
TRAS DOS SEMANAS emitiendo gases y ceniza, el volcán indonesio Merapi, cuyo nombre significa «montaña de fuego», entró en erupción ayer en el centro de la superpoblada isla indonesia de Java. Una mezcla de polvo y fragmentos de piedras incandescentes, que superan los mil grados centígrados de temperatura, han comenzado a deslizarse por la ladera occidental del volcán y ya han descendido cuatro kilómetros desde la cima del cráter. Considerado por los vulcanólogos un volcán de cono compuesto, al igual que el Etna, el Vesubio o el Teide, el Merapi se encuentra a 30 kilómetros al norte de la histórica ciudad de Yogyakarta, antigua capital del país. El nivel de alerta alcanzó su punto máximo el sábado. Ante la inminencia de las erupciones, se puso en marcha la evacuación obligatoria de unas 34.000 personas residentes en la zona. Más de 50 personas murieron en 1994, en el último episodio de actividad violenta del Merapi. Sin embargo, y pese al peligro, los responsables locales seguían enfrentándose este lunes con el escepticismo y la resistencia de los habitantes, muchos de los cuales se niegan a abandonar sus hogares y sus tierras de cultivo. Se tiene conocimiento de erupciones del monte Merapi desde 1548, aunque un estudio reciente demuestra que ya estaba activo hace unos 400.000 años. La virulencia de este volcán se ha hecho notar en 1786, 1822, 1872 y 1930. En esta última ocasión mató a 1.400 personas y destruyó 13 aldeas, a pesar de queen 1924 se había establecido un sistema de vigilancia con ocho sismógrafos para controlar su actividad de forma permanente.