El mundo a los cuatro vientos Al Saadi, cuarto vástago varón del presidente libio, se presenta mañana como novedad en las filas del Perugia, que fue décimo en la liga italiana la pasada temporada
27 jun 2003 . Actualizado a las 07:00 h.Poseedor de un 7,5% de las acciones de la Juventus y de un tercio de la Triestina, intentó hacerse con el Lazio y la Vecchia Signora La pregunta del millón es cómo juega el chaval, pero eso parece importar poco, a juzgar por los elogios entre el jugador y los directivos Luciano Gaucci era el anónimo presidente de un modesto equipo de fútbol italiano hasta que decidió desempolvar el mapamundi y abrir nuevos mercados. Señaló con el dedo el Lejano Oriente y se encontró con los ojos rasgados del japonés Hidetoshi Nakata y del surcoreano Ahn Jung-Hwan: flamantes estrellas internacionales sobre el campo del Perugia y exóticos nombres estampados en las camisetas de sus fans. Una jugada maestra que le permitía reforzar su equipo y engrosar las arcas del club gracias a una brillante operación de márketing futbolístico. Después de la resaca del scudetto ganado por la Juventus e inmersos en un tórrido verano que no promete ofrecer grandes fichajes de relumbrón, los aficionados italianos no dan crédito a la última sorpresa del presidente del Perugia, siempre dispuesto a matar dos pájaros de un chut. Mañana, si Alá lo permite y el tiempo acompaña, presentará al cuarto hijo varón de Muamar Gadafi como nuevo jugador de su equipo. En su camiseta verá estampado su nuevo número, el 19, y su nombre, Al Saadi. «Estamos todos contentos por una operación que nos hará entrar en la historia del Calcio , ya que tener en el equipo a un personaje como él, de gran espesor político e hijo de un jefe de estado, es una cosa que va más allá de cualquier acuerdo o fichaje», ha declarado el presidente del club sacando pecho. La pregunta del millón es cómo juega el chaval, pero eso en Perugia parece importar poco, a juzgar por los cruces de elogios entre el jugador y los responsables del equipo, que ya lo habían intentado fichar hace un par de años. Francesco Scoglio, ex entrenador de la selección nacional libia, posee suficientes argumentos para juzgarlo, pero hasta ahora ha evitado la embarazosa pregunta: «No entro en una valoración técnica aunque nuestra relación es de estima». Precisamente él fue designado por el hijo del coronel libio para dirigir al equipo de su país. Al Saadi, que tiene 30 años y es centrocampista, no tocó pelota mientras Scoglio se sentó en el banquillo, motivo suficiente para que el entrenador se viese obligado a cambiar de aires. Es necesario bucear en la hemeroteca para profundizar en la carrera futbolística de Al Saadi. Antes de llegar a las filas del Perugia, que fue décimo en la tabla de primera división durante la pasada temporada, ya había coqueteado con el Calcio. Poseedor de un 7,5 por ciento de las acciones de la Juventus de Turín y de un tercio del paquete accionarial de la Triestina (que milita en la segunda división), el jugador libio intentó hacerse con el control del Lazio, víctima de un coma económico, y con el 20 por ciento de la Vecchia Signora, dos deseos irrealizados que, al menos, le permitieron comer junto al difunto Gianni Agnelli y entrenarse con los jugadores del club turinés. Conflicto de intereses Ocurrió durante una gira de su anterior equipo, el Al Ittihad, por tierras italianas, donde se puso de manifiesto el conflicto de intereses del hijo del coronel, que estaba más que acostumbrado a mezclar la política y los negocios con el fútbol. Por el momento, es seguro que, en su nueva aventura italiana, no renunciará a la internacionalidad con la selección libia y al sillón de máximo dirigente de su federación de fútbol. En cuanto al rendimiento deportivo y a la venta de camisetas con su nombre inscrito, dos misterios que todavía están sin resolver, habrá que esperar a la próxima temporada. Hagan juego, señores.