El balance de muertos asciende a diecinueve personas, aunque Renfe no descarta que la cifra pueda aumentar La tragedia no fue mayor porque el Talgo iba a sólo cien kilómetros por hora
04 jun 2003 . Actualizado a las 07:00 h.Los dos vagones delanteros del talgo que en la noche del martes colisionó de frente con un mercancías en Chinchilla (Albacete) se convirtieron en gigantescos hornos con temperaturas cercanas a los 1.800 grados, según los bomberos que participaron en la extinción del fuego y la recuperación de los cadáveres. Al menos catorce de los 87 viajeros del convoy Madrid-Murcia-Cartagena murieron abrasados dentro de los furgones delanteros del tren de pasajeros, que doce horas después todavía humeaban. Las otras cinco víctimas mortales -los dos maquinistas del mercancías y el maquinista, el mecánico y el interventor del talgo- perecieron en el acto. El balance provisional de fallecidos se cierra con 26 víctimas, aunque el director de Renfe, Miguel Corsini, reconoció ayer en Albacete que este número de muertos podría aumentar en breve, pues los cálculos de víctimas mortales de la compañía se basan en las familias que han denunciado la desaparición de sus allegados y no en los billetes que se vendieron. La rápida intervención de los equipos de rescate, que llegaron al lugar minutos después del impacto (21.40 horas del martes), no sirvió para salvar ni una sola vida de los viajeros de los vagones de clase preferente que seguían a la locomotora del tren articulado. El brutal choque hizo que la locomotora del Talgo fuera engullida por el vagón siguiente y que la unidad motriz del mercancías y dos de sus contenedores cabalgaran sobre los dos vagones delanteros del tren de pasajeros, en los que viajaban dieciséis y once personas, respectivamente. Origen del incendio El encontronazo de una masa metálica contra otra provocó las chispas que incendiaron los depósitos de gasoil de ambas locomotoras. Éste, según las últimas investigaciones, fue el origen del incendio. Las llamas consumieron en segundos casi la mitad del talgo, incluso parte del concurrido vagón cafetería. No les ocurrió lo mismo a los viajeros de las cinco carrozas restantes (segunda clase), a los que no alcanzó el fuego y que no llegaron a descarrilar, por lo que buena parte de los cuarenta heridos sufrieron sólo contusiones. Ocho permanecen ingresados en el hospital de Albacete, tres en estado crítico. Las altas temperaturas que alcanzaron los vagones calcinados impidieron a los bomberos iniciar las labores de rescate inmediatamente después de haber apagado el fuego. Antes tuvieron que utilizar mangueras con agua fría para tratar de bajar las temperaturas. «Un milagro» Pero la tragedia pudo ser todavía mayor. Y es que, según Renfe, el Talgo viajaba a unos cien kilómetros por hora después de haber realizado una parada técnica, casi la mitad de la velocidad a la que podría moverse en el tramo en el ocurrió el accidente (unos 180 kilómetros hora). El mercancías también se desplazaba a un centenar de kilómetros la hora, si bien la inercia de transportar 25 vagones provocó que aplastara por completo la otra máquina motriz y los primeros compartimentos. Pero de haber viajado a más velocidad, todo el convoy habría volcado y, probablemente, se habría incendiado. De hecho, el jefe de bomberos encargado del rescate considera «un milagro» que cerca de medio centenar de personas salvaran su vida.