La noria se instaló en la capital aprovechando las Festas da Ascensión. Desde ella se ve toda la ciudad.
17 may 2007 . Actualizado a las 07:00 h.A LOS mandos de la noria más grande de España, que ya gira en el parque de la Alameda, en Santiago, se encuentra Diego Sánchez Hernández. Tiene 27 años, unas gafas de sol que no se quita nunca y una sonrisa andaluza. Es de Úbeda (Jaén) -«sí, de donde los cerros, pero ya no hay», explica- y es el que controla la atracción más sorprendente de cuantas han tomado Compostela estos días. Estos días, el bicho metálico preside majestuoso el cielo compostelano. Desde cualquier punto de la ciudad se puede ver entre los tejados. Como si se tratara del London Eye de la capital inglesa, la noria de Santiago es el ojo que vigila la ciudad y sirve a los compostelanos para observar la capital desde un punto de vista diferente habitual. Y por tres euros. Como apenas ningún techo de Santiago es más alto que la catedral, la máquina permite ver todo desde arriba. Claro que en la capital son las fiestas locales, las de la Ascensión, y cada uno va como puede. En la madrugada de ayer la noria estaba funcionando a todo trapo: grandes colas, gente subiendo sin parar... Una marea humana tomó las calles. Llegaron jóvenes de toda Galicia aprovechando que el Día das Letras es festivo. El caso es que, en plena juerga, un chaval se puso a orinar desde lo alto del aparato, muy tranquilamente. Y se montó buena para los que estaban en la parte de abajo. Pero el hecho se quedó en una simple anécdota de un día de borrachera. Diego Sánchez explica que ayer el aparato no dejó de funcionar hasta las siete de la madrugada. Aún a esas horas la gente le pedía que fuera más rápido. De noche, además, el espectáculo es doble, porque al tamaño de la máquina se suma el hecho de que vaya iluminada. Para instalarla hicieron falta una semana y dos grúas. La empresa Sánchez, propietaria de la atracción y ya veterana en Compostela, tiene una máquina de veinte toneladas. En Santiago, al estar en lo alto del parque de la Alameda tuvieron que alquilar otra grúa de 80 toneladas, dado el poco espacio disponible para instalar el aparato y el desnivel del propio parque, que tiene un pequeño relieve. Para la empresa no es una situación nueva. «Tenemos tres norias», dice Diego Sánchez, que reconoce que en ningún sitio es tan difícil de montar como en Santiago. Explica que van moviendo las atracciones por toda España, según los van llamando. De hecho, antes de estar en la capital gallega estuvo en la Feria de Abril de Sevilla. De ahí, probablemente, al cielo.