El Gobierno insiste en restar importancia a la frustrada operación y en defender que se gestó hace meses La oposición exige a Trillo que comparezca ya en el Congreso para dar explicaciones
30 ene 2004 . Actualizado a las 06:00 h.El capitán de navío Javier Pery, comandante del buque de aprovisionamiento de combate Patiño y jefe de la frustrada misión en Guinea Ecuatorial, fue advertido del inicio de ésta con sólo dos días y medio de antelación, como máximo. El pasado sábado por la mañana aún ignoraba que, al romper el lunes, debería conducir su barco desde Ferrol hacia Rota, reunirse allí con la fragata Canarias y decenas de infantes de marina, dirigir un ejercicio conjunto en aguas próximas a Las Palmas y luego coordinar el desplazamiento de ambas unidades al país gobernado por Teodoro Obiang, para realizar tareas de «presencia naval». Ya el miércoles, muy poco tiempo antes de comenzar la segunda fase de la operación, el propio comandante de la Canarias comentó a un estrecho colaborador: «No sabemos nada [de nuestros cometidos], iremos sobre la marcha». Además, tanto la tripulación de la fragata como la del Patiño fueron alistadas sin recibir apenas explicaciones y con premura inusual para tratarse de una comisión supuestamente normal y programada. Estos signos de aparente precipitación y secretismo contrastan con la versión de los hechos que el Gobierno viene defendiendo públicamente desde el jueves. Tres pilares sustentan ese argumentario oficial. Primero, que los buques partieron en «visita de cortesía». Segundo, que el envío se decidió con anticipación suficiente, ya en noviembre, cuando la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, estuvo en la capital ecuatoguineana, Malabo. Y, tercero, que el aplazamiento se debe a «malos entendidos» de la prensa y de los grupos políticos opositores a Obiang. En comparecencia ante los medios de comunicación, el portavoz del Ejecutivo, Eduardo Zaplana, volvió ayer sobre las mismas tesis. Preguntado acerca de por qué la mínima publicidad dada al viaje, el popular eludió responder, pues se limitó a afirmar que desconocía si en la Armada es «práctica habitual anunciar el destino». Efectivamente, cuando se trata de misiones no comprometidas, la Marina sí suele difundir comunicados explicativos. Dudosos precedentes Asimismo, Zaplana repitió que la misión se retomará tras las elecciones legislativas en Guinea, previstas para dentro unos dos meses, y, por tanto, también después de las generales en España (14-M). A modo de cierre, aseveró que operaciones similares se han hecho «en otros momentos», aunque, según el CPDS, que es la principal fuerza de la oposición en Guinea, hace «muchísimo tiempo» que un barco de guerra español no toca puerto en aquella nación. Las declaraciones del Gobierno no convencen a la oposición, que ayer reclamó la urgente comparecencia del ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, ante la Diputación Permanente del Congreso. El secretario general de los socialistas, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo haberse enterado «a través de los medios de un suceso extraño» y señaló que, «en democracia», la obligación del Ejecutivo es informar de los movimientos de tropas. Desde las filas de IU, su coordinador general, Gaspar Llamazares, instó también a la Administración Aznar a explicar lo sucedido, al tiempo que la acusó de alternar «la subordinación a la política norteamericana con un nuevo colonialismo, que le llevó en su momento a la intervención en Perejil (julio del 2002) y que ahora le lleva a apoyar al dictador de Guinea».