Centenares de personas que participaron en el desescombro y limpieza de los restos de las Torres Gemelas sufren dolencias por la exposición al humo y material cancerígeno
16 sep 2004 . Actualizado a las 07:00 h.Los héroes del 11-S se mueren. Más de 800 bomberos, policías, obreros, especialistas en telecomunicaciones, encargados de limpieza, vecinos de la zona y hasta voluntarios han presentado una denuncia contra los dueños del World Trade Center y reclaman mil millones de dólares por haberles expuesto a los «efectos tóxicos» de las Torres Gemelas. Cáncer, asbestosis, enfisema pulmonar, bronquitis crónica, asma y una nueva enfermedad que han bautizado como tos del World Trade Center son algunas de las dolencias que han desarrollado cientos de personas que acusan a los dueños del WTC de haber acelerado las labores de limpieza de la zona cero en detrimento de su salud, sin proporcionarles la información real sobre el verdadero grado de contaminación al que se exponían ni los medios apropiados para minimizar sus efectos. La denuncia, a la que potencialmente podrían unirse hasta 400.000 personas (los vecinos de la zona y todos los trabajadores que participaron en las tareas de rescate) no sólo busca compensaciones millonarias por daños irreparables contra la salud sino la creación de un fondo que durante los próximos veinte años sirva para hacer un seguimiento de quienes estuvieron expuestos a las miles de toneladas de plomo, asbestos, mercurio, silicio y demás materiales tóxicos que inundaron el aire durante meses tras el derrumbamiento de las torres. «Eran necesarias precauciones de seguridad extremas y medidas inusuales para proteger las salud de los trabajadores durante los nueve meses que duró la limpieza de la Zona Cero. Miles de personas están sufriendo las consecuencias del comportamiento irresponsable» de los dueños del WTC, explicó la pasada semana la firma de abogados que encabeza la demanda y que anunció que pronto denunciará también a la ciudad y el estado de Nueva York por no haber obligado a Larry Silverstein, arrendatario de las Torres Gemelas, a cumplir con las medidas mínimas de seguridad. «El principal problema es que hubo una innecesaria prisa por parte de los políticos para declarar la zona segura para vivir y emprender las tareas de limpieza que llevó a unas 400.000 personas a exponerse a toxinas que les han hecho vulnerables a enfermedades mortales durante los próximos años», afirman los abogados. Uno de los denunciantes es el policía John Walcott, que el pasado año descubrió que tenía leucemia. El agente trabajó durante semanas en la Zona Cero y sólo recibió mascarillas de papel para protegerse. «Me la puse poco tiempo porque no se podía respirar bien con ella», explicó la semana pasada. Eva Lanvoy, una mujer que trabajó limpiando ascensores en los edificios circundantes denunció haber desarrollado asma, gastritis y una extraña enfermedad de la piel. Incluso el General Accounting Office del Congreso ha reconocido en un informe reciente los graves problemas de salud generados por el derrumbamiento de las Torres Gemelas y reconoce que además, «cientos de bomberos que trabajaron en las tareas de rescate han tenido que cambiar de profesión por las dificultades respiratorias que experiementan desde entonces». Larry Silverstein, al conocer la denuncia se limitó a decir en un comunicado que «el rescate, recuperación y limpieza de la Zona Cero se condujo bajo los auspicios de la alcaldía de Nueva York». Eso significaría que las autoridades de la ciudad prefirieron esquivar la realidad, descrita de esta manera por el toxicólogo William Sawyer, que trabaja para los denunciantes: «La Zona Cero era una gigantesca pila de residuos tóxicos que contenía los ingredientes necesarios para que, calentados adecuadamente (en el área ardió el fuego durante tres meses) generaran concentraciones inusuales de materiales cancerígenos».