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Arranca la campaña del 'Prestige' y la guerra de Irak

Anxo Lugilde REDACCIÓN

GALICIA

El test que afronta el PP convierte a estas municipales en las más trascendentes de la historia autonómica gallega El BNG pone en juego cuotas de poder y el PSOE, su recuperación

09 may 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

La campaña local más incierta, extraña, tensa y corta de los últimos lustros arrancó ayer en Galicia bajo la sombra del Prestige , la guerra de Irak, el duelo entre Zapatero y Aznar y el mapa del poder urbano surgido de las urnas de 1999. Todos estos ingredigentes convierten a las del 25 de mayo en las municipales con mayor relevancia a escala gallega desde la instauración del autogobierno en 1981, importancia que se entremezcla con el carácter plebiscitario que tanto PP como PSOE han imprimido a los comicios en el ámbito español, algo que ya había ocurrido en 1995. Los resultados de las grandes ciudades, especialmente de las reñidas Vigo y Ferrol, van a condicionar unas elecciones en las que el PSOE sale a la ofensiva, tras los retrocesos en votos de 1995 y 1999, y el PP y el BNG lo hacen sobre todo a la defensiva, aunque el Bloque trate de recuperar la iniciativa. Los populares, que presiden casi el 75% de los concellos y las cuatro diputaciones, afrontan un test en el que pretenden demostrar que permanece intacta la enorme confianza que le ha concedido el pueblo gallego a Fraga desde 1989. Después de perder dos puntos en porcentaje de voto en 1999 y cuatro de sus cinco alcaldías urbanas, necesitan revalidar su holgada hegemonía electoral y preservar su poder institucional para poder afrontar con tranquilidad el tormentoso período de la sucesión de Aznar, a la que debe seguir la de Fraga. La batalla de Vigo El PSOE afronta su particular prueba, la de demostrar que, como constantemente proclaman sus dirigentes, constituye la punta de lanza de la alternativa en Galicia. Y es en Vigo, en competencia directa con el BNG, donde se la juega en mayor medida, con un candidato, Ventura Pérez Mariño, impuesto por las cúpulas de Madrid y Santiago. Pero el color de rosa no impregna todas las perspectivas socialistas, preocupantes en Ferrol y Ourense y poco alentadoras en Pontevedra. Sus líderes confían en ampliar su ya apreciable poder rural al incrementar sus ya 60 alcaldías. Para el BNG son las primeras elecciones de su historia en las que pone en juego importantes cuotas de poder, sus 14 alcaldías, entre las que destacan las de Vigo y Ferrol, mientras en Pontevedra se da por descontado su triunfo. El Prestige contuvo lo que podría haber sido una hemorragia electoral, tras el revés de las autonómicas y la fuerte crisis interna del 2002. Los nacionalistas pasaron a soñar con un nuevo crecimiento. El 25 de mayo los galleos elegirán a los alcaldes, pero decidirán más cosas.