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Interior mantiene abiertas todas las hipótesis sobre el tiroteo de Castejón

M. Sáiz Pardo-F. Nieto MADRID / PAMPLONA

GALICIA

Álvaro Barrientos

La munición empleada por los asesinos es la habitual de bandas de delincuentes del este de Europa, no de ETA Un agente murió en el acto y el otro, cuando intentaban reanimarlo

09 jun 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

Dos guardias civiles adscritos a la Agrupación de Tráfico del instituto armado murieron ayer por la tarde en la localidad navarra de Castejón, tras ser ametrallados por desconocidos que viajaban en un todoterreno al que los agentes trataron de dar el alto, después de que el conductor del vehículo cometiera una infracción. Las Fuerzas de Seguridad apuntan la posibilidad de que el ataque pueda ser obra de una banda de delincuencia organizada, ya que la munición no es la habitual en ETA, aunque los expertos no descartan aún que se trate de un nuevo atentado terrorista que rompería así más de un año sin asesinatos. Los hechos tuvieron lugar sobre las 18.20 horas en Castejón, una localidad de unos 3.500 habitantes y situada a escasos 80 kilómetros de Pamplona, justo en la frontera entre Navarra y La Rioja. Los dos agentes eran José Antonio Vidal Fernández, de 31 años, y Juan Antonio Palmero Benítez, de 29, naturales de Cádiz y Asturias, respectivamente. Ambos viajaban en un Renault Laguna en el que esperaban, en el kilómetro 78 de la carretera N-113 (Pamplona-Madrid), a otra patrulla a la que debían relevar en la escolta de un transporte especial: una inmensa aspa de molino de energía eólica, que era transportada en un tráiler por carretera desde Soria a la comunidad riojana. Según la versión del Ministerio del Interior, en ese momento los funcionarios, miembros de la Agrupación de Tráfico de Calahorra (La Rioja), vieron que un todoterreno marca Suzuki y de color verde cometía una infracción (al parecer, un adelantamiento a muy alta velocidad) en un páramo entre Castejón y un paraje conocido como Los Abetos. Ráfaga a bocajarro Tras alertar con luces, los dos agentes intentaron dar el alto a los ocupantes en una persecución a gran velocidad. Sin embargo, los guardias no tuvieron opción. Apenas se situaron a la altura del vehículo sospechoso, fueron recibidos con una ráfaga de disparos a bocajarro -al parecer, los agresores usaron un subfusil- que alcanzó a ambos funcionarios. Según testigos presenciales, el coche policial recorrió unos 20 metros hasta chocar de frente con una señal que limita la velocidad a 80 kilómetros por hora, y caer en el arcén con los policías agonizantes dentro. Mientras, los asesinos se dieron a la fuga por la N-113 en dirección Pamplona. De inmediato, los vecinos de Mocejón alertaron a las asistencias médicas. Cuando los especialistas llegaron al lugar de los hechos, uno de los funcionarios ya había fallecido. Apenas minutos después murió el otro agente, mientras los paramédicos le practicaban maniobras de reanimación. Efectivos de la Policía Judicial y de los Servicios de Información de la Guardia Civil se desplazaron a Mocejón. Allí, los especialistas recogieron varios casquillos de la marca Geco. Por el momento, estas vainas son el único indicio sobre la autoría del doble homicidio. Según fuentes de la investigación, no es una munición habitual en ETA. Durante los últimos años, las balas Geco han sido usadas por bandas de delincuencia organizada del este de Europa, pero también por grupos nacionales. La munición Geco -recordaron expertos en balística- fue la utilizada, por ejemplo, por la banda de atracadores que el 9 de diciembre del 2002 asesinó a dos vigilantes jurados durante el asalto a un furgón blindado en un centro comercial de Tarrasa (Barcelona). Las balas de esta marca, de fabricación alemana, son muy habituales en el mercado negro albanokosovar, aunque también pueden encontrarse con facilidad en España, por lo que los servicios de información no descartan, en modo alguno, que el ataque puede ser obra de la banda terrorista ETA, que rompería así más de un año sin cometer ningún asesinato. Fuentes de la investigación explicaron que la N-113 es una ruta habitual del tráfico de hachís que llega a España por las costas del sur peninsular y que los narcos llevan hasta Francia a través de vías secundarias como en la que ayer tuvo lugar el doble homicidio. Los cadáveres de los dos guardias civiles asesinados fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de Navarra, situado en el Hospital de Navarra, en Pamplona. Tras practicarles las respectivas autopsias, según informó la Delegación del Gobierno, se prevé que mañana quede instalada la capilla ardiente en Calahorra.