
Crónica | Alumnos combaten el fuego con árboles autóctonos El instituto Pazo da Mercé, en As Neves, ha talado su bosque de eucaliptos porque propagaba los fuegos; ahora plantará 500 carballos, castaños y alcornoques
19 ene 2007 . Actualizado a las 06:00 h.?l instituto Pazo da Mercé, de As Neves, donde cursan estudios 250 alumnos, ha declarado la guerra al eucalipto que crece asilvestrado en los terrenos que lo rodean. El centro escolar fue evacuado hace dos años a causa de un incendio forestal que se propagó a través del bosque de eucaliptos bravos, de 4.000 metros cuadrados de superficie. El fuego casi llegó a las aulas. «Este árbol es como la gasolina; crecen todos juntos y transportan las llamas velozmente por encima de las copas. Son un peligro», dice Paulino Flores, presidente de la asociación de padres. La solución llegó con una iniciativa pionera y ecológica: plantar una barrera natural contra el fuego. Estará compuesta por especies autóctonas como carballos, castaños y sobreiras (estos alcornoques irán a la zona más seca del monte). Los alumnos pretenden cavar agujeros suficientes para plantar entre 300 y 500 brotes nobles de vivero. La directora del centro, Rosa Gómez Gallego, miraba ayer hacia el paisaje de viñedos de O Condado y comentaba: «Estamos nun entorno privilexiado e tentamos educar aos alumnos no coidado do medio ambiente». La ventaja de estos árboles es que, si se mantienen limpios y una vez desarrollados, las hojas caídas al suelo ahogan la maleza. «Actúan como una barrera natural», afirma Paulino Flores. Tala Una patrulla forestal de la Xunta realizó la tala de eucaliptos recientemente. «Ninguén quixo mercar a madeira, pois custaba moito apañala», dice la directora. Ahora los brotes renacen como setas sobre los troncos cortados y las ramas amontonadas en fila. «Non morren con nada, salvo pola falta de luz», se queja Gómez, que sospecha que esta especie australiana tuvo que ver con la aridez de una presa de agua cercana. Pero los estudiantes han aprendido la lección: «O carballo é mellor», asegura uno mientras camina por los restos de cenizas del último incendio, junto al aparcamiento del instituto. Para arrancar los brotes de cuajo, la Diputación de Pontevedra enviará la próxima semana una excavadora que allanará el monte, en cuesta. La idea es habilitar tres terrazas o bancales con calles amplias que permitan acceder a la finca a un coche motobomba de extinción de incendios, regar las nuevas plantas en verano o pasar la desbrozadora para mantenerlos limpios. Los profesores se han entusiasmado con la idea y su sueño es añadir a la carballeira un invernadero y una estación meteorológica. Los árboles proceden de los viveros de la Xunta, que los donará al instituto y también a asociaciones que los pidan con fines benéficos. Otros serán cedidos por la mancomunidad de montes de Tortoreos, Liñares y Ribarteme. Incluso el Parlamento les ha enviado un carballo. La plantación comenzará en primavera. Los expertos sugieren, en todo caso, que la siembra se demore hasta finales de octubre para dar tiempo a que arraiguen y resistan el calor del verano.