Es más joven de lo que parece; añora tener más tiempo para la familia; y, si le toca la lotería, no dudaría en tomarse un respiro
17 dic 2006 . Actualizado a las 06:00 h.Desde que se inventó Richard Gere, dicen que las canas antes de los cuarenta le dan a uno un toque interesante. La cabellera blanca de Alfonso Rueda Valenzuela (Pontevedra, 1968), secretario general del PP de Galicia, no parece fruto de las preocupaciones; todo él transmite tranquilidad, algo que no viene nada mal en unos tiempos políticamente convulsos. -No se ofenda, pero antes de llegar hice una encuesta callejera y, al preguntar por Alfonso Rueda, me salía de todo. Que si es un actor, un escritor... Pocos sabían que es el secretario xeral del PP. ¿Se da poco a conocer? -Yo me limito a hacer mi trabajo. Un secretario tiene que dedicarse, sobre todo, al partido. Y el partido sí que me conoce. A mí me preocuparía no ser conocido por el partido. -Me contó un pajarito que antes firmaba usted como Alfonso Rueda «de Valenzuela», pero ahora ha eliminado el «de» ¿Eso es por lo de la renovación? -Me parece más sencillo, pero no le doy importancia a esas cosas. Hay gente que cree que tener un apellido compuesto te identifica con algo. A mí no me lo parece. -Un paréntesis: cuando hablamos, el jueves por la mañana, acaba de fallecer Loyola de Palacio. Y otra vez esa cruel realidad que nos recuerda que no somos nada... -Nos ha dejado muy mal cuerpo. Era una mujer muy trabajadora que, además, tenía mucha relación con nosotros, incluso para la cosa más pequeña aquí la tenías. -En cualquier caso, la vida sigue. A lo que íbamos: usted y Alberto Núñez Feijoo representan esa sabia nueva, la renovación. ¿El PP gallego ha terminado de renovarse? Me da que no... -El PP, lo que tiene que hacer es parecerse, cuanto más mejor, a la sociedad gallega. Y un partido de cien mil afiliados tiene que ser variado. No se trata de cambiar a unas personas por el hecho de cambiarlas, hay que renovar ideas, pero como algo normal, sin crear ningún tipo de trauma. -Hay quien cree que, en Ourense, en Lugo, las cosas de palacio van despacio. -Insisto. Vamos renovando según creemos. Pero no hay que centrarse en personas, sino en ideas y estructuras. La evidencia de que lo estamos haciendo bien es que el partido se mantiene unido. -Igual no es malo estar de vez en cuando en la oposición, un pasito para atrás para ¿coger impulso? -Nadie elige estar en la oposición pero, una vez que estás, hay que aprender de esta situación. Hay quien dice que es bueno estar en ese lado, pero yo no creo en eso. Ahora, también creo que hay que aprovechar para aprender, reorganizarse y cumplir el objetivo que tenemos, que es volver a gobernar. -En un puesto de estos, habrá que hacer renuncias familiares, personales... -Muchas. Yo tengo dos niñas pequeñas y es lo que peor llevo, no verlas tanto como querría. Tienen dos y tres años. -Todavía no dicen por ahí: «Mi papá es secretario general del Partido Popular»... -La mayor sí. El otro día, en el colegio, soltó: «Mi papá trabaja en el pepé». -Claro, es fácil, papá, pepé... -Igual es por eso, pero me hizo gracia. -¿Se cuida? -Hay que cuidarse. Yo tengo buen pico, me gusta comer, tomarme mis cervecitas... Hace cinco o seis años empecé a cuidarme, a correr. Ahora corro en Pontevedra tres o cuatro días por la mañana, tempranito. -¿Le ha escrito ya la carta a los Reyes? -En lo profesional, a los Reyes les pido que me salgan bien las municipales. En lo personal, tener un poco más de tiempo para la familia. -¿Como desenchufa? -Me gusta caminar, hacer rutas del Camino de Santiago, ir a cenar... También salía bastante por la noche, pero ahora, que me quiten lo bailao. -Si el viernes le tocase la lotería de Navidad ¿Seguiría trabajando? -Si me toca el gordo, te juro que, al menos durante unos días, las municipales se me olvidarán completamente, te lo firmo ahora mismo, si quieres. Pero primero que me toque, luego hablamos.