
O PADORNELO lleva por dentro el túnel más largo del ferrocarril español. Seis kilómetros bajo la montaña y otros treinta túneles anteriores para llegar hasta ella.
11 mar 2006 . Actualizado a las 06:00 h.O Padornelo tardó en cruzarse cincuenta años de peleas localistas, veinte de proyectos y otros treinta de obras. Ahora vuelve a ser el muro que mantendrá a Galicia alejada de la modernidad en el medio de transporte más seguro, más eficiente y de más futuro, porque no necesita petróleo. Entre las deudas que reclama el Bloque a Madrid, la inusual impericia de esta semana de Touriño al hablar de infraestructuras y los aguijones de Feijoo, alias el Barón Rojo, el AVE que nunca será tal regresó de un olvido momentáneo. Es aburrido, pero trascendente. Porque durante varios años, como ya ocurrió la otra vez, se producirá la paradoja de que existirán tramos de doble vía electrificada en Galicia que no estarán conectados con el resto del mundo, ni por el este (Zamora) ni por el sur (Portugal). Como sangre las venas, nada transportan las vías si no están conectadas en una red. Y los cien kilómetros que separan Galicia de la provincia de Zamora están en bragas, y los de Portugal, en pelota picada. La declaración de impacto ambiental del tramo Ourense-Lubián puede tardar tres meses o tres años. Luego habrá que sacar a concurso el proyecto constructivo, adjudicarlo, hacerlo y aprobarlo. Le seguirán las expropiaciones y, al final, las obras, cuyo coste se calcula que duplicará el previsto de 1.600 millones. Para entonces, el Gobierno español ya no recibirá Fondos de Cohesión de la UE. Dejarán de llegar los dineros con los que financiaron González y Aznar todas las grandes obras públicas, aunque nunca hubieran invitado a los alemanes a inaugurarlas. Es probable que desde el primer proyecto que hubo sobre un tren electrificado de prestaciones medias por debajo de O Padornelo y la inauguración de la línea completa no pasen ni tanto tiempo ni las penurias de la primera línea A Coruña-Zamora, proyectada en 1912 e inaugurada en 1957. Pero hay puñados de paralelismos si se ve el documental Carrilanos, de Rafael Cid. Uno sobre todo. Volveremos a ser los últimos en tener tren y será más lento que los de las demás comunidades. No lo remediará Touriño, ni Quintana, ni Feijoo. Quizá podrían intentarlo si supieran defendernos juntos.