Al sargento de Pedrafita, Javier Balboa, le extrañó profundamente en la noche del pasado viernes, cuando regresaba de O Cebreiro a la capitalidad municipal, que un quitamiedos de la carretera estuviese destrozado. Un sexto sentido le hizo detener su vehículo particular (en ese momento no estaba de servicio) y comprobar si se había producido un accidente. Acertó de pleno. Del fondo del barranco provenían los gritos de auxilio de una joven.
El agente, al asomarse al borde de la carretera, distinguió las luces de un vehículo, a unos 250 metros de profundidad y en una zona de muy difícil acceso. Quien estaba en el fondo era Soraya López Aira, de 23 años. Esta joven conducía un todoterreno que, por causas desconocidas, saltó la valla protectora y se precipitó al vacío. A duras penas consiguió explicarle al sargento que en el coche también iba su madre, pero que allí no estaba y que no sabía dónde podía encontrarse.
En ese momento y, con la finalidad de obtener ayuda, el guardia de paisano le dio el alto a un vehículo que pasaba por el lugar, pero el conductor hizo caso omiso. Seguidamente pasó una joven que sí paró porque reconoció al sargento. Fue ésta quien se encargó de pedir ayuda mientras el agente iniciaba el descenso por el terraplén para auxiliar a las víctimas.
Cuando estaba a medio camino de llegar al coche, se encontró con Blanca Aira Becín, de 59 años, entre la maleza, medio inconsciente y sangrando abundantemente por la cabeza. No se lo pensó dos veces, cogió a la mujer en brazos y la subió hasta la carretera contando con la ayuda de un pariente, también guardia civil, al que había avisado previamente porque sabía que estaba cerca del lugar, así como de un desconocido que se prestó a ayudar.
La operación todavía no estaba cerrada. Quedaba por rescatar a Soraya. Javier y otra persona bajaron hasta donde se encontraba el coche, pero, antes de extraer a la conductora que estaba dentro, tuvieron que cortar las ramas de un pino que tenían atrapada dentro del vehículo a la muchacha, que presentaba golpes y que llegó a perder el conocimiento en algún momento. Madre e hija aseguraron ayer en la habitación de un hospital lucense que habían vuelto a nacer.