Los biólogos tiran por tierra el mito del percebe autóctono gallego

Espe Abuín REDACCIÓN

GALICIA

Los individuos que crecen en O Roncudo son genéticamente idénticos a los marroquíes Investigadores de Santiago concluyen que los ejemplares «gigantes» no son una nueva especie

11 may 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

Mitos aparte, la realidad científica es que Galicia no tiene un percebe autóctono. El que crece en sus rocas no es diferente del que se cría en las piedras de Marruecos, Portugal, Francia o Cabo Verde, al menos genéticamente hablando. Ésa es una de las conclusiones a las que ha llegado un equipo del Laboratorio de Sistemática Molecular de la Universidade de Santiago -pionero a nivel mundial en el estudio de secuencias genéticas del percebe-, que ha analizado ejemplares de todo el litoral comprendido entre Francia y Cabo Verde durante varios años y ha comprobado que «no existe diferenciación genética» entre los percebes que crecen en toda la costa europea y norteafricana. Todos se llaman y apellidan Pollicipes pollicipes y todos son el resultado del flujo larvario que hay entre las distintas áreas de dicha franja costera. «Para que hubiese un percebe autóctono, Galicia tendría que estar aislada y no recibir individuos migrados de otras zonas», argumenta Manuel Rey, coordinador del equipo de investigación adscrito a la Facultad de Biología. Y no es así. Lazos familiares Pero por más que los estudios genéticos aseveren que el percebe de O Roncundo es familiar directo del de Marruecos, nadie puede negar que hay diferencias más que evidentes a simple vista. Eso es debido «a que existen unas condiciones oceanográficas, una gestión del recurso y una comercialización que confieren al percebe que crece en Galicia una excelente calidad», dice Rey Méndez. En otras palabras, que el percebe gallego no nace, se hace. Ni siquiera los percebes gigantes que de un tiempo a esta parte pueblan las costas gallegas son una variedad genética del que crece desde hace años. Esos individuos largos y delgados, de escaso interés comercial, que están proliferando en las rocas de muchas rías son también Pollicipes pollicipes, y así lo confirman las pruebas científicas: «Las secuencias genéticas analizadas son idénticas a las de los percebes más apreciados en el mercado», asegura Manuel Rey. ¿Por qué, entonces, no tienen el mismo desarrollo? «Posiblemente se deba a una mala o deficiente gestión de la explotación», señala el coordinador del grupo. Rey apunta que puede ser la sobreabundancia de cría lo que haga que los individuos, en su lucha por la supervivencia, crezcan más de lo común en longitud para alcanzar el alimento. Pero lo que está claro es que, al no tratarse de una especie distinta, la mejor solución para seguir teniendo percebe de buena calidad en Galicia es erradicarlo, puesto que no se eliminaría ninguna nueva variedad genética. A juicio de Rey Méndez y su equipo, es necesario cambiar los planes de explotación y «la clave está en determinar cuántas unidades pueden crecer por roca, su tamaño mínimo y los períodos de veda más adecuados». La investigación sobre las diferencias genéticas del percebe tradicional y del atípico arrancaron hace apenas unas semanas, cuando el equipo supo que la Xunta había encargado a la Universidad de Oviedo un estudio sobre el percebe, un trabajo que no acabará hasta el 2006.?