
El fiscal pide seis años para Gabriel Rodríguez, único imputado por el homicidio de Manuel Ríos El juicio continuará durante toda la semana en la sala compostelana de la Audiencia
06 feb 2006 . Actualizado a las 06:00 h.Hoy se cumplen dos años y cuatro meses de la muerte del hincha del Deportivo Manuel Ríos Suárez, que falleció en las inmediaciones del estadio santiagués de San Lázaro poco después de recibir un fuerte golpe. Transcurrido este tiempo, el único acusado de la agresión, el coruñés Gabriel Rodríguez Pérez, más conocido como Gabi, dice que está convencido de que no fue Ríos el joven al que «empujó» o «desplazó» con el pie -se cuidó de evitar el término patada - al terminar el derbi que enfrentaba al Compostela y al Dépor aquel 7 de octubre. Gabriel se sienta desde ayer en el banquillo de los acusados para responder de un cargo de homicidio imprudente con agravante de alevosía, por el que el fiscal pide una pena de seis años de cárcel. La vista, que se lleva a cabo en la sala compostelana de la Audiencia Provincial, comenzó con el interrogatorio al acusado, quien, a preguntas del fiscal, reconoció que cuando ocurrieron los hechos formaba parte de la peña Riazor Blues -disuelta a raíz, precisamente, de la muerte de Manuel Ríos, aunque luego resurgió- y que, dentro de la peña, era miembro de la sección denominada Los Suaves. La noche fatídica Gabi Rodríguez contó que, al finalizar el encuentro y después de haber presenciado una batalla campal en la grada entre una parte de los aficionados coruñeses y la policía -en la que, asegura, no participó-, abandonó el campo con sus amigos Suso (Jesús Pérez) y Marcos Boquete (conocido como Lilas ). El acusado explicó que, cuando se dirigían hacia el coche, «Marcos salió corriendo detrás de un chico» y que él lo siguió porque tuvo la impresión «de que iban a agredir a Marcos». «Entonces -declaró ante el tribunal- yo me freno y le doy un empujón a un chico a la altura del culo; él se revuelve como para agredirme, pero se dio media vuelta y se marchó». Según asegura, únicamente «desplazó» al joven al que se refiere, que se encontraba parado, «sin ninguna fuerza con la planta del pie». El fiscal sostiene, sin embargo, que ese chico no era otro que Manuel Ríos Suárez, y que el «empujón» al que se refiere Gabi fue en realidad «una fortísima patada» que le causaría fractura de bazo y, como consecuencia, una grave hemorragia interna que le ocasionó la muerte poco después. Gabriel rechazó en todo momento la tesis del ministerio público y dijo que se enteró de la noticia de la muerte de Ríos Suárez por los medios de comunicación cuando ya se encontraba de vuelta en A Coruña. Y recalcó varias veces que está seguro de que «la persona a la que aparté con el pie» no es el fallecido, puesto que sostiene que el joven con el que se encaró en San Lázaro era de su altura, mientras que Manuel Ríos era más bajo. A preguntas de la defensa, el imputado dijo que se entregó voluntariamente a la Justicia «para colaborar» y recordó que en la rueda de reconocimiento la propia compañera de Ríos, Clara Castro -ya fallecida- no lo reconoció como el autor de la patada fatal.