía tienen una opinión muy clara de este dosier. Para empezar, es obra personal de un inspector de la Policía Científica de Marbella que no habría seguido el mínimo rigor profesional en su investigación. El comisario jefe, Florentino Villabona, es expeditivo: «No existe, ni ha existido, informe pericial emitido por la Comisaría de Marbella en relación a este caso».