Los atracadores utilizaron una furgoneta robada y se llevaron más de 18.000 euros La pólvora fue colocada desde el exterior, en un buzón que comunica con el cofre de caudales
21 nov 2006 . Actualizado a las 06:00 h.Una fuerte explosión despertó a las 5.30 horas de ayer a los vecinos de la estación de servicio de Vilalonga (Sanxenxo). Momentos después, una furgoneta Citroën C-15 de color blanco abandonaba la gasolinera a gran velocidad. Tras de sí dejaba en la pared de las oficinas un agujero que mostraba el esqueleto de la caja fuerte del establecimiento. De su interior se llevaron más de 18.000 euros y 40 décimos de lotería, según Vicente Outón, propietario del negocio. El dinero correspondía a la recaudación del día anterior. Muchos de los billetes quedaron destrozados por la explosión. Al parecer, los atracadores (tres individuos que cubrían su cara con gorros negros, según los testigos) usaron para introducir el explosivo un buzón que se encuentra en la parte exterior de la pared de las oficinas y que comunica con la caja de caudales. La ranura era utilizada en el pasado para que el personal de la estación introdujera el dinero directamente sin necesidad de entrar en el establecimiento. Los ladrones se sirvieron de pólvora para reventar el cofre. La explosión arrojó trozos metálicos a unos 40 metros de distancia, agujereando una arcón de helados y el techo de la gasolinera. «Imagina lo que podría pasar si la explosión se descontrola y pilla los depósitos de gasolina; habríamos saltado todos por los aires», comentaba el propietario de la cafetería de enfrente y vecino de ese mismo inmueble. La Guardia Civil sospecha que la furgoneta con que se perpetró el atraco fue robada esa misma noche en el depósito municipal del Concello de Meaño, colindante con Sanxenxo. El personal del Ayuntamiento comunicó ayer al instituto armado la desaparición de la furgoneta de la cuadrilla de obras, de color blanco y con una franja verde, del garaje del parque móvil municipal. Fuentes del Concello informaron de que la sustracción se produjo sin violencia. Ninguna de las cerraduras del depósito se encontraba forzada.