El PP pregunta a Vázquez si permitirá un pacto BNG-PSOE en la Diputación

Luis Villamor SANTIAGO

GALICIA

Dirigirá su campaña hacia la bolsa de indecisos del 50% que señalan las encuestas El presidente exige que se pida el voto «casa por casa» y «familia por familia»

15 mar 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

Los populares pusieron ayer el dedo en la llaga de la oposición y para ello recurrieron al alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, a quien Xesús Palmou instó a aclarar si permitirá un pacto BNG-PSOE en la Diputación Provincial de A Coruña, tras las elecciones de mayo. «Pídolle dende aquí ao señor Vázquez que nos aclare se os deputados provinciais van apoiar un pacto BNG-PSOE na Deputación», instó el secretario general del PP al alcalde de A Coruña, respecto al gobierno de un ente provincial en el que las encuestas pintan bastos para los conservadores. Palmou buscó la apertura de una vía de agua a su homólogo socialista, Touriño, en la presentación del programa marco. El PP dejó traslucir preocupación por su suerte electoral y anunció que se trabajará la bolsa del 50% de indecisos.Palmou no se anduvo con rodeos y animó a un foro de 700 personas, con Dositeo Rodríguez como reclamo local, los cuatro presidentes provinciales, y como invitada especial la vicepresidenta de la comisión europea, Loyola de Palacio, a sortear las dificultades del Prestige y de una posible guerra. No hizo más que calentar motores, porque Fraga volvió a pedir a la parroquia conservadora que realice un esfuerzo «casa por casa, voto por voto, familia por familia», para no perder «a maioría natural».De forma reveladora, enunció: «Estabamos un pouco mal acostumados a crer que éramos, somos, a maioría natural, pero estas eleccións hai que traballalas como se foran as primeiras, aquelas nas que dixemos Galego coma ti e sacamos maioría absoluta».Fraga, colocado como antorcha electoral por todos los speakers , expresó su temor a perder una Diputación por 300 votos. «Despois nos sae unha combinación de bloqueiros e parece que eles fixeron a muralla romana», ironizó. Cuíña, desde una esquinada cuarta fila, aplaudió lo justo. El presidente defendió la postura de Aznar en el conflicto de Irak: España tiene intereses en América, entre ellos el idioma. Criticó el eje París-Berlín y recordó que Guerra le mandó un mensaje «amenazador» cuando optó por abstenerse en el referéndum de la OTAN.